Alejandra de Pedro, psicóloga, sobre la gestión de la ansiedad: "Pesa mucho más la influencia de lo emocional"

La experta especializada en ansiedad y gestión emocional asegura que nuestro cerebro no está hecho para que seamos felices, sino para sobrevivir.

Alicia Alarcón
Alicia Alarcón

Redactora digital de Lecturas

Alejandra de Pedro
'ADP' Psicología

Los trastornos de ansiedad son cada vez más comunes. Así lo confirma la Organización Mundial de la Salud (OMS) que solo en 2019 registró más de 300 millones de casos. Según los datos recogidos, un 31,3% de la población padece síntomas de ansiedad. También existe un importante porcentaje que sufre estos síntomas, aunque no es consciente ello. Lo cierto es que, en algunas ocasiones, la ansiedad puede confundirse con trastornos de pánico, fobias, depresión u otras patologías similares. Sin embargo, la ansiedad es diferente. Tal y como ha determinado la ciencia en base a varios estudios, es un mecanismo de defensa natural de nuestro organismo frente a estímulos externos o internos que se perciben como peligrosos. 

El poder de la ansiedad sobre nuestros mecanismos de supervivencia 

Superar un trastorno de ansiedad no es una tarea sencilla, aunque sí posible. Así lo asegura Alejandra de Pedro, psicóloga general especializada en parejas, ansiedad y gestión emocional. La experta que aborda temas de salud en sus redes sociales ha compartido los dos motivos por los que es tan difícil reducir la ansiedad. "Tu cerebro no está hecho para que seas feliz, está hecho para que sobrevivas", es el pilar fundamental que explica el funcionamiento de la ansiedad. Aun así, Alejandra ha diferenciado dos situaciones para explicar esta condición y también las claves para superarla poco a poco.

"Existen dos tipos de errores que podemos cometer a la hora de valuar una situación", explica. "Uno de ellos es el error de tipo uno o la falsa alarma que sucede cuando me pongo en alerta ante una situación que no era una amenaza real", señala la experta en psicología. Para entender mejor esta condición, ha ejemplificado situaciones reales que cualquiera puede afrontar. "Voy por la calle caminando, escucho unos pasos y me pienso que es un atracador, pero resulta que no lo es", explica. Este sería el primer error que menciona en relación a la ansiedad. "Luego está el error de tipo dos, que es el falso negativo", señala.

En este caso, la reacción de una persona que se encuentra en la misma situación que la ya mencionada es diferente. "Voy por la calle, oí unos pasos, pensé que no era nada y resultó que era un atracador", relata. Según la joven psicóloga, las consecuencias de un falso negativo son mucho más catastróficas que las de un falso positivo. "Si pensaba que era y luego resultó no ser, lo único que me llevo es un buen susto y luego un alivio con lo cual me siento hasta mejor, pero si no me he alertado, mi vida puede correr peligro", destaca.

El error de tipo dos es aquel cuyo modo de alerta no nos deja descansar y provoca ese estado de inquietud y malestar. "A tu sistema límbico, a esa parte emocional de tu cerebro, le da igual que te pases toda la noche preocupado, le da igual que no duermas, le da igual que seas infeliz con tal de que estés más alerta y más preparado para lo que sea", señala. Esta sería la conducta de nuestro sistema que más daño nos provoca cuando sufrimos un episodio de ansiedad. Sin embargo, existen ciertas claves con las que podemos gestionar su impacto y reducir los niveles de ansiedad.

Las claves para reducir la ansiedad

"Reducir la ansiedad no es fácil. Estás luchando contra mecanismos de supervivencia muy ancestrales", asegura Alejandra de Pedro. Sin embargo, quienes padecen esta patología pueden hacer frente a ella poco a poco mediante una serie de consejos. "Vas a tener que hacer un esfuerzo muy consciente por dejar de lado esa creencia de que estar preocupado te prepara para lo peor porque es verdad. Probablemente te haya protegido pensar así en algún momento. Quizá vengas de una infancia caótica, de un entorno un poco inestable, pero ahora esa misma conducta te está haciendo daño", explica.

En su lugar, la experta asegura que hay que "hacer un gran esfuerzo por reducir los niveles de activación fisiológica". En este sentido, no es suficiente con el trabajo cognitivo. "No basta con que te pongas a dialogar contigo mismo, a aplicar el pensamiento crítico, a racionalizar las cosas", defiende. El motivo detrás es que las conexiones neuronales que van desde nuestro sistema límbico (la parte emocional del cerebro) hacia la corteza prefrontal, que es la parte racional, "son mucho más rápidas y mucho más potentes que viceversa".  "Es decir, pesa mucho más la influencia de lo emocional sobre lo racional que viceversa", explica. 

"Si quieres reducir la ansiedad sí o sí tienes que introducir en tu día a día alguna práctica que induzca tu cuerpo a un estado de relajación". Algunos ejemplos son las meditaciones, el yoga, taichí, estiramientos o relajación muscular. "Lo que sea que prepare un poco el terreno, que rebaje un poco esa activación para después tener una base más sólida sobre la que podemos aplicar ese pensamiento crítico y ese trabajo más cognitivo de la relativización de los miedos", sentencia. En cualquier caso, terminar con la ansiedad puede llegar a ser un proceso muy lento dependiendo de su gravedad, pero hay que recordar que es posible.