"Las emociones proceden de una parte del cerebro llamada sistema límbico. No es inteligente. Simplemente crea estos sentimientos, impulsos y deseos, no hay nada consciente en ello. Si te detienes ahí con tus emociones, serás manejado por ellas, y eso no es lo que quieres. Debes transmitir la experiencia a tu corteza prefrontal para que puedas decidir qué significan las emociones y cómo vas a reaccionar. Solo tu cerebro consciente puede hacer eso, pero necesitas técnicas", explica Arthur C. Brooks en el medio de comunicación ‘Big Think’.
Una recomendación que no prescribe cualquiera. Brooks es un avalado experto en felicidad muy de moda en la actualidad, además, porque este mismo año ha escrito el libro 'La felicidad no es la meta, y la infelicidad no es la enemiga' junto a la famosísima presentadora de televisión estadounidense Oprah Winfrey. En la reciente conversación publicada, el profesor de Harvard también habla de un concepto muy poco escuchado hasta la fecha: la metacognición.
¿Qué es la metacognición?
"La metacognición es la conciencia de la conciencia; es pensar sobre pensar. Lo que realmente estás haciendo es reflexionar sobre lo que está sucediendo en tu vida emocional. Pensar en tus propias emociones de tal manera que tu corteza prefrontal puede mirar tu sistema límbico", explica el escritor de 'La felicidad no es la meta, y la infelicidad no es la enemiga'. Dicho de otra forma, una nueva habilidad a interiorizar.
Pararte un momento y preguntarle a tus emociones en cada momento es lo que sugiere. Un sencillo acto que te permitirá no estallar cuando estés enojado o no ponerte, por ejemplo, en el peor de los escenarios posibles ante la habitual sensación de incertidumbre. "Hay muchas investigaciones que demuestran que las personas que son capaces de moderar sus sentimientos, de manejar sus sentimientos, son mucho más felices que las personas que son reactivas”, explica Arthur C. Brooks.
Poner en práctica estos tres consejos te hará 'metacognitivo'
¿Cómo se consigue? Usar sus tres avaladas técnicas puede ser un buen comienzo. Diseñadas y también desarrolladas por el prestigioso profesor norteamericano, podrían ayudarte a perfeccionar la denominada como ‘inteligencia emocional’ para los psicólogos. Aquí van:
- Elabora recuerdos bonitos. La ciencia lo confirma: el ser humano es negativo por defecto. Memorizamos mucho más las malas experiencias que las positivas o placenteras, por lo que Brooks propone todo lo opuesto. Que priorices lo bueno sobre lo malo. Con ellos saldrás del pesimismo, la tristeza o la frustración cuando lo necesites.
- Escribe un diario. Y mejor si es en papel, para disfrutar más de la experiencia. Dejar constancia en un diario tus sensaciones o emociones te ayudará a verlas con distancia y expresarlas con palabras escritas de tu propio puño y letra. Y, siempre, hazlo desde el cariño hacia ti mismo, la amabilidad y sin juzgarte en ningún momento. Después de unos días, verás aumentado considerablemente tu autoconocimiento y, además, harás más plenos a tus seres queridos gracias a tu desarrollada empatía.
- Encuéntrale un sentido a las experiencias no tan positivas. Como se suele decir, de todo se aprende. Y de los malos momentos, según el reconocido experto en felicidad y psicología, es de donde se puede aprender a poner en valor lo positivo. Dar con el equilibrio en la vida nos permite gestionar mejor el hoy y poner orden, principalmente, sobre aquellas emociones que tanto nos perturban.
"Usa tu corteza prefrontal" a partir de ya mismo
"Deja de ser tan límbico", "Usa tu corteza prefrontal" es, en resumen, lo que Brooks quiere transmitir con estos tres ‘tips’ que aportarán y mucho a tu madurez mental, cerebral y, sobre todo, en esa búsqueda de la felicidad relativa como él mismo la denomina. Y es que, como ha explicado también hace solo unos días en el medio de comunicación español ‘Aceprensa’, “hay que tener en mente que llegar a la felicidad absoluta es imposible y perseguirla llevará a una profunda frustración”.
"Durante estos cinco años en los que llevo dedicándome a esta labor, mi propia felicidad ha aumentado, soy un 60% más feliz que hace 5 años", explica en el citado medio. "Y lo puedo medir científicamente, porque tengo las escalas que entrego a mis alumnos, que yo también hago, y el resultado es que soy un 60% más feliz porque tengo mejores hábitos". Clarke decidió centrar su carrera en la felicidad, en el estudio científico concretamente. "Cuando tomé esta decisión, cuando vi que ese era el camino, empezaron a aparecer muchas oportunidades, unas diez, de diferentes universidades de prestigio", explica.
"El primer error, con diferencia, es pensar que la felicidad es un sentimiento. No lo es. Los sentimientos son indicios de la felicidad, pero no son la felicidad. Es como confundir el olor de la cena con la cena. Tienes el olor de la cena en la casa de tu madre y dices ¡ah, qué bueno!, pero eso no es la cena", explica de forma muy didáctica. No en vano se ha convertido en uno de los gurús de la felicidad.
La ciencia de Arthur C. Brooks
"Si no tuviéramos estas emociones, estaríamos muertos. Necesitamos la infelicidad para aprender, para crecer, para existir en el mundo, para sobrevivir. Hay que tener en mente que llegar a la felicidad absoluta es imposible y perseguirla llevará a una profunda frustración. Siempre". Su toque didáctico y la capacidad que tiene de transmitir han hecho de Clarke uno de los expertos más seguidos en el campo de la felicidad.
"La amistad también es muy significativa para la felicidad, pero la gente tiene cada vez menos amigos. Lo mismo pasa con las relaciones familiares", apunta en la entrevista. "La gente no se está casando, no está teniendo hijos, y el amor familiar es fundamental para la felicidad". Para Clarke encontrar la felicidad es encontrar el sentido a la vida. Y para ello lo tiene claro: "El objetivo es ser más feliz que ayer, más feliz que el año pasado. Esa es la esperanza".