Cada vez es más habitual que coexistan dos reyes o reinas en el tiempo. Prueba de ello es la Casa Real de los Países Bajos, la Casa Real de Dinamarca y la nuestra propia. Esa situación provoca una revolución en lo referente al protocolo. ¿Cómo se debe comportar la reina emérita con la reina vigente, y viceversa?
En Lecturas hemos hablado con María José Gómez Verdú, experta en protocolo y etiqueta, sobre las circunstancias a las que se enfrentan los miembros de la familia real en según qué momentos y, al fin, descubrimos qué es lo correcto en cuanto a normas protocolarias se refiere.
"El saludo entre reinas dentro de una misma casa real combina jerarquía, tradición y diplomacia", manifiesta para hacer hincapié en la reina Letizia y la reina Sofía. Una situación muy concreta para la que el protocolo se justifica con un matiz, "esa distinción entre reina consorte, reina viuda y reina madre".
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"El principio básico del protocolo establece que la precedencia la tiene la reina en ejercicio, ya que es quien ostenta el título de manera oficial y activa", en este caso doña Letizia, Máxima de Holanda o Mary de Dinamarca. Sin embargo, hay ocasiones en las que las reinas consortes se rinden a sus suegras por un motivo que se aleja por completo de las normas.
Gómez Verdú lo justifica en una "deferencia a la experiencia y el respeto a la figura de una reina viuda o abdicada que también juega un papel clave". Y continúa: "Aunque la reina Letizia tiene precedencia sobre Sofía, y lo mismo ocurre con Máxima sobre Beatriz y Mary sobre Margarita, lo correcto sería que la reina en ejercicio tome la iniciativa de saludar primero a la reina viuda o madre, como muestra de cortesía y reconocimiento a su legado".
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Letizia y Sofía, cada una por su lado: muy pocos actos juntas
Hace más de una década que doña Sofía le cedió el testigo a doña Letizia en lo que a obligaciones reales se refiere. Aunque la madre de Felipe VI mantiene una vida pública muy activa a sus 86 años, lo cierto es que cada vez es menos habitual verla junto a su nuera.
Sus apariciones públicas juntas se limitan a los Premios Princesa de Asturias, donde doña Sofía ocupa el palco mientras que los reyes presiden el acto desde el escenario, y las vacaciones privadas de la familia real en Palma de Mallorca. Días felices en los que las podemos ver en una faceta más distendida y familiar. Es en estos momentos donde podemos ser testigo de esa "deferencia", una atención especial que según la experta "no implica sumisión ni altera la jerarquía, sino que refuerza la elegancia y el respeto intergeneracional dentro de la realeza".
Más evidente se hace en otras casas reales como la de los Países Bajos o Dinamarca, donde las reverencias siguen muy presentes.
El saludo correcto entre la reina Letizia y doña Sofía dentro y fuera de palacio
Después de años de férreo protocolo, don Felipe y doña Letizia han erradicado las reverencias en los actos públicos que presiden por un motivo muy simple: ser más naturales y accesibles. No obstante, María José Gómez Verdú destaca cómo la norma de etiqueta pauta que debe ser ese saludo entre reina y reina.
"En un ámbito formal, un besamanos o una leve inclinación de cabeza puede ser suficiente. Sin embargo, en un contexto más familiar, lo habitual es un beso en ambas mejillas o incluso una ligera toma de manos, un gesto que humaniza la relación sin romper el protocolo", explica la experta. Gestos que se repiten continuamente no solo entre doña Letizia y doña Sofía sino también en el resto de casas reales europeas.
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La realidad es que en la actualidad esa rigidez en cuestiones de protocolo se ha suavizado dando paso a interacciones mucho más naturales. Esto también se ha visto reflejado en la relación entre la reina Letizia y doña Sofía, "donde a veces el saludo puede parecer más distante o más cercano según el momento". En contraste, Máxima y Beatriz han demostrado una dinámica más fluida, posiblemente porque la abdicación de Beatriz fue voluntaria y con gran aceptación, de la misma forma que la de la reina Margarita de Dinamarca.