Adiós al cambio de hora: la fecha exacta en que España podrá decir ya no atrasar más el reloj

En 2026 las autoridades se plantearán abolir esta norma horaria que instauró Franco. En Ucrania, por ejemplo, ya no tendrán que cambiar sus relojes nunca más

Enrique Espada

Periodista especializado en actualidad

Actualizado a 19 de octubre de 2024, 21:34

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Nuestro país, de nuevo, apunto de afrontar otro nuevo cambio de hora. Se efectuará entre los días 26 y 27 de este mes. Todos nuestros relojes se retrasarán una hora hasta el próximo 30 de marzo, y a partir de entonces otra vez la vuelta al horario de verano. Rutina que se lleva repitiendo desde hace décadas -se comenzó a hacer en los 70- y que, cada vez que se acerca el momento, abre a la vez el eterno debate: ¿es necesario? ¿será más beneficioso que perjudicial?

El principal fin del cambio de horario, cuando se impuso esta práctica, era el de ahorrar energía para adaptarnos así mejor a las horas de luz natural. Actuación que buscaba claramente reconciliarnos con la salud del planeta y ser más eficaces con los recursos eléctricos, pero casi medio siglo después expertos y entendidos en la materia lo cuestionan profundamente. Van ya muchas investigaciones que acreditan científicamente que el ahorro no es tan grande. Más bien, insignificante...

A partir de 2026 podríamos ser como Ucrania

Oídos sordos por parte de nuestros políticos -como con muchos otros asuntos-. Y es que, recientemente, el Boletín Oficial del Estado confirmó que estos cambios se mantendrán en vigor hasta el año 2026. Aunque el BOE también deja una puerta abierta a que nuestro país podría eliminar esta norma horaria, pese a recalcar que dicha decisión no debe tomarse de una forma tan ‘apresurada’. Porque incluso entre los expertos, la respuesta no está del todo tan clara.

“No es aconsejable producir ningún cambio precipitado en los husos horarios mientras no exista un consenso compartido y una difusión práctica a nuestra ciudadanía de los riesgos y oportunidades que comporta”, se extrae de un documento oficial presentado por una Comisión de expertos en 2019.

Un 62% preferiría eliminar para siempre los cambios de hora

Pero vayamos a la calle. ¿Qué opinamos al respecto los españoles? Un dilema que se intensifica año tras años y que también divide prácticamente a nuestra sociedad en dos, como ocurre con muchos otros asuntos. También en 2019, el CIS elaboró un sondeo para conocer de cerca la opinión de los ciudadanos. Un 62% del universo total preferiría eliminar los cambios de hora y, dentro de este grupo, el 65% optaría por el horario de verano durante los 365 días.

Si el debate está candente en la calle, más lo ha estado en las altas instituciones internacionales de la Unión Europea. Tanto que en 2018 mandaron hacer una gran consulta entre los ciudadanos europeos para conocer el sentir popular. 4,5 millones de personas en total, de las que un aplastante 90% votaron acabar drásticamente con este tradicional cambio de horario que todos los años se repite dos veces.

Razón esta por la que el Parlamento Europeo, por una vez, tomó una rápida y sabia decisión tras conocer el definitorio resultado: que cada país miembro hiciese lo que estimase oportuno. Y algunos recogieron rápidamente el guante. Un buen ejemplo es el de Ucrania, pues es un país en el que desde octubre de 2023 el cambio de horario pasó a la historia.

Somos, de nuevo y literalmente, 'la excepción ibérica’ 

A este debate prácticamente mundial sobre el cambio de hora, en España se suma a otro directamente relacionado. Y es que desde 1940 nuestro país se encuentra desalineado entre el huso horario y su emplazamiento geográfico. El que seguimos no se corresponde con el real, puesto que seguimos el Horario Central Europeo (CET) -corresponde a países como Bélgica o Alemania- en lugar de seguir el Horario del Meridiano de Greenwich (GMT) -el que corresponde a Portugal, Reino Unido y Canarias-. Excepción ibérica, nunca mejor dicho.

¿Por qué desde casi principios del siglo XX? Porque fue una de las ideas que el generalísimo implantó durante su dictadura para acercarnos todavía más a la venerada y moderna Europa, por aquel entonces. Gracias a él, desde entonces en España vivimos una hora por delante del sol en invierno y hasta dos en los meses de verano. Principalmente son los médicos y expertos en bienestar los que critican esa desincronización tan acusada sobre todo en junio, julio, agosto y septiembre. Sus consecuencias en los ciclos biológicos del ser humano son más profundas de lo que cualquiera podríamos suponer, tanto como los inconvenientes que conlleva en la vida profesional y personal de cualquier ciudadano de a pie.

Mientras esperamos a que dentro de dos años nuestros políticos tomen o no la decisión de abolir esta arcaica rutina horaria original del Franquismo, nos tendremos que consolar con el simple hecho de que nuestros smartphones hacen el cambio de hora ellos mismos, de forma completamente automática. Eso sí, recuerda que a tu reloj de pared o cualquier otro analógico que todavía utilices no puedes pedirle tanto: tendrás que retrasar la hora con tus propios dedos.
 

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