No quiero un partido de tenis de reproches con mi hermana

La sensación que tuve es que mi hermana llegó nerviosa a mi casa, o eso creo yo. Ella estaba contenta, pero con cierto nerviosismo. Lo entiendo perfectamente. Venía a mi casa, estaba mi hija, su novio, mi madre y buenos amigos que forman parte de su vida. De alguna manera, era romper ese hielo rodeada de gente, que muchas veces es lo más fácil. No me lo preguntéis más, porque no hemos hablado de nada del conflicto. Ya dije hace unos días que lo más fácil era, de momento, verse con normalidad. Cuando se retome esa relación, nos sentaremos a hablar. Nunca he querido quedar en un sitio para abordar expresamente el problema. No quiero ese partido de tenis de reproches. Espero que sea todo con más normalidad y naturalidad. Tengo que reconocer que mi hermana estuvo especialmente divertida. No paramos de reírnos en toda la tarde con Carmen. Eso lo pueden corroborar mi amigo Kike Calleja y su prometida, Raquel. Carmen es una persona con un gran sentido del humor y cuando lo pone en práctica lo hace muy bien. Esa actitud allanó muchísimo que en ningún momento hubiera tensión y todo se desarrollara como siempre, como si nunca hubiera pasado nada. Todos pusimos de nuestra parte para que fuera así: empezando por Alejandra, Carmen y su marido y terminando por mis amigos. En un momento dado se me ocurrió que podíamos hacernos una foto. Al final vivimos y compartimos nuestra vida en las redes sociales. Nos hicimos una foto normal y otra de broma haciendo que nos tirábamos de los pelos. Era la mejor manera de decir: “Basta ya”. Eso no quita que ninguna de las tres no sepamos en el medio y los programas que trabajamos. Tengo claro que no nos lo van a poner fácil. Interesa más una guerra en los platós que una paz mediática. Las tres somos conscientes de ello. Esto no significa que ningún programa tenga la culpa de lo que ha pasado, que quede bien claro. Siendo honestas, nuestros trabajos no son lo más fácil y estamos rodeadas de muchas opiniones que no van a nuestro favor.