Después de casi 40 años trabajando en televisión, me enfrento, aunque os parezca increíble, a un nuevo reto. Cuando piensas que casi has tocado todos los palos en tu profesión –digo casi porque todavía no han sido todos–, me toca cantar en directo con artistas. Esto me ha sometido estos días a un estrés insoportable. He tenido pesadillas por las noches y he soñado con la letra de la canción; a todo eso se une la enfermedad que padezco en las cuerdas vocales, porque tengo un edema de Reinke. Tras la Semana Santa mi otorrino me dijo que necesitaba reposar y cuidar más la voz, lo que me impide forzarla. Me da miedo subir un tono y hacerme daño, porque no solo trabajo con mi cara, mi cuerpo y mi mente. Mi verdadera herramienta para trabajar es mi voz. Quiero expresar mi más profundo agradecimiento a Toñi y a Encarna, las Azúcar Moreno, por su cariño, por su generosidad, por tranquilizarme, por apoyarme y, en definitiva, por ayudarme a ser capaz de sacar todo adelante. Las conozco desde hace muchos años y sé que su relación con Mediaset ha sido de buenos y malos rollos.Cantar juntas fue una oportunidad de reconciliación para que volviera el buen rollo entre ellos, ese que no se debió perder. Reconozco que me puse nerviosísima con la actuación de mi hermana. No lo puedo evitar. Prefiero que me ocurra a mí una catástrofe en directo a que le pase algo a ella. Os parecerá exagerado y alguno dirá que soy una dramática, palabra que les encanta, por cierto, a unos cuantos. Al ser la mayor y tener ese instinto de protección no puedo, ni quiero, evitarlo. No hago mal a nadie y, si lo hiciera, me lo haría a mí misma.
Terelu cantó en el Mediafest junto a las Azúcar Moreno