Era verano, como ahora. Agosto, 1990. En el palacio de Marivent caía el sol a plomo sobre el porche y las escaleras donde solía posar todos los veranos la familia real, a pesar de que ya era media tarde. Los periodistas ingleses y españoles casi habían llegado a las manos en esos días, en Mallorca, tratando de conseguir la foto más buscada, la de Lady Di y sus hijos bañándose libremente en alguna cala y ahora, a codazos, trataban de posicionarse para la foto de grupo; los diarios de todo el mundo estaban retrasando su cierre para poder incluirla.