“Los padres de la pequeña Nadia ingresan en prisión"

Mayka Navarro

Periodista especializada en sucesos y en ‘true crime’

Actualizado a 14 de agosto de 2024, 06:35

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Recuerdan a Nadia? Seguro que sí. Sus padres, Fernando Blanco y Margalida Garau, la pasearon sin pudor y toda la avaricia por platós y medios de comunicación pidiendo dinero para la cura de la pequeña. La niña padecía y padece una enfermedad rara, eso fue lo único cierto en toda la historia, pero no mortal como aseguraban sus progenitores, y de hecho hace tiempo que aquella niña es una joven que cruzó el umbral de la mayoría de edad. Sus padres ingresaron recientemente en la prisión de Palma de Mallorca tras haber sido detenidos por la Guardia Civil en sus domicilios de Palma y de Santa María. Ambos habían sido condenados por estafa ya que recaudaron cientos de miles de euros que supuestamente destinaban a pagar la atención médica de la niña pero que en realidad gastaron para proporcionarse una vida de lujo a costa de la buena fe y la generosidad de miles de personas que confiaron en ellos.

La Guardia Civil recibió una solicitud de la sección primera de la Audiencia Provincial de Lleida, para que se procediera a la detención e ingreso en prisión de ambos. El área de personas de la Policía Judicial de la Guardia Civil en Baleares fueron los encargados de localizarlos, detenerlos y proceder a su ingreso en prisión para cumplir las condenas, él de cinco años y ella de tres, después de que el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña y el Tribunal Supremo ratificaran las penas. En 2010 crearon una fundación para conseguir fondos. Tras varios años recaudando dinero se descubrió que no había sido utilizado para la cura de la niña que sí padecía una enfermedad rara cuyos efectos eran “alteraciones cutáneas, oftalmológicas y trastorno del desarrollo y del lenguaje en un contexto de inteligencia límite”, según determinó la sentencia de la Audiencia de Lleida. 

Pero, a diferencia de lo que aseguraban entre lágrimas, esta dolencia no suponía una riesgo vital inminente. Los padres se convirtieron en habituales en programas de televisión, que utilizaron para inspirar compasión y conseguir fondos. Durante el juicio se demostró que de los más de 400.000 euros que recaudaron apenas 3.000 se utilizaron para hacer un tratamiento en la Clínica Universitaria de Navarra. Los padres construyeron una gran mentira durante años y aseguraron que la niña había recibido tratamientos extremadamente caros en diversos hospitales de medio mundo, pese a ni siquiera tener pasaporte. El fiscal acusó a los padres de haber convertido la enfermedad de la menor en la principal fuente de ingresos de la familia durante una década.

Maquinaria para estafar

La historia de Nadia empezó hace 19 años, cuando nació en abril de 2005 en el Hospital Universitario Son Llàtzer, en Palma. La bebé no llegaba ni al año cuando su madre empezó a orquestar el trampantojo en el que se convertiría su caso. Publicaba en Facebook post sobre la “debilidad” de su hija. Sin embargo, no fue hasta que cumplió tres años cuando Fernando Blanco y Malgarida Garau publicaron que la menor padecía tricotiodistrofia. Se trata de una rara enfermedad genética hereditaria caracterizada por cabello seco, quebradizo o frágil junto con múltiples síntomas que afectan muchos órganos y sistemas del cuerpo. Pero no es mortal. Un año después, en 2008, cristalizó la maquinaria de la estafa.

Los padres levantaron un puesto de venta ambulante en el pueblo de Binissalem, donde comenzaron a vender mercancías de segunda mano para recaudar fondos. Ese mismo año, organizaron el primer evento para obtener donativos. Empezaron a ser conocidos en la isla y el empujón final, antes de saltar a la esfera mediática, fue un torneo de tenis solidario donde consiguieron unos 500 euros. A partir de ahí, los padres comenzaron a recibir dinero de colegios, organizaciones y particulares. Y llegaron los medios de comunicación que se encargaron de catapultarles y engrandecer, involuntariamente, el negocio.

El verdadero despegue mediático ocurrió en 2010, cuando deportistas como Rafa Nadal, Jorge Lorenzo y Miguel Ángel Moyá donaron objetos para una subasta. La causa atrajo cada vez más atención, y personalidades como Pau Donés y Javier Mariscal se sumaron al apoyo, este último ilustrando el libro ‘Alas de mariposa’, basado en la historia de Nadia. Durante todo este tiempo, los padres nunca ofrecieron explicaciones detalladas sobre la condición de su hija, y la veracidad de su historia no fue cuestionada, lo que facilitó la continua llegada de donativos. A partir de 2011, Blanco y Garau vivieron sus años de mayor éxito en recaudación. Participaron en programas de televisión como ‘El Programa de AR’, ‘Espejo Público’ o ‘Sálvame’, donde muchos de sus colaboradores, empezando por Mila Ximénez, ingresaban mensualmente dinero en la cuenta de apoyo a la pequeña.

La gesta, convertida en negocio para los padres, fue creciendo a medida que se engrandecía la codicia de unos padres que cada vez querían más y así lanzaron la página web Nadianerea.org, donde los donativos no dejaban de llegar. A medida que el dinero fluía, las historias sobre la gravedad de la condición de Nadia se volvían más exageradas. En marzo de 2011, afirmaron que Nadia fue operada en Francia para realizar una mutación genética experimental, pero nunca presentaron pruebas de este viaje, ni de ningún otro. En 2016, anunciaron que llevarían a Nadia a Houston, pero más tarde, Fernando Blanco confesó que en realidad buscaron la ayudde un curandero en una cueva remota de Afganistán. En ‘Espejo Público’, Blanco admitió: “No fui a Houston, llevé a mi hija a un curandero”, y pidió perdón por exagerar partes de la historia, de esa manera trató de justificar la ausencia de una documentación, que empezaron a reclamarle los periodistas.

Ese mismo año, el juzgado de instrucción número 1 de La Seu d’Urgell abrió una investigación sobre las posibles irregularidades y por primera vez, se solicitó el historial médico de Nadia. A partir de ahí, la credibilidad del caso se desplomó. Periódicos como El País y El Mundo comenzaron a cuestionar las declaraciones de Bla co y Garau. Finalmente, ambos fueron detenidos por los Mossos d’Esquadra. El hombre ingresó un tiempo en prisión y Margalida quedó en libertad para cuidar a su hija. La mujer trató de exculparse: “No me daba explicaciones de los médicos ni se las pedía. Yo me fiaba de él”.

Sin piedad ni con la familia

La instrucción judicial reveló cómo la pareja no tuvo compasión ni con su familia, hasta una de las abuelas pidió un crédito de 70.000 euros para colaborar en el tratamiento de su nieta. En el juicio quedó totalmente demostrada la sarta de mentiras construidas por el padre que, pese a todo, aún mantuvo la farsa en el uso del derecho a la última palabra. Condenarle a él dijo, era tanto como “condenar a Nadia” qué de todos modos, insistió, puede morir pronto porque su vida corre peligro. En uno de los capítulos más escabrosos de la investigación se descubrieron 41 fotos de índole sexual de Nadia, lo que hizo sospechar que Blanco podría haber estado involucrado en pornografía infantil. En 2018, un forense concluyó que la vida de Nadia nunca estuvo en peligro, lo que llevó a la ratificación de las condenas en 2019. Unas penas que no se hicieron efectivas hasta ahora, tras resolver los recursos interpuestos por los padres, ponie do fin a uno de los casos con mayor repercusión en España de la última década.

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