“Un marido que creyó haber cometido el crimen perfecto”

MAYKA NAVARRO
Mayka Navarro

Periodista especializada en sucesos y en ‘true crime’

En los Estados Unidos ya se ha fijado la fecha para el juicio por la desaparición de Ana María Henao, la empresaria estadounidense de origen colombiano de 40 años a la que se busca desde el pasado 2 de febrero, cuando se le perdió la pista en su piso del barrio de Salamanca, en Madrid. La mujer acababa de instalarse en la capital española para distanciarse de su marido, al que había comunicado su intención de divorciarse. El hombre, David Knezevich, un empresario serbio de 57 años, es el principal sospechoso del asesinato y la ocultación del cuerpo. 

La investigación conjunta de la Policía Nacional y el FBI desveló que David Knezevich viajó desde Serbia a Madrid tres días antes de que se perdiera el rastro de su mujer. Los policías descubrieron que el sospechoso compró cinta americana y un spray de pintura negra, y acudió la noche del 2 de febrero a la casa de Ana María Henao, en el número 65 de la calle Francisco Silvela. A las 21:27 horas, el individuo inutilizó la cámara de vigilancia del edificio con el spray negro. Después subió hasta el sexto piso, donde según los investigadores asesinó a la mujer y sacó el cadáver oculto en una maleta, para esconderlo en algún punto entre Madrid y Belgrado.

Pero de momento, será juzgado por presuntamente secuestrar a la que durante 13 años fue su mujer. Un tribunal de Florida ha concluido que ya hay pruebas suficientes para juzgar por ese delito al marido de Ana María Henao y se ha fijado la fecha del juicio para el próximo 21 de octubre. Ese día, Knezevich será trasladado de la cárcel estadounidense en la que se encuentra y se sentará en el banquillo de los acusados. Por el delito de secuestro puede ser condenado a hasta quince años de prisión. Este será el primero de los juicios contra el sospechoso, que desde su detención se ha negado a someterse a la prueba del polígrafo, no ha querido colaborar con la policía, ni revelar dónde ocultó el cadáver. Por absurdo que parezca, el sospechoso cree que si los investigadores no dan con el cadáver, no podrá ser condenado por asesinato. “Hace mucho tiempo que esa leyenda solo es verdad en las películas”, explica el portavoz de la familia Henao y presidente de SOS Desaparecidos, Joaquin Amills.

La investigación de la Policía Nacional ha sido minuciosa y ha logrado acorralar a Knezevich con múltiples y contundentes pruebas e indicios. Pero el acusado sigue empeñado en negar lo evidente, a pesar de que los investigadores han podido demostrar que alquiló en Serbia un Peugeot 308 y condujo hasta España, donde cambió las matrículas por otras que robó a un vehículo en Alcalá de Henares, antes de dirigirse a la casa de su exmujer, se detuvo en una ferretería de Coslada donde compró cinta aislante y spray negro. 

El cadáver no aparece

A las 22.05 horas de ese 2 de febrero el sospechoso, con casco de moto, chaqueta reflectante y un cubrecuello, aprovechó que salía un vecino para colarse en la finca. Bajó a la zona de contenedores con una bolsa en la mano y con el spray, tapó la cámara de vigilancia y se fue. Pero no cubrió completamente el objetivo y más adelante en las imágenes de esa misma cámara se aprecia cómo las luces del portal se encienden y el sospechoso entra de nuevo con la misma vestimenta. Ana María Henao llevaba en su casa desde las 14.20 de esa tarde, donde llegó con un ramo de flores. Los distintos posicionamientos sitúan a esas horas a David en el edificio de su exmujer, y previamente en Alcalá de Henares donde robó las matrículas de otro coche y en la tienda de Coslada donde compró el spray. Las características del bote de pintura, que se aprecian levemente en la cámara de seguridad, ayudaron a dar con el comercio y cuyos vendedores identificaron al comprador.

La Policía Nacional, que está buscando a Ana María con la colaboración del FBI, sospecha que el hombre estranguló o asfixió a la mujer en el piso. La policía científica no encontró restos de sangre u otro material genético que hiciera sospechar de otro procedimiento criminal. Al tratarse de una mujer de poca envergadura, la introdujo en una maleta, la cargó en el Peugeot y tomó la carretera, en dirección a Francia. Los investigadores han peinado decenas de kilómetros de la R-2, de Soria, Guadalajara y Zaragoza en la A-2, con drones, helicópteros y perros especializados en la detección de cadáveres, pero ni rastro del cuerpo.

De ahí que en las últimas semanas las autoridades judiciales hayan solicitado a sus homólogos en Francia, Italia, Serbia y Croacia la posibilidad de buscarla allí, además de trasladarse hasta Belgrado para realizar un análisis pericial del Peugeot que alquiló. Que la mujer fue asesinada aquella misma noche del 2 de febrero parece evidente después de saber además que el presunto asesino utilizó el teléfono de la víctima para enviar mensajes a una amiga, haciéndose pasar por ella: “Conocí a una persona muy chévere. Tiene una casa de recreo a unas dos horas de Madrid. Ahora nos vamos y pasaré unos días allí. Aunque apenas hay señal. Te marco cuando vuelva”.

La redacción del mensaje ya levantó sospechas, ya que no correspondía con el estilo de Ana María, quien solía cometer faltas de ortografía y nunca usaba signos de puntuación. El trabajo de los investigadores ha permitido a partir de la geolocalización de los móviles, las cámaras de tráfico y el pago de los peajes de entrada y salida en la A-2, situar al sospechoso a las 00.57 en el enlace de la M-50 con la R-2 (Ajalvir) y las 1.25 horas del 3 de febrero de 2024 en Taracena; es decir, apenas unas horas después del presunto crimen. Los investigadores sostienen que el serbio tardó 8 minutos más de lo debido en ese trayecto, de ahí que sospechen que en ese intervalo aprovechó para deshacerse del cadáver.

Recorrió 7.000 kilómetros

David alquiló el 29 de enero ese Peugeot 308 azul en la agencia Zim Tour, de Belgrado. Pero el vehículo no tenía GPS. El hombre no devolvió el turismo a tiempo y el 17 de febrero telefoneó a la empresa para informar de que continuaba con el vehículo hasta el 24 de marzo. Y dijo algo más que llamó la atención: “He tenido que tintar los cristales del coche porque me molestaba la luz del sol”. Finalmente, el sospechoso entregó el Peugeot el 15 de febrero porque, según dijo, el día antes tuvo un pequeño percance al quedarse dormido al volante. El sospechoso recorrió 7.700 kilómetros, un ida y vuelta a Belgrado; y después voló a los Estados Unidos, donde fue detenido, el 4 de mayo, en el aeropuerto de Miami. El individuo regresó a los Estados Unidos con la intención de disponer del millonario patrimonio de su empresa, que compartía con su mujer.

El portavoz de la familia de Ana Henao ha pedido reiteradamente a Knezevich que tenga “un poco de humanidad” y desvele a la familia donde escondió su cadáver. Hasta ahora, las peticiones de la familia han caído en saco roto. El acusado solo ha contactado con la familia de su mujer para pedir dinero. Les ha pedido que desbloqueen las cuentas bancarias que la pareja tenía en común, porque exige disponer y gestionar desde la cárcel el 50 por ciento del dinero. También quiere disponer de la mitad del importante patrimonio que el matrimonio compartía. Unas exigencias a la que Felipe Henao, el hermano de la víctima, respondió: “En nuestra familia no negociamos con asesinos”.