Dani Alves será juzgado por violación en los próximos meses

Mayka Navarro

Periodista especializada en sucesos y en ‘true crime’

Actualizado a 9 de agosto de 2023, 10:36

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Dani Alves ya está a las puertas del juicio que determinará –si todo va como debería, antes de final de año– si es o no culpable de violar a una joven de 23 años el pasado 30 de diciembre. La víctima le acusa de haberla agredido sexualmente en un pequeño baño de un reservado de la discoteca Sutton de la calle Tusset de Barcelona. El jugador lo niega. Lo ha negado siempre, aunque ofreciendo diferentes versiones que generaron desde un primer momento dudas sobre sus declaraciones, ante un relato más coherente y sostenido en el tiempo de la denunciante, en lo que tiene que ver con los veinte minutos que ambos permanecieron en aquel baño.

El auto de procesamiento

El pasado miércoles 2 de agosto, el que fuera estrella internacional del fútbol, compareció ante la titular del juzgado número 15 de Barcelona, Concepción Cantón. La magistrada le citó en su juzgado de la Ciutat de la Justícia de L’Hospitalet para comunicarle que la investigación ya había finalizado y para leerle el que se conoce como auto de procesamiento. En otras palabras, cuatro folios firmados por la jueza en los que resume lo que entiende que ha dado de sí la investigación desde que la víctima presentó la denuncia ante los Mossos d’Esquadra, 24 horas después de su encuentro con Dani Alves. La jueza da por buenas las explicaciones de la joven a pies juntillas. No pone una coma al relato de la denunciante.

 

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Empieza el auto, en el apartado de los hechos, explicando que la joven acudió la noche de aquel 30 de diciembre con una prima y una amiga a la discoteca Sutton, después de pasar por otro lugar de copas llamado Duplex. Allí, con una consumición les daban una pulsera que les permitía el acceso a la sala de fiestas de la calle Tusset, si lo hacían antes de las dos de la madrugada. Llegaron a la discoteca y bromearon con el portero sobre si esa noche les dejaría acceder.

Invitadas a la zona VIP

Ya en la sala, las tres amigas estuvieron un rato en la pista central y accedieron a la denominada zona VIP, invitadas por un grupo de mexicanos. La magistrada no entra en detalles y va al grano de lo que entiende es de interés en el caso.

Cuenta cómo estando en el VIP un camarero se les acercó para comentarles que había “un chico” que les quería invitar en otra mesa, por si les apetecía cambiarse. “En un principio no le hicieron caso y siguieron con los chicos mexicanos”, prosigue la jueza. El trabajador del VIP regresó y les insistió para que se cambiaran: “Un amigo mío quiere que estéis allí”.

Alves tonteó con las tres

La jueza cuenta cómo finalmente las tres se acercaron a la mesa indicada, donde estaban Dani Alves y su amigo Bruno Brasil, además de otras dos jóvenes que en ese instante se fueron. Aquí la magistrada asegura que las jóvenes trataron de hacerse fotos con el jugador y su amigo y que el personal de seguridad del Sutton se lo impidió y que tampoco les permitió sacar el teléfono móvil. Pero eso ni consta en las declaraciones de la víctima y de sus acompañantes, ni aparece en las imágenes de las cámaras de seguridad del reservado que inmortalizaron los momentos previos a la entrada de ambos al baño. Sí consta en el sumario que Alves y su amigo Bruno Brasil, un joven que le acompaña siempre y que hace varias funciones, desde seguridad a cocinero, declararon que las dos jóvenes que estaban con ellos empezaron a hacer fotos, que se sintieron incómodos y por eso las invitaron a abandonar su mesa en la zona VIP.

El escrito de la jueza prosigue relatando cómo las jóvenes declararon que uno de los dos hombres dijo llamarse Dani, que jugaba a la petanca en l’Hospitalet y que empezó a tontear con las tres. Les ofrecieron una copa de cava “que dejaron encima de la mesa” y la denunciante supo que se trataba del que fuera futbolista del Barcelona porque se lo habían dicho los mexicanos con los que estuvo antes. Dani Alves jugaba en ese momento en el club de fútbol de México Los Pumas, entidad que  tras  conocerse la denuncia de violación rescindió el contrato con el deportista de manera unilateral. La magistrada hace constar que Alves bailó con las tres amigas “muy juntos” y que mientras las otras dos se fueron al otro lado de la mesa, la denunciante se quedó cerca de Alves. “El hombre en dos ocasiones le cogió la mano y se la puso en su pene, ella retiró la mano en las dos ocasiones”. Detrás de la mesa donde estaban sentados había una puerta que daba a un pequeño baño de uso exclusivo de la mesa 6, la que ocupaba siempre Alves cuando acudía al Sutton. “Desde dicha puerta, Alves llamó a la joven para que fuera hacia él”.

En el interior del baño

El auto de procesamiento no hace referencia a los dos minutos que transcurren y recogen las cámaras de seguridad, entre el momento en el que Alves accede solo a esa puerta que conduce al baño y el momento en el que entra la víctima. Ni recoge el clima de “terror” que la joven describió en su declaración judicial y que se contradice con la relación de aparente agrado compartido que se ve en las imágenes y que el abogado de Alves, Cristóbal Martell, definió de “complicidad y tensión sexual compartida entre dos adultos”. El escrito de la magistrada se sitúa inmediatamente en el baño y vuelve a hacer suya la declaración íntegra de la víctima. Cuenta que la joven vio que era un pequeño lavabo con un váter y un lavamanos y que, nada más entrar, Alves cerró la puerta y “tiró con fuerza de ella hacia su cuerpo”. La víctima le decía que “parara” y que la dejara salir, que se quería ir, pero el acusado ignoró aquellas súplicas. “Le subió el vestido, la hizo sentarse sobre él, le cogió la parte posterior de la cabeza y la tiró al suelo”, y aquí es cuando ella se hace la herida en la rodilla, confirmada en el informe de médico forense.

Sin consentimiento

La magistrada describe cómo el jugador trató de que la joven le hiciera una felación, a la que se opuso con fuerza, actitud que “enfureció” al jugador, que en ese momento “pegó a la joven varias bofetadas en la cara”. La jueza asegura que después el jugador colocó a la joven de espaldas, apoyada sobre el pequeño lavamanos y comenzó a frotar su pene contra el cuerpo de la víctima, la puso contra el váter y “la penetró de manera violenta”, eyaculando en su interior. Cuando terminó, continúa la magistrada, la joven quiso salir del baño, pero Alves no le dejó y le ordenó que se esperara a que él abandonara el cuarto primero.

“Me ha hecho daño”

Cuando la víctima llegó a la mesa, su prima la vio “con muy mala cara” y ella le dijo que quería marcharse de allí. En el momento de irse, la joven dijo: “Me ha hecho mucho daño, se ha corrido dentro”. La jueza destaca que desde que los dos salieron del baño, Alves no volvió a dirigirse a la víctima. Y que cuando el jugador abandonó la discoteca “se cruzó con la joven, pero no le dirigió la palabra”. La jueza asegura que la víctima “se encontraba muy mal” y que, cuando uno de los porteros le preguntó qué le ocurría, “se puso a llorar” y detalló lo ocurrido. A partir de ese momento se activó el protocolo contra las agresiones sexuales, la joven fue conducida a un despacho y avisaron a los Mossos d’Esquadra. El auto de procesamiento recoge también cómo en el vestido negro que esa noche llevaba la joven se recogieron muestras de una mancha en la parte inferior, a la altura de los glúteos. En esa muestra se identificó ADN de Alves y de la denunciante. También destaca la conclusión del informe psiquiátrico de los forenses que examinaron a la chica, que concluyen que cumple con los criterios de un trastorno de estrés postraumático de intensidad globalmente elevada, con repercusión funcional y deterioro en varias áreas de funcionamiento que se pueden relacionar significativamente con los hechos denunciados.

Alves renuncia a recurrir

La jueza cifró la responsabilidad civil en 150.000 euros, que el jugador depositó en una cuenta del juzgado y que se entregarán a la víctima en concepto de indemnización, si Alves es finalmente condenado. En su momento, la joven ya advirtió con mucha contundencia que renunciaba a cualquier indemnización económica y que solo le interesaba el proceso judicial. La comparecencia en el juzgado no duró más de 15 minutos.

 

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Alves fue excarcelado y trasladado desde la prisión de Brians 2, donde se encuentra desde enero en una celda individual del módulo 13. En el juzgado, la magistrada le preguntó si quería volver a declarar y el jugador negó con la cabeza. Dejó constancia de que no presentaría un recurso contra el auto de procesamiento, pese a no estar conforme con el relato de los hechos, porque prefería no seguir perdiendo más tiempo y llegar a juicio cuanto antes. Dani Alves podría ser condenado con hasta 12 años de prisión.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

do de Alves, Cristóbal Mar- tell, definió de “complicidad y tensión sexual compartida entre dos adultos”. El escri- to de la magistrada se sitúa inmediatamente en el baño

 

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