Catalina, la joya de la Corona

Actualizado a 12 de abril de 2016, 11:36

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Kate Middleton está triunfando en la India a donde llegó el pasado domingo en visita oficial junto a su marido, el príncipe Guillermo. ¿Cuál es la clave del éxito?, ¿Su escogido vestuario?, ¿su simpatía?, ¿sus miraditas de amor a su marido?. Seguramente un poco de todo, pero la realidad es que ella, hija de unos nuevos ricos que la enviaron a la universidad de Saint Andrew en Edimburgo para que se relacionara con el hijo de Carlos y Diana, no defrauda.

La monarquía británica no falla nunca. Su imagen es tan poderosa que ha podido incluso dar carpetazo a todos los avatares de la época Diana, dejando ya descansar en paz a la pobre lady Di.  Catalina nunca tendrá la impronta de la madre de su marido pero no le hace falta ya que a diferencia de la difunta, ella es una chica normal. No es, como Lady Diana Spencer, una aristócrata con aires de modelo que pretendió cambiar la imagen de la familia real británica enfrentándose a todos lo que no la adoraban. Es cierto que Diana sufrió lo suyo pero también lo es que no entendió nada. Kate, sin embargo, ha aportado un aire nuevo sin necesidad de provocar un huracán.

Diana murió hace casi 20 años, demasiado joven y demasiado hermosa, pero ni la forma trágica en la que perdió la vida la convirtió en leyenda, al estilo de Evita Perón, por ejemplo. En todos estos años, Camila Parker, la actual esposa del príncipe Carlos, ha conseguido cambiar su estatus de amante por la de amadísima esposa y sus hijos, que seguramente llevarán a su madre el corazón, son unos auténticos Windsor. Hasta Guillermo, aquel niño que parecía haber heredado el aura materna, se ha convertido en un príncipe convencional que si ahora brilla lo hace gracias al resplandor de su mujer y de sus dos hijos, los pequeños George y Charlotte.

Pero volvamos a la India, donde Guillermo y Catalina están realizando una gira triunfal. Desde el país que la reina Victoria definió como “la joya de la Corona”, los dos jóvenes príncipes  están protagonizando escenas que dan la vuelta al mundo. Catalina jugando al cricket con un vestido de inspiración india; Catalina cortando el pastel conmemorativo del 90º aniversario de la reina Isabel luciendo un traje largo con los mismos dibujos con los que las mujeres indias se pintan las manos en sus ceremonias de boda; Catalina con un vestido bordado con la pedrería propia de las películas de Bollywood. Todo está perfectamente diseñado. No le falta un detalle y todos contentos. La India porque comprueban que la pareja se ha currado el viaje y los ingleses porque ratifican su poderío en la ex colonia.

Una cosa está clara. Catalina es una chica obediente, consciente de su papel y con toda seguridad no fue ella quien se hizo la maleta para ir de viaje. Su vestuario es una cuestión de Estado y, por lo tanto, no responde a sus gustos sino al objetivo que deben cumplir. La monarquía británica no ha sobrevivido tantos años, ni ha superado tantas pruebas por casualidad, sino porque todos y cada uno de sus miembros están al servicio de la Corona y no de sí mismos.

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