Esta madrugada Carmen Franco fallecía en su casa de Madrid rodeada de todos sus hijos y muchos de sus nietos. La única hija de Francisco Franco pudo presumir de tener una vida plena y vivir al margen de todos.
Nació en Oviedo y fue testigo en primera persona de los acontecimientos más importantes de nuestro país. Fue bautizada como María del Carmen Ramona Felipa de la Cruz y su infancia la pasó yendo y viniendo entre cuarteles militares y los palacios en los que residió. Con tan solo 20 años se casó con el cirujano Cristóbal Martínez Bordiú, con el que estuvo hasta su fallecimiento en 1998. La boda tuvo lugar en el Palacio de El Pardo y la novia lució un traje de Balenciaga. Al enlace acudieron más de 800 invitados. Meses después, la hija del General dio a luz a su primera hija, Carmen.
Después de Carmen llegaron sus otros seis hijos. Para ella siempre su ojito derecho fue Carmen y para el marqués de Villaverde la pequeña de todos, Merry.
En 1975 le tocó despedirse de su padre, al que estaba muy unida. Ella y su madre presidieron la capilla ardiente de Franco y no perdieron la compostura durante ninguno de los actos institucionales.
Para la duquesa de Franco su nieto favorito siempre ha sido Luis Alfonso de Borbón, hijo de Carmen. El duque de Anjou acudió junto a su abuela a la boda real entre don Felipe y doña Letizia.
En estos últimos años, madre e hija disfrutaron de dos de sus aficiones favoritas, los toros y viajar. Fue precisamente a la vuelta de uno de sus periplos, este verano cuando Carmen decidió ir al médico y le confirmaron que padecía un cáncer terminal. Semanas antes de anunciar esta triste noticia, la aristócrata se dejaba ver asistiendo a la apertura del teatro de la Zarzuela de Madrid. En aquellos momentos, solo su círculo más cercano sabía que estaba enferma.
Desde entonces, la mujer de Cristóbal Martínez Bordiú redujo sus apariciones públicas y prefirió quedarse en casa recibiendo las visitas de sus hijos, sus nietos y sus biznietos, que no se han separado de ella en todo este tiempo.