Han pasado tres intensas semanas desde que el compromiso de Tamara Falcó e Íñigo Onieva saltara por los aires por una infidelidad por parte de él. La marquesa de Griñón era la primera en dar la cara. Todavía en shock, reconocía estar atravesando unos momentos complicados, pero a la vez reconocía que mejor que esto hubiera pasado antes de su boda, prevista para el próximo 17 de junio. "He tenido que retratar a una persona que no conocía, con la que me iba a casar, es un alivio pero es duro", confesaba.
Desde entonces, Tamara Falcó se ha refugiado en casa de Isabel Preysler. La joven hacía una pequeña mudanza y eso nos empujaba a pensar que no volvería al piso que compartía con Íñigo Onieva en el centro de Madrid, pero nada más lejos de la realidad. Tal y como ha publicado 'Diez Minutos', Tamara quiere recuperar la normalidad y por ello su deseo es volver a la que ha sido su casa durante los últimos dos años. Según habría confirmado ella misma a dicha publicación, el plan de la marquesa de Griñón es mantener ese domicilio donde vivió los mejores momentos con el empresario.
Eso sí, al menos por el momento no ha vuelto y es que quiere permanecer en casa de Isabel Preysler al menos hasta que sus sobrinos se marchen. A Tamara le encanta pasar tiempo con Miguel y Mateo, hijos de Ana Boyer.
¿Segunda oportunidad?
"¡Estamos locos!", exclamaba Tamara Falcó cuando le preguntaban si perdonaría una infidelidad todavía ajena al polémico vídeo en el que Íñigo aparecía besando a otra mujer. Desde entonces han pasados muchas cosas, demasiadas. El empresario daba la cara hace solo unos días y en su discurso volvía a reiterar su perdón a la que era su novia. Aunque ella misma confesó que es algo que tenía que trabajar como buena cristiana, parece que la relación entre ellos no es tan fría como se cree. Según 'Diez Minutos', aunque Tamara se cambió de teléfono la ex pareja mantiene contacto telefónico, un detalle que dejaría las puertas abiertas a la reconciliación.