En su momento, 'Un, dos, tres...' fue el concurso favorito de gran parte de los telespectadores. Cada viernes, las familias se sentaban alrededor de la televisión para ver a los participantes intentar resolver las preguntas, encandilarse con el talento de Mayra Gómez-Kempz y atender al papel clave de las azafatas que permitían al programa avanzar con dinamismo.
Sin embargo, varias décadas después, han salido a la luz testimonios de algunas de estas azafatas que no estarían muy contentas con su paso por el programa. Estas jóvenes debían seguir las severas indicaciones de Chicho Ibáñez Serrador, el director del concurso.
Unas normas que, en ocasiones, podían ser recibidas como maltrato, tal como afirmó Marta de Pablo, una de las azafatas. "El problema que tuve con él es que se enamoró con locura de mí. Se llegó a plantar debajo de mi casa con billetes de avión diciendo que se quería fugar conmigo. Era muy habitual", contaba Marta hace unos días en 'Tarde AR'.
TVE
Ahora, otra testigo ha hablado de forma anónima con la revista Lecturas sobre el trato que recibió durante sus años trabajando en 'Un, dos, tres...'. Luis Pliego, director de la revista Lecturas, ha adelantado parte de su entrevista en el programa de Frank Blanco y Verónica Dulanto.
Concretamente, ha revelado la advertencia que recibían estas azafatas cuando tenían que viajar para realizar promociones o grabaciones. "Sin desvelar la identidad de la azafata, os puedo contar como en determinados eventos que tenia 'Un, dos, tres...' fuera de plató a lugares que patrocinaban el programa, algunas azafatas estaban advertidas que no debían quedarse en habitaciones solas", ha avanzado Luis.
Al parecer, la norma general era que debían tener habitaciones "siempre compartidas". ¿El motivo? Según la testigo que ha hablado con Lecturas, "alguna, durante la noche, había recibido visitas", ha desvelado el periodista. Eso sí, la testimonio no ha querido señalar a nadie como el autor de esas visitas.
Otros testimonios sobre 'Un, dos, tres'
Estas malas experiencias han empezado a salir a la luz a raíz de la mencionada entrevista de Marta de Pablo en 'Tarde AR', que no dudaba en sacar a la luz algunos de los trapos más oscuros del programa y de su director. "Yo conocí a Chicho (Ibañez Serrador) porque está haciendo unos castings en Barcelona, nos vemos muchas veces cuando él va a Barcelona", explicó.
Al conseguir el papel, empezaron a sucederse conductas un tanto preocupantes. "Cuando entro a trabajar en el 'Un, dos, tres' ya empiezan cosas raras que yo a esa edad, que era menor de edad, no lo veía extraño", afirmaba. Un ejemplo es que le proponía programas inadecuados para una chica de su edad. "Me dice 'veo que te interesa la televisión, pero no solo delante de las cámaras, voy a hacer un programa que va a tratar sobre el sexo, ¿te quieres venir a ver las grabaciones? Y digo 'pues yo encantada'", narró.
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Sin embargo, al llegar allí no había nada de lo prometido. "La sorpresa es que el lugar era en la calle, un portal muy extraño y era un sitio de señoritas trabajadoras del sexo. Empezabas a oír ruidos raros y, además, era como muy tétrico", explicaba Marta. Además de estos movimientos extraños, la azafata tuvo que aguantar una gran tensión.
"La presión era constante, pero era muy sibilino. Hasta el punto de no saber cómo hacerte daño. Él te torturaba", decía, rotunda. No solo eso, sino que afirmaba que "Chicho carecía de cualquier tipo de estabilidad, tenía muchos problemas psicológicos". Ahora, Marta asegura que "no le guardo ningún tipo de rencor. Pero esa época fue terrible, terrible".
Otra persona en hablar de Chicho Ibáñez fue la fallecida Mayra Gómez-Kemp. La icónica presentadora hablaba para 'RTVE' el año pasado sobre el que fue su director. "Yo sabía que me la jugaba. El primer programa, yo miraba a mi izquierda y veía a 50 fotógrafos, periodistas esperando a que yo me equivocara", señaló.
A pesar de todo lo que dio por el programa, se enteró por la prensa que no iba a formar parte de la tercera etapa del formato. "Iba a volver 'Un, dos, tres' y me enteré por un periódico español que lo presentaba Jordi Estadella y Miriam Díaz Aroca. No me falló el jefe, porque el jefe tenía el derecho de hacer con su programa lo que le diera la gana. Me falló el que se vendía como mi amigo, porque un amigo me llama y me lo cuenta. Yo creo que no tuvo valor para hacerlo", zanjaba.
Cierto es que, al saber de su fallecimiento, Mayra quiso dejar todo atrás y le dedicó unas bonitas palabras de despedida. "En la vida hay que poner las cosas en una balanza, y cuando lo bueno es muy superior a lo malo, olvídate de lo malo", afirmó.