El complicado momento de Jesulín de Ubrique y María José Campanario: problemas de salud y dos décadas de críticas

En julio de 2002, tras haber roto con Belén Esteban, el torero se casó con la valenciana, con quien ha tenido tres hijos y se ha enfrentado a todo tipo de vicisitudes

Álex Ander
Álex Ander

Periodista especializado en corazón y crónica social

Jesulín de Ubrique y María José Campanario
Gtres

La salud de María José Campanario ha vuelto a ser noticia. La odontóloga volvía a ser ingresada, al parecer, cuando se encontraba ya visiblemente más recuperada. Campanario no ha confirmado nada acerca de este bache de salud. No estarían siendo unos meses fáciles. Su marido, Jesulín, se recuperaba de un microinfarto que dejaba a todos sus seres queridos muy preocupados. El torero no sufre secuelas pero sí explicaba que iba a someterse a pruebas médicas para conocer qué había pasado y por qué se había producido ese fallo.

La pareja lleva ya más de viente años casados. Su historia es de sobra conocida. Jesulín había terminado su relación con Belén Esteba cuando conoció a María José Campanario. Poco se apostó por ese romance en aquel momento. No obstante, han formado una familia numerosa y su relación sigue fuerte y al día. Y eso que su boda fue no solo en enlace del año sino también objeto de críticas, reproches y muchos, muchos comentarios.

La boda de Jesulín de Ubrique y María José Campanario

En 1990, Jesulín de Ubrique era uno de los jóvenes toreros con mayor proyección nacional. Ese mismo año adquirió por unos 90 millones de pesetas su primera finca, una dehesa de 300 hectáreas en la sierra de Cádiz a la que puso de nombre Ambiciones y en la que se construyó una espectacular mansión. Y aquí estuvo viviendo con sus padres y hermanos hasta que, el 27 de julio de 2002, se casó con María José Campanario, una joven auxiliar de laboratorio de anatomía patológica de 23 años, natural de Castellón de la Plana, y decidió instalarse con ella en un chalet de la cercana urbanización El bosque que le había comprado a su chófer.

La revista ¡Hola! se encargó de publicar la exclusiva de la esperada boda, que se celebró en la capilla de San Francisco de Paula, en la Hacienda Benazuza. En el amplísimo reportaje dedicado al asunto se explicaba que los novios se habían conocido quince meses antes, en una cafetería de Cádiz y por mediación de una amiga de Jesulín. "Siento, noto que María José me quiere y que está enamorada de mí. Es una mujer que pone el corazón antes que cualquier cosa y no es interesada en absoluto, y esto es algo que hay que mirar mucho", confesó él sobre una mujer que terminó de conquistarlo por los cuidados que le brindó cuando en septiembre de 2001 tuvo que pasar un mes ingresado en el hospital tras sufrir un aparatoso accidente de coche que casi le cuesta la vida.

Durante la ceremonia nupcial, prevista a las ocho y media de la tarde y celebrada a puerta cerrada para evitar que algún reportero reventase la exclusiva, María José acaparó casi todas las miradas con un vestido en seda natural color marfil de corte clásico, diseñado por Antonio Ardón, modisto de cabecera de Rocío Jurado. "Con el mismo ritual que si fuera a torear y ayudado por su mozo de espadas. Jesulín se vistió de novio en la misma habitación donde, siglos atrás, pernoctaron Fernando III el Santo y su hijo Alfonso X el Sabio", se contaba sobre un evento al que acudieron varios rostros conocidos como el torero Fran Rivera Ordóñez o los motociclistas Sete Gibernau y Àlex Crivillé.

Un menú de Ferrán Adriá

"Se hizo el silencio cuando Jesús, dando el brazo a su madre y madrina, Carmen Bazán, se acercó caminando lentamente hacia la iglesia", rezó la principal crónica del evento. "Había emoción en el rostro del torero. Su hija [fruto de su relación con la colaboradora de televisión y empresaria Belén Esteban], no muy lejos de él. Tuvieron que pasar largos minutos hasta que María José, por fin, hizo acto de presencia junto a su padre y padrino, José Campanario Capa [...]. Jesús la recibió con un beso al pie del altar. '¡Qué guapo!', exclamó ella al verle. Tras la ceremonia, las felicitaciones de rigor antes de posar para el recuerdo".

El banquete, celebrado también en la Hacienda Benazuza, contó con un menú servido por el prestigioso chef catalán Ferrán Adriá y compuesto por tortillas, puntillitas, sopa de pomelo, gazpacho de bogavante, solomillo y tiramisú. Al cabo de unos días, la periodista Beatriz Cortázar apuntaría que la boda había sido "de todo menos glamourosa. Los sudores de los asistentes se aliviaron entre las señoras con abanicos (lo de las carpas plastificadas debió resultar mortal) mientras que los señores hacían algo que nunca se recomienda en estos eventos: dejar la chaqueta en las sillas y seguir la fiesta en mangas de camisa".

Desde aquella noche, el matrimonio ha tenido tres hijos y se ha enfrentado a todo tipo de vicisitudes: desde la guerra fría entre Jesulín y su ex Belén —que siempre le recriminó su falta de interés e implicación en la crianza—, hasta los problemas de salud de la valenciana —que sufre fibromialgia, una enfermedad crónica e incapacitante por la que tuvo que ser ingresada alguna que otra vez— o los líos de la susodicha con la justicia —en 2006 fue detenida durante la 'Operación Karlos' contra el fraude a la Seguridad Socialy, en el juicio posterior celebrado en 2011, tanto ella como su madre fueron condenadas a un año y 11 meses de cárcel por un delito de falsedad en documento oficial y otro de estafa en grado de tentativa—.

Su buen momento actual

El pasado mes de septiembre, nuestros protagonistas volvieron a vestirse de novios para recrear la portada de su boda en su revista de cabecera, a la que algunas veces han recurrido para aumentar los ceros de su cuenta corriente. Cuando el periodista de turno les preguntó por el secreto para mantenerse "tan estupendos" dos décadas después del evento, ambos respondieron al unísono: "Reírnos mucho juntos". Eso y haber sido capaces de mantener viva la llama de la pasión, claro.

"Sé que el día que me pongo un picardías acabo crucificada", ha comentado ella al respecto. "Hace dos años significó... un bebé. La gente, normalmente, tiene un mes de vacaciones. Yo no puedo tener un mes de vacaciones, porque mi marido tiene vacas y toros a los que echarles de comer todos los días y tiene que ir a su campo, y ver sus cosas. Entonces, nos cogemos tres, cuatro o cinco días, una cosa muy corta, pero los días que nos cogemos los disfrutamos al máximo. Y ahí vino el tercero".