Jesulín (46 años) regresa a Ubrique para volver a hacer 'El camino a casa' (laSexta, 22:30 horas). Albert Espinosa se estrena como entrevistador. Para conocer al torero (y a sus otros cinco invitados) de una forma especial ha querido rehacer ese trayecto que tantas veces hicieron cuando apenas eran unos niños. El torero llevaba mucho tiempo sin visitar las aulas en las que destacó, pero no por buen alumno, ni por el campo al que siempre iba tras las clases.
Ha regresado a estos lugares que un día fueron muy importantes, los mismos que ahora han reavivado recuerdos que creía olvidados. Como cuando comenzó a faltar a clase por el toreo o cuando pidió no salir al patio recreo cuando sí iba al colegio. "Los niños le seguían y le cantaban: 'Jesulín, las orejas son para ti'". También ha hablado de lo que provocó que se metiera en el mundo del toreo o quién gestionó lo primero que ganó como torero: "A mí no me importaba el dinero para nada".
Empezó en el mundo del toreo casi por error, uno de su padre. “Mi padre (Humberto Janeiro) era empresario de artistas ya conocidos, como Rocío Jurado, Manolo Escobar, El Fary o Bigote Arrocet. Pero lo cierto es que a mi padre no le fue bien aquello, perdió dinero", reconoce mientras pasea en la finca a la que siempre acudía junto a su padre tras las clases.
¿Por qué se hizo torero Jesulín de Ubrique?
La poca fortuna laboral de su padre provocó que estuviera a punto de vender ese campo que tanto visitaban. "Estábamos aquí y salió para la puerta. Llevaba un plástico negro y una tiza. Puso: ‘Se vende’. Le pregunté que por qué iba a vender el campo y me dijo que no lo entendería", relata Jesulín. Tenía apenas doce años cuando esto ocurrió, pero aún lo recuerda.
"La ilusión de mi padre era que uno de sus hijos hubiera sido torero, pero yo no lo contemplaba. Hasta entonces, que toqué la tecla. Le pregunté que si quería que fuera torero, como me dijo que sí, le respondí que entonces no podía vender el campo. Me hice torero para pagar. Puedo decir que el primer dinero que gané fue para pagar la deuda de Rocío Jurado, los honorarios", aasegura. La más grande supo de esta historia. Eso sí, tiempo después.
¿En qué se gastó Jesulín su primer 'sueldo' como torero?
Jesulín destacó rápidamente en el mundo del toreo. En quinto, ya faltaba a algunas clases. En sexto, le aclamaban por los pasillos. Su éxito no solo tenía que ver con la popularidad que adquirió en el pueblo, también se reflejó en el dinero que ganaba. “Con 13 años gané 1.190.000 pesetas. Se lo dí a mi padre, a mí no me importaba el dinero para nada", asegura a Espinosa.
Humberto Janeiro fue el encargado de gestionar la fortuna que su hijo preadolescente estaba ganando. "Lo primero que hizo mi padre fue comprar un solar para hacer una casa porque, en ese momento, vivíamos en una casa de alquiler y compramos un Renault 5. Con 14 años, compré un piso y con 15, una furgoneta, un Renault 11 e hicimos la casa. Con 16 años, me compré la finca actual que tengo (Ambiciones)", recuerda. "Al dinero siempre le he tenido mucho respeto”, añade.
Jesulín de Ubrique se rompe al visitar la que era su casa
La infancia de Jesulín de Ubrique fue feliz. Junto a Albert Espinosa, recorre el camino que le llevaba hasta su casa. En los últimos metros del trayecto se acuerda de vecinos que estaban y de otros que siguen estando. Volver a pisar esa calle no es tarea fácil. "Sin mi padre ni mi madre aquí, no hay motivo para volver", reconoce. Han pasado 37 años de la última vez que fue por allí.
Se acercó hasta la valla que un día delimitó su casa y se quiebra al apoyarse en ella. Hace mucho tiempo que dejó de ser su hogar, pero Albert Espinosa le brinda la oportunidad de volver a entrar en ella. Saca unas llaves ante la incrédula mirada de Jesulín. Al pasar la verja, señala una ventana. “Esta es la ventana de la habitación de mis padres, bueno, y de la nuestra. Dormíamos todos en la misma habitación”, reconoce.
El pequeño de sus hermanos compartía cama con sus padres, mientras que él y su hermana pasaban las noches en una litera que habían acomodado en el mismo cuarto. Aprovechando una especie de habitáculo que salía de esta, había ubicado la cama en la que dormía su hermano mayor. Sí, había que repartir el espacio y había menos lujos que en Ambiciones, pero eso no quiere decir nada. "Es como si lo estuviera viendo. Mi padre, mi madre, mis tres hermanos y yo.... Fuimos muy felices aquí”, dice con la voz quebrada. “Aquí nos hemos criado nosotros”.