La salud es siempre lo primero y por ello Isa Pantoja no ha dudado ni un segundo en acudir al hospital a ver a su hermano Kiko Rivera, hospitalizado desde la madrugada del viernes a causa de un ictus. Kiko Rivera sigue ingresado y a lo largo del día de ayer le estuvieron realizando todo tipo de pruebas para conocer el alcance neurológico del derrame sufrido por el hijo de Isabel Pantoja. Hasta hoy sábado por la mañana, solo Irene Rosales podía entrar a visitarlo durante los dos cortos periodos de tiempo –una hora al mediodía y otra hora a la tarde– que permite el centro sanitario.
Durante el Deluxe, Jorge Javier Vázquez comentó que Isa Pantoja le había mandado un mensaje después de que José Antonio León dijese que había habido malestar entre los sanitarios del hospital Virgen del Rocío: “Estaba llegando a Sevilla y me he acercado para saber cómo estaba. Creo que he actuado bien acudiendo a ver a mi hermano. Por lo menos me he quedado tranquila”, dijo Isa, quien transmitió a su madre, Isabel Pantoja, que no fuera a visitar a Kiko porque no la iban a dejar entrar.
Hay que recordar que Isa Pantoja y Kiko Rivera estaban distanciados desde que Kiko realizara unas explosivas declaraciones en Lecturas que molestaron mucho a Isa. Desde entonces, Kiko había intentado hablar con ella, algo a lo que Isa se negaba en rotundo. "No pienso perdonarle nunca", dijo una indignada Isa. Sin embargo, un ictus es una afección muy seria y ante eso, Isa Pantoja ha querido ver a su hermano para conocer de primera mano su estado de salud. Obviamente y a causa de las restricciones hospitalarias Isa no pudo entrar a ver a Kiko, pero ahora que han trasladado a Kiko a planta, podrá visitarlo.
Por el momento, todo parece indicar que el ictus de Kiko Rivera no es todo lo grave que se temió en un principio, ya que pudieron detectalo a tiempo. En estos casos, las primeras horas son cruciales y cuanto más rápido se ponga el enfermo en manos de los médicos, muchas más posibilidades tiene de recuperarse con las mínimas secuelas. Anoche, a través de las ventanas del hospital Virgen del Rocío de Sevilla, donde está ingresado, se pudo ver a Kiko paseando por la habitación, detalle que demuestra que su evolución es tranquilizadora.
Por otra parte, la tranquilidad y el reposo del paciente son fundamentales, motivo por el cual –y tal y como están de complicadas en la familia Pantoja– el propio Kiko solo quiere ver, por el momento, a Irene, tal y como lo comentó la propia Irene en el día de ayer: “Kiko ha dicho que quien quiere que entre soy yo para no ponerse nervioso y que la tensión no le suba. Claro que me consta que Isabel quiere venir, pero una vez que esté en planta. Es su hijo y se que estará al lado de Kiko, eso seguro”. Está claro que las visitas en el hospital de Isabel Pantoja y de su hermana Isa pueden alterar el estado anímico de Kiko, algo nada recomendable ahora mismo en su estado.
Raquel Bollo, en contacto continuo con Irene Rosales, fue la que dio la última hora del estado de Kiko Rivera en el 'Deluxe'. “Él estaba durmiendo la siesta. Se despierta y se da cuenta que la cara la tiene para un lado. Transcurre el tiempo y se dan cuenta que la cosa no se pasa. No sé si enseguida van al hospital o llaman a una ambulancia. Ella me ha tranquilizado. Solo me ha dicho que estaba en una zona donde no se le puede visitar. Solo puede ir una persona en unas horas marcadas. No me ha dicho nada de secuelas”, comentó Raquel.
También Kiko Matamoros añadió información a lo que ya se conocía sobre el estado de Kiko Rivera. "Yo sé que ellos van primero a un hospital donde trabaja la hermana de Irene Rosales y allí esta les dice que le está dando un ictus, pero que allí no pueden atenderle y es ahí cuando se van al hospital Virgen del Rocío". El hospital Virgen del Rocío de Sevilla es un centro de referencia en cuanto a enfermedades neurológicas se refiere, de modo que, en ese sentido, Kiko Rivera e Irene Rosales pueden estar tranquilos, pues el hijo de Isabel Pantoja se encuentra en las mejores manos.
Con todo, aún es pronto para conocer el alcance del ictus que ha sufrido, así como para saber cuándo puede recibir el alta hospitalaria. Las primeras 72 horas son cruciales, pero en el caso de Kiko las numerosas enfermedades crónicas que padece, como la gota, la diabetes y la hipertensión, complican de manera considerable su recuperación.