Kiko Rivera hacía frente a su pasado en GH DÚO y admitía haber sido adicto a las drogas. Ponía así fin a años de especulación y ha abierto un raudal de reacciones en cadena de su entorno más próximo, entre los que se encuentra Rafa Mora. El tertuliano ha ofrecido un detallado y desolador testimonio de lo que ha sido el abismo personal de su buen amigo. Desde 'Sálvame', ha contado datos reveladores de cómo lo vivió la familia del dj: sus bajones, sus mentiras para ocultarle la seria situación a su madre; la conversación en la que se lo confesó a Isabel; y las decisiones a la desesperada de los Pantoja, en las que ha tenido que ver, indirectamente, Belén Esteban.
Jorge Javier ha mantenido este miércoles 16 de enero una conversación a corazón abierto con Rafa Mora. El colaborador es de todo el equipo del programa el más cercano a Kiko Rivera y ha vivido de primera mano su caída a los infiernos.
El extronista reconocía sentirse por un lado "apenado", pero también "orgulloso" ante la confesión de su amigo en 'Límite 48 horas'. Conoce bien al hijo de la tonadillera y sabe que, después de este trance, debe sentirse "liberador" tras zanjar tantos años de especulación alrededor de sus "malos hábitos".
Uno de los detalles desconocidos y sorprendentes que ha ofrecido en su relato, tenía que ver con las soluciones que buscaban los Pantoja ya a la desesperada y muy preocupados por Kiko. "Hubo un momento de tal desesperación que, después de tocar muchas puertas, incluso la familia y amigos más cercanos se plantearon pedir ayuda a Belén Esteban", recordaba, dejando a todos sus compañeros aturdidos con la inesperada información. Para el clan, la princesa del pueblo era el claro ejemplo de persona totalmente rehabilitada de sus adicciones, y el espejo en el que consideraban que Kiko debía mirarse.
Asimismo, Rafa ha ofrecido una descripción desgarradora de los peores momentos del dj: "A Kiko había que aguantarle malos modales, llantos inesperados, bajones hasta las cloacas sin venir a cuento. Era una persona que no estaba centrada". Por eso, durante mucho tiempo, fue un tema "tabú" que intentaban evitar. Tan 'prohibido' que las mentiras a Isabel Pantoja para ocultarle la adicción de su hijo eran constantes. "A Isabel la hemos mentido mil veces. (...) Hubo un momento en el que estuvimos muy muy preocupados porque vimos que se le había ido de las manos", recuerda con dolor.
Y ese momento llegó cuando Irene Rosales no pudo más, y su 'explosión' derivó en la difícil conversación entre madre e hijo en Cantora. "Hablaron allí largo y tendido, Kiko se rompió y le dijo que tenía un problema grave de drogas". Lo que pasó después ya se sabe: el silencio absoluto cubierto por la sombra de la sospecha a propósito de los "malos hábitos" del cantante. "Tomaron la decisión de que había que ocultarlo", porque, "tenían miedo de que se hiciera público y en lugar de que pudiera salir del problema, se hiciera más grande y se hundiera más en el pozo”.