Error histórico: el origen del síndrome de Diógenes no se corresponde con el trastorno

Es curioso que el filósofo griego del que recibe el nombre, llevara una forma de vida diametralmente opuesta al grave problema de fondo de la mal denominada enfermedad

Enrique Espada
Enrique Espada

Periodista especializado en actualidad

Escultura griega
Pexels

El síndrome de Diógenes, popularmente conocido así el denominado como Trastorno de acumulación compulsiva -según la Psicología- es uno de los más sonados por el ’espectáculo visual’ e incluso de salubridad que plantea: personas que tienden a acumular sin sentido en sus casas ingentes cantidades de enseres, muebles e incluso desperdicios. Digamos que no son, precisamente, lo que todos podemos tener en la cabeza como referencia del ‘perfecto vecino’.

Pues bien, su nombre, Diógenes, tiene un origen más que singular e incluso paradójico que en ‘Lecturas Diario’ queremos compartir contigo. ¿Sabías que así se llamaba uno de los filósofos más excéntricos de la Antigua Grecia, tan célebre como lo son Platón o Aristóteles?

Así es. Y su historia no tiene desperdicio. Nació en Sínope, colonia griega, allá por el 412 antes de Cristo. Hace nada, vaya. Exiliado de su ciudad natal -no constan documentos visuales ni escritos de la época que indiquen las razones de tal exilio- se trasladó a la capital del ‘reino’, Atenas. Aquí por cierto coincidió con Platón. 

Comienzo agridulce para Diógenes

Su aportación como filósofo comenzaría a fraguarse en la ciudad del panteón. Y es que se puede decir que Diógenes fue uno de los primeros exponentes de la escuela cínica, inspirada principalmente en esta visión de la vida: el ser humano, por su propia naturaleza, poseía de las condiciones necesarias para conseguir una vida plena, serena y feliz.

Otra premisa de la filosofía en la que este creía era, por tanto, un contundente desprecio por las riquezas y la acumulación de objetos. Y como la historia demuestra, no hay mejor forma de inculcar algo que llevar a la práctica las ideas que se predican. Así pues, el filósofo optó por un tipo de vida un tanto peculiar. Y sobre esto sí que hay mucho escrito.

Todo lo contrario de lo que hacen quienes sufren el trastorno

Diógenes creía en lo que decía porque desde que comulgó con esta forma de pensar cambió voluntariamente su forma de vida: decidió vivir, literalmente, como un vagabundo. Sin casi pertenencias ni enseres personales. Lo que hoy conocemos, desgraciadamente, por ‘homeless’ y que todos los días es una realidad para muchas personas de diferente procedencia incluso en el ‘primer mundo’.

Su grandeza no solo radicaba en la modesta y humilde vida que llevaba, similar a la que predican los curas, pues lo que le hizo ‘grande’ es que no dudaba ni lo más mínimo en ser uno más en las profundas conversaciones que llevaban los filósofos de su época. Aunque, al parecer, a este le faltaba cierta brillantez en las maneras -abusaba de ironías y desafortunados desprecios- que tenía de intervenir en dichos debates.

Su nombre se puede interpretar desde la metáfora

He aquí la gran paradoja del asunto. Tras conocer a fondo la historia de la persona que da título popular a un síndrome que se basa en la acumulación descontrolada de objetos inservibles o basuras, está claro que es incongruente usar justamente este nombre y no otro. Sin embargo, desde la metáfora es algo más fácil comprender tal incoherencia:

Existe, para algunos, la concepción de que quienes sufren este trastorno sienten que todos y cada uno de los enseres que acumulan en sus casas pueden ser de utilidad en algún momento de sus vidas. Razón esta por la que no se quieren desprender de ellos. Una teoría, posiblemente, ‘cogida con muchas pinzas’...

Entrando ya más a fondo en dicho trastorno, del que la ciencia no ha llegado a esclarecer su origen exacto, sí que se asocia normalmente con patologías de tipo neurológico o psíquico como, por ejemplo, la depresión, la demencia senil o la soledad. Aunque lo cierto es que la mayor parte de los enfermos por trastorno de acumulación compulsiva son de avanzada de edad y solo ocasionalmente entre perfiles más jóvenes.

La solución al síndrome de Diógenes

La solución que puede tener, y la tiene, es muy parecida a la de cualquier otro trastorno psicológico que pueda existir en la actualidad. La ayuda de psicólogos y psiquiatras es lo único que puede sacar a estas personas de un círculo vicioso en el que la acumulación de objetos sin sentido inunda sus casas o trasteros. Y es que incluso su propia salud física corre riesgo porque la suciedad, la falta de higiene y las infecciones vienen asociadas a este serio problema que cada año afecta a más de 1.500 personas en nuestro país.

Aparentemente la solución es fácil, pero son enfermos a los que les cuesta pedir esa ayuda. En primer lugar porque no consideran ni mucho menos que tengan ningún problema, y después por la gran soledad en la que viven. Principal razón, casi en todos los casos, por las que son víctimas del mal llamado como ‘síndrome de Diógenes’ popularmente. Nadie se preocupa por ellos ni les ayudan…