Letizia (51 años) en sin duda sinónimo de estilo y elegancia. Sus looks son siempre examinados con lupa, pero sus joyas son todavía más valoradas y esperadas en las diferentes cenas de gala y actos reales. Nunca se sabe qué va a lucir, por lo que causa una gran expectación. El joyero real, además del de la emérita Sofía, es sin duda toda una sorpresa. Y es que parte del legado de la reina Victoria Eugenia, quien estipuló que pasara de mano en mano de las reinas de la corona española, todavía hoy no se ha visto en su totalidad.
Los 'pájaros' de rubíes, los pendientes de chatones, la tiara Flor de Lis, las pulseras gemelas, la diadema chata, la tiara prusiana de estilo neoclásico... Muchas piezas exclusivas conforman estos joyeros reales, algunas pasarán a Leonor y a las futuras reinas y otras verán su destino de la mano de Sofía, dueña de pendientes, tiaras florales, collares de esmeraldas, gargantillas de perlas rusas, colgantes llenas zafiros, broches de rubíes y todo tipo de piedras preciosas y semipreciosas en forma de alfileres. Eso sí, hay un antiguo broche de diamantes y esmeraldas colombianas que perteneció Victoria Eugenia, mujer de Alfonso XIII, que ahora Felipe VI podría recuperar para Letizia.
¿Por qué este broche no es propiedad de la Casa Real española? Isabel II y Victoria Eugenia, ambas dueñas de cientos de piezas que relucían en media Europa, tuvieron que exiliarse, por lo que sus joyeros perdieron por el camino numerosas joyas. Aunque muchas de ellas tuvieron como destino a infantas y princesas, otras no se han vuelto a ver y pertenecen seguro a colecciones privadas o han sido transformadas en otro tipo de alhajas.
De hecho, existe la teoría que el broche de perlas del joyero de los Borbón, que hace poco llevó Letizia para el entierro de Fernando Gómez-Acebo, fue uno de los pendientes que Alfonso XII dio a su primera mujer, María de las Mercedes de Orleans y Borbón, por el día de su boda. Eso sí, parece que esta idea se desechó porque el alfiler era demasiado grande para haber sido anteriormente una joya para la oreja.
El broche de Victoria Eugenia
Ahora Felipe VI tiene la oportunidad única para recuperar esta antigua joya que perteneció a su bisabula para regalársela a Letizia. ¿Qué tiene que hacer? Pujar en la reconocida casa de subastas Christie's, que detalla que la pieza tiene una dimensión de 8,5 x 4,1 cm y un peso bruto de 37,3 gramos. Hasta el próximo mes de mayo el rey puede hacer una oferta y devolver al joyero familiar esta espectacular pieza que actualmente es propiedad de la madre de Alessandro Lequio, fallecida en 2014 a los 78 años en Roma, donde residía.
El broche de Victoria Eugenia es propiedad ahora de la madre de Alessandro Lequio.
¿Por qué acabó este preciso broche en manos de Alessandra Torlonia di Civitella-Cesi? La joya fue heredada por la infanta Beatriz de Borbón, tercera de los hijos del rey Alfonso XIII y de Victoria Eugenia de Battenberg. Tras su muerte en el año 2002, la preciosa pieza con pasador único desmontable que se añadió posteriormente (en los primeros años del siglo XX) fue para su primogénita, Alessandra Torlonia y Borbón, más conocida como Sandra Torlonia, madre del colaborador de 'TardeAR' y prima hermana del rey Juan Carlos (su padre, Juan de Borbón, era hermano de Beatriz).
Si bien desde la web de la casa de apuestas cuál ha sido el precio de salida, muchos apuntan que este broche, que fue visto por última vez en la boda de Alessandro Lequio y su mujer, María Palacios, en noviembre de 2008, cuando lo llevaba Sandra, podría venderse entre 150.000 y 200.000 mil euros.
Aunque no sabemos si el monarca pujará o no, es conocida la historia de que Juan Carlos siempre ha querido recuperar para el joyero algunas piezas antiguas. De hecho, el emérito quiso hacerse con la tiara de aguamarinas de su abuela, que también estaba en manos de Sandra Torlonia, aunque hasta ahora solo se sabe que no llegaron a un acuerdo.
La otra esmeralda de Victoria Eugenia
Valorada en 500.000 euros, en 2022 reapareció en Suiza también una cruz de esmeraldas colombianas que perteneció a la reina Victoria Eugenia y que había estado desaparecida durante 30 años tras haber sido robada a la prima del rey emérito durante un viaje en avión de Ginebra a París. Perteneciente a Olimpia Torlonia, la llamada "cruz de los Andes", fue la Reina Isabel II y del Rey Francisco de Asis, quienes supuestamente vendieron esta pieza a la Emperatriz Eugenia de Francia. Y tras pasar por varias manos y dueños, reapareció en la exclusiva boutique de joyas Van Cleef y Arpels en 1974. Fue entonces cuando la piedra preciosa, después de unas intensas negociaciones, volvió a manos Torlonia.