La reina Sofía cumple 86: descubrimos cómo celebrará su cumpleaños y cómo está tras los escándalos del emérito

La madre de Felipe VI vive hoy en día centrada en su pequeña agenda oficial y en el tiempo que puede compartir con las personas que componen su círculo íntimo

Álex Ander
Álex Ander

Periodista especializado en corazón y crónica social

La reina Sofía
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Este sábado 2 de noviembre, la reina Sofía sopla 86 velas. Y, por lo que cuentan algunos allegados, piensa celebrar su cumpleaños en Madrid, concretamente en su residencia en el palacio de la Zarzuela, donde es probable que comparta un almuerzo con varios familiares y algunos amigos íntimos. Aunque la fiesta no se podrá alargar demasiado, porque poco después deberá viajar a Nueva York, donde el lunes le espera una cita bastante especial: la ceremonia de entrega de los premios a la Excelencia que llevan su nombre y que concede el Queen Sofia Spanish Institute —en concreto se encargará de darle un galardón al director de orquesta venezolano Gustavo Dudamel, premiado por sus destacadas contribuciones a la apreciación global del mundo de habla hispana a través del arte y los esfuerzos humanitarios—.

Según han declarado a ¡Hola! algunas personas de su círculo, la emérita, que a principios de año superó un susto de salud, tiene hoy en día una vida tranquila y serena: "Para ella es un momento magnífico y muy especial, aunque ensombrecido por la muerte de sus seres queridos, especialmente la de sus dos sobrinos Fernando y Juan Gómez-Acebo, que fallecieron demasiado jóvenes, y algunos leales amigos. Después de todo lo que ha pasado, sería normal imaginársela triste y decaída, pero no es así como se siente. Ya no duele como antes. Han sido muchos golpes. Y ahora es: '¿Qué más pueden decir?'".

Algunos señalan que, desde que conoció las últimas noticias relacionadas con las infidelidades cometidas por el rey Juan Carlos, doña Sofía "no duerme ni come, y llora mucho". Otros, en cambio, aseguran que la mujer evita leer nada sobre el asunto y que vive "sin amargura ni rencor" por lo que le haya podido hacer el emérito, con el que no vive desde 2020, fecha en la que el susodicho se mudó sin honores a Abu Dabi después de que su hijo Felipe VI lo apartara de la vida pública, y con quien solo ha coincidido en algunos eventos oficiales desde entonces.

Felipe, Reina Sofía, Letizia e infanta Sofía
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Un matrimonio abocado al fracaso

Sofía y él se conocieron en otoño de 1954 en el barco Agamenón, durante un crucero organizado por la madre de ella, la reina Federica de Grecia, para propiciar bodas entre los jóvenes príncipes europeos. Nunca hubo un flechazo de amor entre ambos pero, al volver a coincidir en mayo de 1961 en la boda de los duques de Kent, entablaron una relación orquestada por la casamentera Federica, que enseguida invitó a Juan Carlos a pasar unos días en la isla de Corfú para discutir los detalles del compromiso de boda.

El enlace se celebró en Atenas en mayo de 1962, y ya al año siguiente comenzaron a circular rumores de crisis matrimonial. Y es que Sofía era la antítesis de todo lo que Juan Carlos buscaba y buscaría siempre en una mujer: apocada, de físico discreto, pacata y con poco sentido del humor. "Nunca ha habido amor ni atracción entre ellos. Ya en el mismo viaje de novios él le fue infiel a ella. Cuando nació el rey Felipe dejaron de tener relaciones sexuales, y hasta hoy", escribió Pilar Eyre, autora de un libro ('La soledad de la reina') que analiza la figura de una mujer que se acostumbró a que su marido no le mostrara afecto y, la mayoría de las veces, no le prestara atención.

Cierto es que alguna que otra vez se planteó el divorcio. También lo es que cambió de opinión tras consultar el asunto, a mediados de los setenta, con su madre, quien le pidió encarecidamente que no abandonara nunca a Juan Carlos ni dejara de ser reina, a menos que quisiera acabar como ella, que se había visto obligada a permanecer en el exilio después de que un referéndum rechazara la monarquía en Grecia. A partir de ese momento, Sofía decidió que, pasara lo que pasase, iba a ser reina hasta que muriese. O lo que es lo mismo, antepuso totalmente su condición de consorte de España y su deseo de ver a su único hijo varón heredando un día la corona, a su felicidad personal. 

Centrada en el presente

Y así transcurrieron varias décadas en las que Sofía vivía en el Palacio de la Zarzuela con su marido, aunque cada uno ocupaba un ala distinta de la zona residencial, al mismo tiempo que buscaba formas de evadirse de su triste vida cotidiana —al carecer de amistades íntimas fuera de su familia, personas como su prima Tatiana Radziwill y su hermana la princesa Irene de Grecia se convirtieron en las guardianas de sus principales confidencias—.

Desde hace un tiempo, Sofía está bastante volcada en la tarea de compartir momentos con sus nietos, aunque es vox populi que su relación con la princesa Leonor y la infanta Sofía, igual que la que mantiene con la madre de estas, la reina Letizia, es regular tirando a mala. Y, sobre todo, se esfuerza por acompañar en todo momento a su hijo, con el que mantiene una relación estrecha y cómplice, y por cumplir con su pequeña agenda oficial, algo que le ayuda a mantener cierta popularidad. Porque, como le comentó a una íntima no hace mucho, "Hay que ser realistas, me voy a morir, estamos en la edad, pero lo voy a hacer con las botas puestas".