La reina Isabel II ha tenido que hacer frente a grandes cambios después de que el pasado octubre sufriera un bache de salud que la llevó a reducir al máximo su agenda y a que la casa real británica decidiera que, a partir de ahora, la mayor parte de los actos que protagonicen sean en el castillo de Windsor. Sin embargo, este no es el único disgusto que se ha llevado la soberana. Junto a estas recomendaciones, los médicos le prohibieron beber alcohol, algo que forma parte de su día a día.
A sus 95 años, Isabel II se ha tenido que despedir de las bebidas espirituales, aunque no lo ha hecho del todo. Según ha desvelado ahora el sumiller real, Demetri Walters, al diario británico ‘Daily Mail’, la monarca ha abandonado para siempre su martini diario, pero sigue tomándose una copa de vino dulce en la cena. Es más, la soberano no se conforma con cualquier cosa: “Elijo por la reina, pero ella es bastante exigente porque ya que no bebe mucho vino”.
Junto a estas declaraciones, el sumiller real también ha confirmado que los médicos han recomendado a Isabel II que reduzca al máximo su ingesta de alcohol diario: “Es malo para sus articulaciones y no puede beber demasiado cuando está haciendo todos estos compromisos reales; no es un trabajo en el que se pueda beber”.
Aparte de su martini seco nocturno, la reina Isabel II también se ha despedido de la ginebra con Dubonnet, su cóctel favorito desde hace años y que, según e dice, siempre degustaba antes de irse a dormir. Es más, el pasado año el palacio de Buckingham lanzó su propia marca de ginebra.
Con 95 años, Isabel II ha tenido que renunciar, a medias, de uno de sus mayores placeres en su ajetreada vida de reina. Todo para conservar una salud de hierro que le permitirá celebrar el próximo junio 70 años en el trono. Y es que, la reina sigue poniéndole cada día más difícil el acceso al trono a su hijo, el príncipe Carlos.