La familia real británica intentó poner el pasado lunes 13 de enero fin a una de las mayores crisis que se recuerda en la institución. Después de que Meghan Markle y el príncipe Harry decidieran anunciar su intención de ser independientes económicamente y trasladarse a Canadá, la reina Isabel II reunió a su hijo, el príncipe Carlos, y sus nietos, el príncipe Guillermo y el duque de Sussex en una cumbre en Sandringham con el objetivo de poner solución al conflicto. Y lo consiguieron.
Tras varias horas reunidos, la cumbre terminaba con un comunicado de la reina Isabel II con el que dejaba muy clara su postura ante este conflicto y sorprendía al mostrarse muy comprensible con su nieto y Meghan Markle. “Hubiéramos preferido que continuaran como miembros de la familia real que trabajan a tiempo completo, pero entendemos su deseo de vivir una vida más independiente”, aseguraba la monarca.
Un final consensuado por todos tras una cumbre de la que poco a poco se van sabiendo más detalles y que pudo comenzar antes de lo que se esperaba. Según han afirmado fuentes cercanas a la familia real al ‘Daily Mail’, la tarde empezó con un encuentro en solitario entre el príncipe Harry y la reina Isabel II. El hijo del príncipe Carlos llegó tres horas antes de la hora fijada para el encuentro y mantuvo una conversación con su abuela, en la que le explico su punto de vista sobre la situación.
Una reunión en solitario con la que Isabel II y el príncipe Harry intentaron poner fin a la tensa situación que han mantenido en los últimos días. Muy unidos durante años, el joven ha pasado de ser considerado durante mucho tiempo el nieto favorito a convertirse en la mayor decepción de la monarca. Aun así, la reina ha cedido ante los deseos del duque de Sussex y se ha mostrado más comprensiva que nunca.