Adiós a Yuriko, la miembro más anciana de la familia imperial japonesa. Ha sido la Agencia de la Casa Imperial la que ha anunciado la muerte de la princesa Mikasa: "Falleció hoy a las 6:32 de la mañana en el Hospital Internacional St. Luke", ha explicado el comunicado en el que aseguran que no van a aceptar ni flores ni regalos. A pesar de que se había anunciado que la causa de la muerte era por "causas naturales", los medios nipones han asegurado que la mujer del hermano del emperador Hirohito ha muerto de neumonía.
Segunda hija del vizconde Masanari Takagi y de Kuniko Irie, Yuriko nació en 1923 como aristócrata y se casó con tan solo 18 años con el príncipe Mikasa, hermano menor de Hirohito (conocido póstumamente como emperador Showa) y tío abuelo del actual emperador Naruhito, pocos meses antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial, cuando la familia aún gobernaba la nación. Sin duda una longeva y fascinante vida que se había visto deteriorada durante estos últimos años.
Según cuentan los medios japoneses, la princesa Yuriko se encontraba hospitalizada desde principios de marzo por culpa de un derrame cerebral y una neumonía, pero además sufría un deterioro de las funciones de su corazón, riñones y otros órganos. Miembros de la familia imperial, incluidas sus nietas, la princesa Yoko y la princesa Akiko, así como su nuera, la princesa Hisako, la visitaron durante la semana pasada para darle su último adiós.
"Desde su matrimonio siempre ha apoyado al príncipe Mikasa y como miembro de la familia imperial ha contribuido a una amplia gama de campos como la atención médica, el bienestar, la cultura, los deportes y las amistades internacionales", aseguró el primer ministro Shigeru Ishiba en una declaración leída por el secretario jefe del gabinete, Yoshimasa Hayashi. "En particular, había estado involucrada en el programa de atención materna e infantil durante muchos años y se había dedicado a ello", añadió.
Yuriko, una princesa muy cercana
En la autobiografía de su difunto esposo, la princesa Yuriko, que tuvo 5 hijos, relató su experiencia durante la guerra, cuando se vio obligada a vivir en un refugio antiaéreo con su hija, que entonces tenía un año, después de que su casa fuera incendiada. "Los jóvenes decían que la guerra debía continuar mientras que el príncipe aeguía diciendo que era mejor terminarla ahora", recordó, añadiendo que las discusiones se volvieron tan duras que pensó que empezarían a dispararse unos a otros.
Después de la guerra, a pesar de las dificultades y la inestabilidad financiera de la familia, la princesa trabajó duro para crear un hogar y criar a sus cinco hijos, además de apoyar a su marido, que trabajaba como investigador de estudios del Antiguo Cercano Oriente.El príncipe Mikasa, en su autobiografía, señaló que fue su Yuriko fue "quien me ayudó en las sombras y bajo el sol durante los últimos 70 años". Una relación de amor que traspasó fronteras.
Durante su vida, la fallecida fue presidenta de Boshi-Aiiku-Kai, una asociación que aboga por el cuidado de las madres y los niños, durante 62 años, y también presidenta de la Fundación Cultural para la Promoción del Traje Nacional de Japón durante más de tres décadas. Pero no solo eso, también fue vicepresidenta honoraria de la Sociedad de la Cruz Roja Japonesa y una gran embajadora de su país, ya que cuando le acompañó en muchas de sus visitas internacionales, contribuyó al establecimiento de lazos amistosos con países como Sri Lanka y Turquía.
"Me gustaría seguir pasando mis días mientras rezo por la felicidad de la gente", dijo el pasado año al cumplir 100 años, cuando se convirtió en la segunda de la familia imperial en llegar a esta edad. Un deseo que continuarán haciendo las dos hijas que todavía viven, aunque fuera de la corona imperial porque se casaron con hombres fuera cualquier dinastía, es decir plebeyos.