El misterio del verano de Carolina de Mónaco: de sus discretas vacaciones a los tiempos en los que sus pechos se asomaban a las portadas

Carolina de Mónaco, que desde 2009 vive separada (que no divorciada) de Ernesto de Hannover, mantiene en la actualidad un perfil bajo alejado casi por completo de los focos.

Álex Ander

Periodista especializado en corazón y crónica social

Actualizado a 15 de agosto de 2024, 12:10

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Carolina de Mónaco (67 años) es una de las mujeres más populares, elegantes e influyentes del panorama internacional. Durante años, era habitual ver a la princesa de Hannover protagonizar portadas desde sus vacaciones familiares a bordo del yate real Pacha III. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, los planes de la madre de Carlota Casiraghi parecen un secreto de Estado. 

Hace unos días, Carolina reaparecía en la ciudad italiana de Lecce para ver el 'Core Meu' con el Ballet de Montecarlo. Una localidad perteneciente a la comarca del Salento, famosa por sus hermosos pueblos costeros. Tal y como apunta la prensa local, la aristócrata ya ha dado comienzo a sus vacaciones y se ha desplazado hasta allí a bordo de su famoso yate Pacha III, que para aquellos que no lo sepan fue un regalo que su malogrado marido Stéfano Casiraghi le hizo en 1989, un año antes de perder la vida en un trágico accidente. En su momento, la hija de Grace Kelly invirtió tres millones de euros en una reforma para modernizar el interior de una embarcación de recreo de la que también han disfrutado (y aún hoy disfrutan) los nuevos Grimaldi.

También da la sensación de que la hija mayor de Raniero y Grace, que desde 2009 está separada (que no divorciada) de Ernesto de Hannover, vive entregada en cuerpo y alma al hedonismo. Su papel institucional disminuyó progresivamente desde el momento que Alberto contrajo matrimonio con Charlene, con la que ella mantiene una relación respetuosa pero distante —Carolina siempre ha pensado que la exnadadora sudafricana no está a la altura del papel que ocupa y, además, le molesta soberanamente que tampoco la haya dejado tutelarla—. 

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De hecho, la princesa mantiene en la actualidad un perfil bajo y se deja ver lo justo. En un momento en el que el verano da paso a las vacaciones, hemos podido saber que Carolina sigue veraneando en lugares como Cavallo, una pequeña isla en el Mar Mediterráneo, situada entre Córcega y Cerdeña, donde los Grimaldi poseen desde hace años un casoplón. Eso sí, a diferencia de tiempos pasados desde hace años no hay una imagen de Carolina disfrutando como antaño de sus vacaciones de verano.

Allí, su familia y ella se sienten totalmente a salvo de las miradas ajenas, lo cual es normal teniendo en cuenta que el lugar es una reserva natural, protegida de forma permanente por un grupo de gendarmes franceses, con zonas donde ni siquiera pueden aproximarse los barcos.

Los veranos más movidos de Carolina de Mónaco

Eso sí, atrás quedaron aquellos veranos en que Carolina era el personaje favorito de la prensa del corazón, esa que siguió de cerca sus pasos desde que siendo una adolescente abandonó su diminuto Principado y se fue a estudiar Filosofía a París, donde empezó a granjearse cierta reputación de mujer casquivana. Su belleza morena enamoró a muchos caballeros, y tanto los entresijos de sus escarceos sentimentales como sus pechos (aunque en esto último le saca ventaja su hermana Estefanía) se asomaron durante años a las portadas de las revistas de medio mundo.

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Sin ir más lejos, su boda con el hombre de negocios Philippe Junot, celebrada en junio de 1978, cuando solo tenía veintiún años, se precipitó cuando los fotógrafos la fotografiaron en topless y en posturas poco ortodoxas al lado de su chico en la Costa Azul. Fue Daniel Angeli, el creador de la Agencia Angeli, quien consiguió una gran exclusiva al lograr retratar a Carolina desnuda de cintura para arriba. Aunque el verdadero perro de prensa de la princesa fue el fotógrafo Frank Dovery, un francés de la Costa Azul que entonces no abandonaba a la royal ni a sol ni a sombra.

"Antes que paparazzo, Dovery fue carnicero, y en la actualidad es uno de los fotógrafos mejor pagados de Europa", escribió Basilio Rogado en su libro 'Flash mortal', publicado en 1997. "Aunque la princesa Carolina le ha demandado en varias ocasiones, no parece que los pleitos hayan ido demasiado lejos. Quizá una de las causas es que Dovery se mantiene siempre a gran distancia de sus personajes ya que utiliza un equipo tan sofisticado como pesado".

Cabe recordar que, tras divorciarse de Junot en 1980, Carolina fue bastante criticada por algunos, incluso tachada de baldón de la familia Grimaldi. Cuando su madre Grace murió en 1982 en un trágico accidente automovilístico, la princesa la sustituyó como primera dama del Principado. Durante un tiempo intentó mostrarse a la altura de lo que las circunstancias le exigían y sentó la cabeza con Casiraghi, el padre de tres de sus hijos –Andrea, Carlota y Pierre–. Y lo cierto es que apenas volvió a dar que hablar ni fotografiar desde el fin de su matrimonio con Ernesto de Hannover —a modo de curiosidad, fue precisamente Dovery quien descubrió y plasmó en imágenes el idilio entre la princesa y el aristócrata—.

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