Por muy diferentes que sean, todas las Casas Reales están marcadas por tres elementos clave: tradición, protocolo e historia. Sus miembros deben respetar estos tres principios, a la vez que adaptan la institución a los nuevos tiempos. Esto hace que podamos ver a la nuestra familia real española mostrándose mucho más cercana y transparente que sus antecesores, pero que al mismo tiempo deban seguir toda una serie de normas para preservar la estabilidad de la Corona.
Muchas de estas reglas son conocidas por todos, pero hay otras mucho más curiosas e incluso peculiares. Por ejemplo, en la página web de la Escuela Internacional de Protocolo y Eventos se explica que en la Casa Real británica, tienen prohibido jugar al Monopoly y, en su momento, no podían irse a la cama antes que la reina Isabel II.
Pero, ¿A qué se deben estas normas tan peculiares? ¿Son las mismas para todas las Casas Reales? ¿Cuál es el verdadero significado de llevarlas a cabo? La revista Lecturas ha hablado con María José Gómez Verdú, experta en protocolo y etiqueta, para conocer todos los detalles.
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El verdadero motivo de las peculiares reglas de la Corona
Está claro que seguir reglas tan específicas no son fruto de un reglamento antiguo y sin sentido, sino que forman parte de toda una estrategia. "Desde la perspectiva del protocolo, las prohibiciones curiosas que rigen la vida de los miembros de las casas reales —desde no jugar al Monopoly hasta evitar un esmalte de uñas rojo— no son simples caprichos aristocráticos, sino herramientas de precisión simbólica", ha explicado Verdú.
Como cuenta la experta, "la realeza no solo representa una institución, sino una narrativa cuidadosamente construida donde cada detalle, por mínimo que parezca, comunica poder, neutralidad, tradición y orden". De esta manera, cada pequeño elemento es clave a la hora de mostrar la imagen de la monarquía.
Es por eso que los miembros de nuestra familia real "viven bajo un estricto código de comportamiento no siempre visible para el ojo público". Por ejemplo, María José señala que Letizia, Leonor y Sofía "no pueden tener redes sociales personales, expresar opiniones políticas, vestir con estridencia ni participar libremente en actividades culturales sin aprobación institucional".
Unas limitaciones que deben seguir al pie de la letra para no romper con la imagen tan concreta de la Corona. La propia experta señala que estas normas no son "porque falte libertad, sino porque abunda el simbolismo". ¿En qué sentido? Pues en que la Casa Real debe mantenerse firme e inamovible. "El ciudadano puede cambiar de opinión, de peinado o de estilo. La monarquía, no. Y es precisamente esa inmovilidad la que da sentido a estas normas", ha afirmado Verdú.
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"La Corona no habla, insinúa; no compite, representa. Por eso no se juega al Monopoly, porque es competitivo y puede generar tensiones", ha insistido María José. Además, los reyes y príncipes tanto españoles como ingleses son muy conscientes de que "todo gesto comunica. No existen los detalles menores".
Las normas más curiosas de la Casa Real española
Los reyes Felipe y Letizia, la princesa Leonor y la infanta Sofía tienen muy claro todas las reglas que deben seguir con el objetivo de mantener la inmovilidad y relevancia de la Corona. Dejando de lado el protocolo más importante referente a la seguridad y a la forma de mostrarse, hay una serie de especificaciones que son mas desconocidos para los ciudadanos que marcan la vida de la familia real.
Por ejemplo, los royals británicos y españoles evitan "firmar autógrafos, ni sacarse selfies con ciudadanos", señala Verdú. "La razón no es soberbia, sino seguridad y control de imagen. Una firma puede ser falsificada. Una selfie puede romper el aura de distancia y reverencia que la institución necesita mantener", relata la experta en protocolo.
También, en cualquier acto oficial, tienen "prohibido cruzar las piernas al sentarse (especialmente para las mujeres)" y lo único que se les permite es el conocido como 'duquesa slant'. Este término hace referencia a la forma de sentarse con las piernas juntas e inclinadas hacia un lado. "Una pose que comunica elegancia, contención y feminidad medida", cuenta María José.
Otro gesto que no pueden llevar a cabo en público son las muestras de afecto, como besos, abrazos o caricias. En este caso, "la razón es doble: mantener una imagen sobria y evitar que lo personal opaque lo institucional. El amor, en palacio, se gestiona entre bastidores", afirma Verdú.
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En cuanto a las prendas que pueden o no usar los miembros de la familia real, hay cierta manga ancha, pero con algunas limitaciones. "No usar ropa con logotipos visibles ni prendas demasiado modernas: la vestimenta real debe ser clásica, neutra y atemporal", asegura la experta antes de añadir: "En la Casa Real Española, por ejemplo, se evita cualquier referencia a marcas comerciales para no asociarse con intereses privados".
A nivel de protocolo, hay decenas de normas a seguir según el acto que se está llevando a cabo. En caso de ser una cena de gala, se evita alargar la velada "en exceso para preservar la solemnidad y el ritmo del acto". Y, por supuesto, en lo que se refiere a opiniones personales, Felipe, Letizia, Leonor y Sofía deben "evitar expresiones políticas o ideológicas de cualquier tipo: esto incluye no vestir de ciertos colores en contextos sensibles, no hacer comentarios que puedan interpretarse como opinión, y no tomar posición ni siquiera sobre temas culturales polémicos".
Aunque puedan parecer reglas que restringen la libertad de los miembros de la familia real, no son un anacronismo. "Son el andamiaje invisible de una estructura que necesita seguir pareciendo intocable para seguir siendo relevante. En un mundo donde todo se vuelve inmediato y transparente, la monarquía sobrevive siendo opaca, medida y ceremoniosa", apostilla María José Gómez. Es cuando tiene lugar "esa tensión entre lo humano y lo simbólico donde el protocolo se convierte en el verdadero arte de la realeza", afirma.
La familia real se salta el protocolo
Cada familia real sabe perfectamente que gestos o acciones debe llevar a cabo en base a ese reglamento que sostiene a la institución. Sin embargo, es inevitable percatarse que los reyes Felipe y Letizia han querido romper con alguna de estas normas en sus 10 años de reinado. Por ejemplo, el hecho de no tomarse selfies es algo que nuestros monarcas no han respeto en varias ocasiones.
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Como ha indicado Verdú, estas fotos con ciudadanos pueden provocar una disminución de la distancia y la reverencia que la Corona quiere mantener. Quizá es por eso mismo que Felipe y Letizia han querido romper con esta limitación. Si algo han intentado los monarcas en estos años es en modernizar la imagen de la monarquía y mostrarse más humanos y cercanos que nunca.
Esto se confirmaría con los abrazos que los reyes han compartido con sus hijas en alguna ocasión. Todos recordamos el momento en que Felipe, Letizia y Sofía dejaron a Leonor en la Academia Militar de Zaragoza. Todos ellos se fundieron en varios abrazos con la princesa. Algo que se repitió durante la despedida de la joven al embarcarse en el buque escuela Juan Sebastián Elcano. Pequeños cambios que les permiten adaptarse a los nuevos tiempos, a la vez que mantienen la tradición y compromiso que caracteriza a la Casa Real.