Las luces y sombras de Máxima y Guillermo de Holanda: un matrimonio con dificultades que no se ha librado de las críticas

Los actuales reyes de Países Bajos, que tienen tres hijas en común, se conocieron en la Feria de Abril de Sevilla y consiguieron que su romance se consolidara fuera de los focos

Álex Ander

Periodista especializado en corazón y crónica social

Actualizado a 20 de abril de 2024, 10:11

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Todavía no se conoce la fecha de estreno en España, pero es un hecho que la serie sobre Máxima de Holanda se emitirá este próximo 20 de abril tanto en Países Bajos como en Argentina. La ficción abordará la infancia y juventud de la reina consorte, cuya madre era ama de casa y secretaria de su marido Jorge Zorreguieta, el ministro del dictador militar Videla, que vivía con su familia en el barrio de la Recoleta, en Buenos Aires. Su infancia transcurrió en esta ciudad en una época, la década de los setenta, en la que como bien señala la periodista holandesa Marcia Luyten en su biografía no autorizada de la monarca, la nación se dirigía "hacia su bancarrota financiera y moral. La familia Zorreguieta se encontraba en medio de la tormenta".

Aquella rubia y simpática argentina, educada desde pequeña para escalar lo más alto posible, se trasladó a Nueva York siendo una veinteañera. Allí trabajó en la banca y tuvo ocasión de codearse con la jet set neoyorquina. La primera temporada de la serie, realizada por la productora neerlandesa Millstreet Films en colaboración con Star+, ahondará en los inicios de su relación con Guillermo de Orange. Ambos se conocieron en 1999 en una caseta de la Feria de Abril de Sevilla, y se sintieron atraídos enseguida. Ella salía entonces con el alemán Dieter Zimmermann, pero acabaría rompiendo con él para empezar un romance con un hombre que durante las primeras citas con la enérgica argentina mantuvo en absoluto secreto su regia identidad.

Al principio, también Máxima guardó con discreción que estaba manteniendo un escarceo amoroso con el mismísimo príncipe heredero de la corona holandesa. En un momento dado abandonó su trabajo como economista en el Deutsche Bank de Nueva York para trasladarse a Bruselas, donde hincó los codos para aprender holandés y su relación floreció, entre mayo de 2000 y abril de 2001, lejos de los focos. Según su biógrafa, su llegada desde la Gran Manzana "transformó la familia real holandesa", pues Máxima "se movió con aparente comodidad y visible placer por todos los sectores de la sociedad" y "la casa real se hizo más vivaz, alegre y mundana con ella". 

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Imagen de proximidad

La pareja celebró su boda en febrero de 2002; aunque había crecido en Argentina como católica, Máxima se casó en una ceremonia protestante para ser aceptada en los Países Bajos. El evento contó con las importantes ausencias del padre de la novia, vetado por el Gobierno de la Haya por su antigua relación con la dictadura militar argentina, y de la madre. “Lamento la dictadura, las desapariciones, las muertes. Todos sabemos los males que causó el régimen militar y como argentina tengo mucha tristeza por ello”, aseguró una vez Máxima, coronada reina consorte en 2013, fecha en la que Beatriz de Holanda decidió abdicar en su hijo.

Pese a las dificultades, los actuales monarcas han tenido juntos tres hijas —las princesas Amalia (actual heredera al trono), Alexia y Ariane—, y han estado el uno al lado del otro tanto en los triunfos como en los desafíos, encarnando la esencia de una monarquía en la que las tradiciones más arraigadas conviven en armonía con cierta imagen de proximidad y la escucha de las necesidades de una sociedad tan compleja y cambiante como la actual. De hecho, siempre se ha comentado que la reina Máxima se ganó la simpatía de los ciudadanos al mostrar una cercanía y hablar con acento español un idioma tan lejano para ella como el holandés. 

Según Rick Evers, autor del libro 'Máxima. Más que Majestad', su biografiada tuvo bien claro desde su llegada a la corte que "no quería convertir su existencia en un vacío papel ceremonial, con todas las consecuencias que ello conlleva", sino que deseaba "poder vivir una vida que hiciera justicia a su pasado, a su carrera en Argentina y Nueva York". Por eso se creó por ejemplo la organización benéfica Oranje Fonds, de la que es embajadora la reina, que también trabaja como asesora de finanzas en Naciones Unidas.

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Sin miedo a disculparse

Por todo lo mencionado, Máxima llegó a convertirse en el miembro más popular de la Casa de Orange. Sin embargo, la crisis del coronavirus les granjeó a ella y a Guillermo duras críticas por parte de muchos ciudadanos y periodistas que no entendieron que, con la que estaba cayendo en todo el mundo, ellos hubiesen cogido un avión para pasar unos días en su residencia de Grecia. Conscientes de su error, los reyes pidieron perdón de forma pública en un vídeo emitido en distintos medios.

Las disculpas no convencieron a todos sus súbditos y, de hecho, una encuesta reveló que el 75% de la población consideró imprudente que la pareja se fuera de vacaciones. Sin embargo, su gesto también les sirvió para ganarse el respeto de algunos y, sobre todo, para demostrar que mucho menos sirve la ley del silencio practicada todo el tiempo por otros monarcas de su generación.

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