Letizia, Mary Donaldson y Máxima de Holanda tiran la casa por la ventana: las joyas más espectaculares de las reinas europeas

Los joyeros de las casas reales europeas tienen un valor incalculable. Repasamos cuáles son las joyas más icónicas que han ido pasando de generación en generación

Helena Arriaza
Helena Arriaza

Redactora digital de Lecturas

Joyas familias reales europeas
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Entre los joyeros más valiosos del mundo, están los de las familias reales europeas. Las diferentes Casas Reales cuentan con una impresionante colección de joyas entre las que hay tiaras, pendientes, broches, anillos o collares que cada vez que alguien se los pone, se llevan todo el protagonismo.

Se trata de colecciones que han ido incorporando desde hace muchísimos años y hasta hoy. Poco a poco, estos joyeros van aumentando su incalculable valor gracias a piezas lujosas, exclusivas y muy caras que pasan de generación en generación. Además, algunas también cuentan con un componente sentimental que aporta más valor si cabe. A continuación, vamos a repasar cuáles son algunas de las joyas más espectaculares de las diferentes casas reales europeas.

La reina Letizia con la tiara Flor de Lis

Letizia
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De todas las tiaras del joyero de la familia real española, destaca la tiara Flor de Lis. La última vez que la vimos fue hace muy pocas semanas, cuando la reina Letizia (51 años) la llevó durante la cena de gala celebrada durante su viaje de Estado a Dinamarca. Fue en el año 1906 cuando la joyería Ansorena creó esta espectacular joyas que Alfonso XIII encargó como regalo de bodas para su mujer Victoria Eugenia. Tal es su valor, que hay rumores que aseguran que desde Zarzuela la conocen como ‘la tiara buena’.

Máxima de Holanda con la tiara Stuart

Máxima de Holanda tiara
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Entre los joyeros más valiosos de las monarquías europeas, está el de la familia real holandesa. Si hay una pieza que destaca sobre el resto, es la tiara Stuart que Máxima de Holanda (52 años) se puso por primera vez en el año 2018. La rescató después de muchos años sin usarse porque su suegra, la reina Beatriz, nunca quiso llevarla. Si algo caracteriza a esta tiara además de ser de platino y estar compuesta por más de 900 brillantes, es que se puede decir que es 'de quita y pon'. Sus diamantes se pueden intercambiar y es cuando lleva el diamante Stuart cuando se convierte en una joya de lo más preciada, puesto que esta piedra de 40 quilates es la más exclusiva del joyero de los Orange. Una piedra que adquirieron en el año 1690 los reyes Guillermo III y María II, de la dinastía Stuart.

El collar de 80 millones de euros de Isabel II

Collar Isabel II
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Uno de los joyeros más ostentosos es el de la familia real británica. Más allá de las tiaras, la reina Isabel II siempre lucía espectaculares pendientes, collares o broches que dejaban patente la amplia colección con la que contaba y que ahora ha pasado a sus herederos. Entre las piezas más destacadas, está un collar de diamantes valorado ni más ni menos que en 80 millones de euros. Se trata de una pieza con la que le obsequió el nizam de Hyderabad cuando ella celebró su boda con Felipe de Edimburgo en el año 1947. Es una joya que se encargó a la prestigiosa casa Cartier de París y que fue creada en el año 1935.

Mette-Marit de Noruega, con una tiara valorada en 10 millones de euros

Mette-Marit
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Volviendo a las tiaras, en la Casa Real de Noruega la más valiosa es la tiara de diamantes que llevó la reina Maud en su boda con Haakon VII celebrada en el año 1896. Una pieza valorada en 10 millones de euros que la princesa Marta Luisa se puso en su boda con Ari Behn y que Mette-Marit (50 años) rescató para acudir a la boda de Victoria de Suecia.

El significado de la tiara Medianoche de Mary de Dinamarca

Mary de Dinamarca
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A la que también hemos visto con tiara en más de una ocasión, es a Mary de Dinamarca (51 años). Una de las más espectaculares de la colección del joyero real danés, es la tiara Medianoche. Más allá de por su valor económico, que también lo tiene, esta clara es la muestra de cómo las joyas también tienen un valor sentimental detrás. Esta joya es un guiño a Australia, su país natal, y a que fue allí donde conoció al príncipe Federico de Dinamarca durante los Juegos Olímpicos de Sídney 2000. Esta tiara, tanto por sus detalles como por su nombre, pretende reflejar las noches estrelladas típicas de Australia. Cuenta con 1.300 brillantes sobre oro rosa y blanco, con piedras lunares y con detalles en plata oxidada negra.