“¿Qué diferencia habría?”. El príncipe Harry (38 años) y su mujer, Meghan Markle (41 años), parecen tenerlo clarísimo. Entre renunciar y no renunciar a sus títulos nobiliarios, prefieren no hacerlo porque, según ellos, nada cambiaría. El resto de los británicos no parecen estar para nada de acuerdo.
Los duques de Sussex planean seguir siéndolo por mucho tiempo. A pesar de que su excisión de la familia real se produjo a principios del 2020, el matrimonio sigue ostentando los mismos títulos que antes del polémico ‘megexit’. Harry ha asegurado en su entrevista con Anderson Cooper promocionando ‘En la sombra’, su escandalosa biografía en la que carga con dureza contra su padre, su hermano y la esposa de este, que no cree que dejar de ser duque o príncipe supusiera alguna diferencia para la corona o para él mismo; pero lo cierto es que en una reciente encuesta que maneja el periódico Daily Mail, el 98% de sus lectores querrían que este perdiera sus títulos.
Harry ha dado una entrevista en la que ha expresado claramente su deseo de seguir siendo duque de Sussex
Sin rodeos, y con los resultados de la última encuesta en la mano, Anderson Cooper preguntó a Harry por qué no renunciaban ni él ni Meghan Markle a sus estátus de duques. “¿Y qué diferencia habría?”, contestó el que ahora vive en Los Ángeles, tras su salida de la familia real. No pocos británicos pensaron que tras la excisión, esto se traduciría en una pérdida de privilegios que normalmente reportan estos títulos. Que los propios Meghan y Harry renunciarían de ‘motu propio’ a ellos; pero nada más lejos. Tres años más tarde, el matrimonio no solo no lo ha hecho sino que no piensa hacerlo.
“Una de las cosas que más se te ha criticado es que dicen ‘está bien, que se mude a California, que se aleje de su rol institucional. Pero ¿por qué ser tan público? ¿Por qué revelar conversaciones que has mantenido con tu padre o con tu hermano? Tú mismo has dicho que querías mantenerlas en la privacidad”, le espetó Anderson. “Cada vez que he tratado de hacerlo de manera privada, ha habido filtraciones e historias contra mí y mi mujer. El lema de mi familia es ‘nunca te quejes, nunca expliques’; pero es solo un lema; y no siempre se mantiene”.
Tres años del ‘Meghexit’ en los que no han parado de criticar a la corona
El 8 de enero se cumplió el tercer aniversario desde que Harry y Meghan Markle anunciaron su decisión de mudarse a California e iniciar una nueva vida junto a su hijo Archie. Agobiados por el clima que se respiraba en Buckingham, creyeron que lo mejor para la familia que acababan de formar era renunciar a los privilegios de la corona y ser económicamente independientes.
Y con esta decisión, llegaron todas las entrevistas. Primero a Oprah, la verdadera reina de Estados Unidos. En horario de máxima audiencia y poniendo sobre la mesa el tema del racismo sufrido por Meghan como uno de los grandes motivos de su marcha de Inglaterra. Tras eso, un podcast para la ex actriz y un contrato millonario con Netflix para un documental, ‘Harry y Meghan’, que vio la luz el pasado diciembre y que constó de 6 capítulos en los que expusieron cómo se conocieron pero, también, los continuos feos con los que lidiaban. Tachado por la crítica y la audiencia como un absurdo lamento de dos personas absolutamente privilegiadas, las críticas también han inundado a la pareja tras la publicación de ‘En la sombra’.
En sus memorias, además de reconocer haber matado a 25 hombres en su época en Afganistán, el príncipe Harry también desvela la soledad a la que se ha enfrentado teniendo un padre como el suyo. Según el duque, Carlos III le no consoló de ninguna manera después del trágico fallecimiento de su madre. Nunca le reconfortó con un abrazo. Además, muy a menudo, solía bromear con la posibilidad de que el pelirrojo no fuera hijo legítimo suyo, algo que le hería profundamente. Para el príncipe, su familia nunca ha significado unión, más bien todo lo contrario. Emplea la palabra “archienemigo” para referirse a su hermano Guillermo, actual duque de Gales y heredero al trono. Habla de su legendaria competencia, en una relación que parecía más una carrera que un vínculo fraternal.