Este 25 de diciembre la familia real británica ha celebrado una de sus citas más importantes del año: la misa en Sandringham. De hecho, muy puntuales como siempre Carlos III, Camila, Kate Middleton, Guillermo y sus tres hijos, caminaron juntos para dirigirse a la iglesia de Santa María Magdalena en Norfolk. La madre de George, Charlotte y Louis ha lucido para la ocasión uno de sus abrigos verdes abeto favoritos de Alexander McQueen con guiño a la reina.
Sonrisas, recibimiento de regalos, charlas con algunos de los seguidores que estaban allí esperando desde anoche... Sin duda este día es muy feliz para todos y por ello todos se han mostrado tan cercanos y cariñosos. Eso sí, desde la prensa británica ha querido hablar con la con la experta en lenguaje corporal Judi James y así conocer su opinión sobre la apariencia de la corona en el día de Navidad.
Judi no solo ha reconocido en 'The Sun' que Kate parecía "optimista" y "confiada" con su recuperación, sino que también ha notado que el príncipe George (11 años) podría estar listo para asumir más deberes reales. "El atuendo de Middleton era muy significativo en y decía mucho en cuanto a la relación a su mejoría, no solo por el tono verde abeto que hacía juego con los otros miembros de la realeza de primer nivel, sino porque con él ha creado un mensaje de unidad de equipo", ha comenzado diciendo, destacando su sombrero, que era una pequeña boina verde.
“Kate ha llegado a la iglesia caminando junto a la multitud y, si hubiera usado un sombrero de ala ancha como en otras ocasiones, habría tenido la opción de ocultar parcialmente su rostro si se sentía vulnerable", relata la experta, que quiere decir que la princesa de Gales se siente cada vez más segura frente al foco mediático. "Un complemento más pequeño como el de ella hoy indica fuerza y un enfoque más confiado y optimista. Eso además se ha reflejado en su radiante sonrisa mientras pasaba junto a sus seguidores", cuenta.
Middleton también ha agarrado la mano de Louis para guiarlo "con mucha confianza" poniendo su mano colocada firmemente sobre la parte superior del pequeño mientras que Guillermo caminaba con George y Charlotte. Una estampa de familia unida. Judi también ha expresado en el citado medio que es muy importante "el precioso regreso de la sonrisa con hoyuelos de Kate", de la que dice además que "siempre es un paso hacia adelante hacía el momento perfecto que le hace lucir un rostro tan perfecto".
"Esos hoyuelos que tanto hemos echado de menos sugieren auténtica alegría y buen humor. Cuando Guillermo la mira y los ve, su propia sonrisa ha parecido agrandarse también. Y no solo la suya, la de sus hijos también, muy emocionados el día de Navidad. Cuando la familia formó una fila, la mirada de la princesa de Gales hacia su izquierda, hacia todos ellos, le provocó un gesto total orgullo", cuenta Judi.
James también ha reconocido un mensaje claro en el lenguaje corporal del joven George: "Parece estar muy feliz mientras asume algunas de las tareas principales de su padre. Con una expresión solemne y concentrada, ha avanzado para llegar al lugar donde se realizarían los rituales de saludo con el clero, esperando su turno con un aire de expectación en lugar de la mirada más bien tímida que solía proyectar", cuenta la experta.
Cuando los miembros de la realeza salieron de la iglesia, Judi se ha dado cuenta de que "había un pequeño atisbo de cansancio en el rostro de Kate, aunque esa mirada se evaporó para ser reemplazada por una amplia sonrisa cuando miró a Guillermo y se encontró con la suya. Pero no solo eso, ella también tenía una compañera inesperada que la ayudaba con esos momentos felices: Lena, la segunda hija de Zara Tindall y Mike Tindall", que con su dulzura tiene a todos enamorados.