Charlene de Mónaco, radiante en el Baile de la Cruz Roja con un espectacular vestido blanco con guiño a su boda

Charlene de Mónaco y su marido, el príncipe Alberto, han sido los protagonistas absolutos del Baile de la Cruz Roja. La royal ha optado por un espectacular vestido blanco repleto de detalles

Jara Bravo
Jara Bravo

Redactora digital de Lecturas

Charlene y Alberto
Gtres

Aunque son muchos los actos en los que vemos a la Casa Real de Mónaco hay algunos que tienen un significado más especial. Uno de ellos es la 75ª edición del Baile de la Cruz Roja, que se celebra este viernes 19 de julio en Montecarlo. Glamour, moda y lujo serán los protagonistas de una velada en la que los miembros de la familia Grimaldi siempre logran brillar y acaparar todas las miradas, ya sea por sus estilismos o por las sonadas ausencias.

Charlene y el príncipe Alberto han llegado en la tarde del viernes a la Sala de las Estrellas del Sporting Montecarlo, donde ya se celebró el año pasado. Una forma de dar protagonismo a otros centros del principado además de la Plaza del Casino, lugar que acogió este evento durante varios años.

Como no podía ser de otra manera, la princesa, radiante y arrebatadora, ha deslumbrado a los asistentes con un espectacular vestido blanco. Charlene de Mónaco se ha puesto un vestido con el que ha potenciado al máximo su silueta. La mujer del príncipe Alberto se ha decantado por un diseño off shoulder, largo y con un cinturón en color dorado que ha elevado el diseño a lo más alto con el que ha lucido de lo más estilizada.

Alberto y Charlene
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Además, el vestido que ha lucido Charlene de Mónaco recuerda a uno de los que llevó en su boda. De esta forma, ha hecho un guiño a un enlace del que hace tan solo unos días se cumplieron trece años.

Lo que también merece una mención especial, es la forma en la que Charlene de Mónaco ha conjuntado su vestido blanco. Para el Baile de la Cruz Roja, la royal se ha puesto unos espectaculares pendientes de diamantes amarillos con los que ha puesto el punto de exclusividad a su estilismo. Algo a lo que también ha ayudado el bolso tipo clutch de Louis Vuitton que ha lucido.

Charlene de Mónaco
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En cuanto al maquillaje, el protagonismo se lo han llevado sus labios rojos. Un tono con el que ha puesto glamour y elegancia. Mismos toques que ha puesto con su peinado. Charlene de Mónaco ha llevado su pelo corto con ondas hollywoodienses, una elección cómoda y sofisticada al mismo tiempo.

Las grandes ausencias en el Baile de la Cruz Roja

A pesar de la importancia de este acto, ha habido una gran (aunque no sorprendente) ausencia: Carolina de Mónaco. La cuñada de Charlene no ha acudido a este acto, algo que se podía esperar. La tensa relación entre ambas no es un secreto para nadie y su lucha por el protagonismo tampoco.

Es por eso que, de forma no oficial, se repartieron dos de los bailes más importantes: Carolina presidía e Baile de la Rosa y Charlene el Baile de la Cruz Roja. Dos oportunidades para brillar de forma separada y sin generar ningún tipo de malestar. A pesar de la no asistencia de la hija mayor de Grace Kelly, quien sí ha acudido ha sido Camille Gottlieb, hija pequeña de Estefanía de Mónaco, la cual lleva 4 años siendo la responsable de la sección juvenil de la Cruz Roja.

El Baile de la Cruz Roja de Mónaco: la historia de este icónico evento

Las personas que adquieren entradas para el Baile de la Cruz Roja saben que disfrutarán de una noche única. Los tickets dan acceso a la famosa alfombra roja, una cena de protocolo cocktail en Les Terrases du Soleil y al concierto de Jamiroquai que interpretará sus canciones más conocidas. El año pasado fue el cantante Robbie Williams quien se encargó de amenizar la noche. Eso sí, el precio no es asequible para todos los bolsillos: 4.500 euros por cada entrada son lo que los invitados deben gastar para tener acceso a esta velada de lujo y glamour.

Eso sí, el objetivo de esta gala es totalmente altruista: recaudar fondos a través de la tradicional tómbola que se encuentra en el evento. Una motivación que los Grimaldi han mantenido desde 1948 cuando el príncipe Luis II de Mónaco creó esta cita y Rainiero III de Mónaco lo presidió. Diez años más tarde sería la inigualable Grace Kelly quien cogería el relevo de su marido y se encargaría, personalmente, de que todo saliera a la perfección.