Beatrice Borromeo cumple 39 años: de la relación con su suegra Carolina de Mónaco a su vínculo con la moda lejos del Principado

La esposa de Pierre Casiraghi, descendiente de una de las dinastías más poderosas de Italia, ha trabajado como modelo y periodista y actualmente ejerce de directora y productora

Álex Ander

Periodista especializado en corazón y crónica social

Actualizado a 18 de agosto de 2024, 10:30

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Muchos la conocen por ser la esposa de Pierre Casiraghi, el discreto hijo pequeño de la princesa Carolina de Mónaco. Sin embargo, Beatrice Borromeo (39 años) es mucho más que eso. Periodista y aristócrata, la italiana lleva un tiempo ejerciendo de cineasta y productora. Ya ha firmado varios documentales, entre ellos uno sobre las mujeres de la mafia italiana y otro, estrenado hace justo un año,  que lleva por título 'Il Principe' (El príncipe que nunca reinó) e indaga en el lado menos amable de Vittorio Emanuele de Saboya, hijo del último rey de Italia, Humberto II —al que los españoles recordarán especialmente por aquella pelea a puñetazos que mantuvo con Amadeo de Aosta, primo carnal de doña Sofía, tras la cena privada que siguió a la boda de los reyes Felipe VI y Letizia—.

Nacida en agosto de 1985, Borromeo proviene de una de las familias de aristócratas más influyentes del país transalpino. Su padre, Carlo Ferdinando Borromeo, es conde de Arona, mientras que su madre, Paola Marzotto, es hija de la diseñadora Marta Marzotto y del conde Umberto Marzotto, heredero de una dinastía de industriales textiles. “Crecí en el campo junto a mi padre", explicó en una ocasión. "Mi madre iba y venía. Después, con ocho años, me fui a vivir con ella a Milán. Hasta que me largué de casa con 16 años porque no nos llevábamos bien [...]. A partir de los 16 años y hasta que me instalé con Pierre he vivido sola. Me mantenía trabajando como modelo. Hacía la semana de la moda de Milán un par de veces al año y algunas campañas de publicidad. Eso me permitía pagarme el alquiler y seguir estudiando. Era divertido y ganaba dinero. De hecho, no he vuelto a ganar tanto como entonces”.

A los 19 años dio el salto a la televisión. Lo consiguió de la mano del periodista italiano Michele Santoro, que le ofreció colaborar en un espacio de debate de la televisión pública después de leer una entrevista suya en el diario 'Il Corriere della Sera' —donde, entre otras cosas, se declaraba atea y de izquierdas y cargaba contra Silvio Berlusconi—. "Odio lo políticamente correcto, la hipocresía de quien no toma partido nunca, no opina, se adapta como un camaleón para salvar sus intereses", comentaría luego al respecto. "Cuando yo era pequeña, Berlusconi era como el anticristo para mí. En los últimos años se ha convertido casi en un bufón, pero entonces no tenía ninguna gracia. Decir algo contra Berlusconi era difícil, y con Santoro se podía".

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Fue en 2008 cuando conoció a Pierre Casiraghi en la prestigiosa Universidad Bocconi de Milán, donde él estudiaba Economía y ella hacía Derecho. Y en 2015 sellaron su amor, primero, en una ceremonia civil celebrada en los jardines del palacio Grimaldi, y más tarde en otra religiosa que tuvo lugar en una de las islas Borromeo, propiedad de la familia de la novia.

Antes de emparentar oficialmente con los Grimaldi, la joven fue copresentadora del programa televisivo 'Annozero', colaboró con una revista dedicada a la sostenibilidad y la protección del medio ambiente que lanzó su cuñadaCarlota Casiraghi, y trabajó en Il Fatto Quotidiano, un diario italiano independiente donde solía ocuparse de la sección de Economía y, a veces, entrevistaba a escritores.

"Fue un sacrificio abandonar mi trabajo e instalarme en Mónaco, pero lo hice porque mi marido vive aquí, gestiona sus empresas desde aquí y es el que gana más dinero de los dos", ha confesado. "Antes daba prioridad al trabajo, pero desde que me he casado ha pasado a un segundo plano. Yo procedo de una familia que nos hizo sufrir mucho cuando éramos pequeños, porque no supieron gestionar los problemas de manera adulta. Por eso para mí es importante proteger a mi familia [el matrimonio tiene dos hijos pequeños] y estar unidos".

Así es la verdadera relación de Carolina de Mónaco y Beatrice Borromeo

Desde hace unos años, Borromeo suele aparecer en las listas de las mujeres mejor vestidas y, de hecho, la revista británica Tatler la nombró “personalidad de la realeza con más estilo de Europa”. Y en 2021 se convirtió en imagen de una de sus firmas de cabecera, la francesa Christian Dior, que justificó su fichaje asegurando que la italiana refleja una feminidad plural —poco antes, Carlota Casiraghi había sido nombrada embajadora de Chanel, firma de la que su madre fue siempre una enamorada—.

Tampoco es raro ver a Borromeo junto a la familia real monegasca en eventos sociales como el Gran Premio de Mónaco de Fórmula Uno o el tradicional Baile de la Rosa, del que su suegra es anfitriona. Según algunas fuentes, Carolina la recibió en un principio con frialdad, primero, porque la joven de 39 años pertenece a un gremio (el de los periodistas) que siempre ha sido duro y crítico con ella, y segundo, por ciertas declaraciones de la italiana, que en su día llegó a describir la monarquía como algo totalmente "anacrónico".

No obstante, el paso del tiempo, su papel discreto y su amor hacia Pierre la ha convertido en una hija más para la princesa monegasca. De hecho, es habitual que compartan risas y confidencias en muchos de los actos públicos que comparten. Además, ambas comparten su pasión por la moda, la lectura y la cultura. 

El proyecto más ambicioso de Beatrice Borromeo

Durante la promoción de su último documental, Borromeo anunció que anda preparando, junto a su cuñado Andrea Casiraghi y Dimitri Rassam, ex marido de su cuñada Carlota, una franquicia cinematográfica sobre los orígenes de los Grimaldi. "Será una gran película con un gran presupuesto y grandes distribuidores", ha dicho. "La decisión de hacer una película nos permitirá crear secuelas, precuelas y, en el futuro, incluso una serie de televisión. Hay una historia increíble en el principado, una historia de lazos que se remonta ocho siglos atrás para defender una comunidad que, de hecho, sigue muy apegada a los príncipes y a la tradición".

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