Los 10 looks inolvidables de Máxima de Holanda en el aniversario de su boda con el rey Guillermo

Máxima y Guillermo celebran este 2 de febrero veinte años de casados. Los actuales reyes de los Países Bajos protagonizaron un auténtico y multitudinario cuento de hadas que paralizó el corazón de Ámsterdam. La pareja celebró dos ceremonias, una civil y otra religiosa por el rito protestante (Máxima es católica), cumpliendo el recorrido desde la Bolsa de Berlage, hasta la Nieuwe Kerk y culminando en el Palacio Real. Desde el balcón de la residencia real, ya como princesa, selló su amor con Guillermo con un beso ante unas calles abarrotadas y enfervorizadas. Aquel 2 de febrero, significó también el nacimiento de Máxima como el referente de estilo en el que se ha convertido gracias al sobrio vestido nupcial firmado por Valentino Garavani. El diseño estaba realizado en color marfil, de cuello redondo, mangas francesas, cinco metros de cola y velo de tul floral que costó 100.000 euros. Máxima completó su look de novia coronando su cabeza con la tiara de estrellas que lució la reina Beatriz en su boda con el príncipe Nicolás. 

Carolina de Mónaco, Mette-Marit y Marta Luisa de Noruega, Marie Chantal... El duelo de estilo en la cena previa al enlace de Guillermo y Stéphanie de Luxemburgo en octubre de 2012 estuvo reñidísimo. Y eso que Letizia no pudo estar presente hasta el mismo día de la boda. Aquella velada, Máxima brilló con luz propia con un vestido de alta costura de Jan Taminiau, el diseñador en el que la reina confía para las ocasiones especiales. Una creación imponente en granate, con escote palabra de honor, cuerpo bustier y aplicaciones geométricas en plata, que completó con una llamativa estola de volantes XXL en granate. Pero lo que llamó la atención de su estilismo de gala fue la ostentosa la tiara de Mellerio de rubíes y brillantes que el rey Guillermo III de Holanda regaló a la reina Emma en 1888.

En 2011, dos años antes de convertirse en reyes, Guillermo y Máxima asistían al banquete de Estado en el palacio presidencial Bellevue, en Berlín. Una ocasión en la que cautivó a todos con un vestido de inspiración 'bridal' firmado por Jan Taminiau que incluía sus temas recurrentes como el escote palabra de honor y el toque brillante, esta vez en la zona del pecho y el bajo de la falda, con unos ribetes elaborados con cristales. Máxima lució en esta ocasión la tiara de la reina Ana elaborada en  con diamantes y siete perlas Antigua únicas.

Guillermo, heredero al trono, vivía su coronación como rey de los Países Bajos el 30 de abril de 2013. A su lado, Máxima, que se convertía en reina consorte. Consciente de que todas las miradas iban a posarse también en ella, volvía a firmar un look de matrícula de honor. Para su primer estilismo como reina, volvía a confiar en Jan Taminiau, que creaba para ella un diseño muy especial el azul klein con cuerpo en gasa, bordados de pedrería y cristales. Para la investidura de su marido, eligió unas joyas de reina, acorde al momento histórico y al suntuoso vestido de Taminiau: la singular tiara de zafiros, su preferida. Un trabajo exquisito de la joyería Mellerio, que se unió al joyero real en 1881, constituida por 31 zafiros cachemira, 655 diamantes de Sudáfrica, y un zafiro central de 44 quilates.

En junio de 2015, la reina Máxima volvió a convertirse en una de las invitadas más elegantes en la boda de Carlos Felipe y Sofía de Suecia, de nuevo con un vestido de Jan Taminiau, confeccionado en encaje color burdeos y escote barco, que lució con la tiara de Mellerio de rubíes rojos, con gargantilla a juego. 

Icónico, minimalista, rompedor, original. En su visita oficial a Portugal en enero de 2017, Máxima se llevó todos los halagos con este vestido capa único, estampado en rojo, maquillaje y negro con efecto degradé, confeccionado en crepé, que le da una fluidez etérea. Un nuevo diseño de Jan Taminiau, evidenciando un idilio (estilístico) que dura tanto como su matrimonio con Guillermo, que ni el broche de diamantes con rubí central, engarzado en una gargantilla y reconvertido en collar ha logrado restarle impacto visual. 

La Gran Tiara de Zafiros fue la imponente e histórica joya que Máxima escogió para su posado oficial en 2018. Guillermo cumplía 51 años y cumplían un lustro al frente del trono de los Países Bajos. Perteneciente a la reina Emma, es la favorita de Máxima, que volvía a apostar por Jan Taminiau en el diseño de su vestido. Una delicada creación de inspiración floral, en colores sobrios, que dotan de solemnidad al conjunto, que había estrenado en 2016, en el Día del Príncipe. 

Son recurrentes los guiños de aire español de Máxima de Holanda en sus estilismos, ya sea eligiendo moda de nuestro país o con detalles flamencos, recordando que fue en una Feria de Abril donde ella y Guillermo se conocieron. Casualidad o no, este precioso vestido mantón guarda reminiscencias a esta parte de su vida. Lo llevó durante su visita oficial a la India, país al que también hace un guiño con un diseño que recuerda también a un sari, su vestido típico, elaborado en tejido ligero con delicado bordado floral en colores pastel. De escote asimétrico y capa, es también una creación de Jan Taminiau, y completa el look con una tiara bandeau, formada por una hilera de diamantes rosas, que perteneció a la reina Guillermina, bisabuela del rey Guillermo.

Máxima de Holanda es muy de pantalón, siendo una de sus elecciones preferidas los de corte 'palazzo'. Elegantes, funcionales, aportan comodidad a los looks más todo terreno de la reina, que suele combinar con partes de arriba con algún detalle de fantasía, como este lazo XXL de su estilismo durante la celebración nacional de la Liberación, en mayo de 2019. Los looks de dos piezas de Máxima tienen en común dos aspectos: suelen ser monocolor, pero de colores vibrantes. También le permiten jugar más con complementos llamativos y desenfadados. 

Jan Taminiau volvía a hacer magia con este vestido de alta costura en color vino, escote barco y detalles bordados geométricos en su parte central. Un diseño muy adecuado que Máxima lució en la entronización del Emperador Naruhito en octubre de 2019, junto a un collar de diamantes y la tiara de rubíes. Estaba simplemente, perfecta.