Bigote Arrocet, de fiesta con sus compis de 'Supervivientes'

Se reunieron en el rastrillo, en una cena y baile, cuyos beneficios irán a la oenegé Nuevo Futuro para niños sin hogar

Lo han vuelto a hacer: reunirse. La última edición de 'Supervivientes' ha dejado una cuchipandi que se siguen viendo cada vez que pueden. Buena parte de culpa la tiene, todo hay que decirlo, a la pareja formada por Gloria Camila y Kiko Jiménez. Ya en septiembre, Gloria Camila invitó a algunos de sus excompañeros, como Juan Miquel o Las Mellis, al balcón de Chipiona para presenciar la procesión de la Virgen de Regla.

Ahora, no sabemos si también a iniciativa de Gloria Camila, pero nos tememos que sí, han vuelto a verse en las instalaciones del Palacio de Vistalegre donde se celebra el rastrillo solidario Nuevo Futuro, con el que cada año colabora Gloria Camila. En esta ocasión, a Gloria Camila y Kiko se les han unido, de nuevo, Juan Miguel y Las Mellis, pero también Edmundo 'Bigote' Arrocet y Sergio Ayala. Este último no viajó a Honduras, pero es buen amigo de Kiko y se hizo muy popular a raíz de su paso por 'Gran Hermano VIP' y, sobre todo, por su romance con Ivonne Reyes.

Para Bigote Arrocet cualquier distracción es buena, ya que este 2017 está siendo un año duro para él. Si bien logró participar en 'Supervivientes', uno de los sueños de su vida, y ser abuelo de un niño, hijo de su hijo Maximiliano, la enfermedad de su pareja, Teresa Campos y, sobre todo, el reciente fallecimiento de su buen amigo Chiquito de la Calzada, han sido dos durísimos golpes para el humorista. Edmundo, sin embargo, se mostró muy dicharachero y estuvo bailando y riendo con sus excompañeras de aventura.

Bigote disfrutó de su estancia en la isla todo lo que pudo, ignorante de que a Teresa le había dado un ictus –no se le dijo nada por expreso deseo de ella–, aunque cuando regresó a España y su novia le explicó qué había pasado, Edmundo se vino abajo. Seguro que en este reencuentro al humorista le habrán venido a la mente bonitas imágenes de amaneceres en los cayos, cuando él hacía yoga y apenas comía para impregnarse únicamente del olor y el espectáculo que le ofrecía la madre naturaleza.