Nunca juzgues a alguien por una primera impresión física. Puede entrarte o no por por los ojos, pero nunca se sabe si esa persona puede tener otras cualidades que se ajusten a tus criterios amorosos. Es necesario dar una oportunidad a tu cita. Esto no lo ha hecho Merys (65 años) en ‘First Dates’.
La empresaria venezolana asentada en Zaragoza desde hace ya más de dos décadas se ha negado a ver qué le deparaba su cena con Nacho (69 años), otro empresario de Bilbao y repetidor en el programa. En cuanto le ha visto entrar por la puerta, la soltera ha puesto una cara de asco digna de ver. La cosa no se ha quedado ahí y ha tenido gestos de desaprobación mientras que su cita charlaba con Carlos Sobera. Le pasó lo mismo que en la primera ocasión en la que estuvo en el programa. Amparo también renegó de él. "Se parece a mi hermano", decía en bajito seguido de varios noes.
Su peor pesadilla se ha repetido esta noche. De primeras Nacho no se ha dado cuenta de nada, pero con el paso de los segundos se ha percatado de todo. Ha llegado a tal punto que él le ha preguntado directamente: "¿No te he sorprendido?". "Para nada, normal", ha respondido ella con cara de pocos amigos sin decir lo que verdaderamente sentía. De lo que sí ha presumido en ese momento es de educación, aunque lo cierto es que ha brillado por su ausencia en toda la cita.
"No me gustan gordos. A Carlos Sobera le voy a dar una paliza", ha reconocido a las cámaras de ‘First Dates’. Justo después es cuando Nacho ha visto todo perdido: "He estado en muchas guerras, he perdido muchas batallas pero es que esta está perdida ya". Aún así lo ha intentado con Merys. A ella, además de lo expuesto, no le ha gustado en absoluto que hasta la fecha no se haya casado porque, como le ha confesado, ha vivido muy rápido. Su opinión es que es un hombre promiscuo de "aquí te pillo, aquí te mato".
No se ha entendido muy bien porque Merys le ha ido lanzando indirectas a su cita que daban buena cuenta de su opinión pero no ha tenido la valentía de ser sincera hasta el final. Eso sí, por el camino hasta le ha espetado que está gordo. Ha sido cuando han hablado de la comida. "Tampoco hay que comer mucho que uno se pone gordo", le ha dicho, haciendo una clara referencia a su peso.
Una más de sus faltas de respeto (y educación). En la decisión final, Merys ha dicho un no rotundo pero en vez de ponerle cualquier pretexto, ha sido muy borde, por decir algo. "No me gusta. Eres una persona pero no eres mi tipo. Me gusta más delgado, esbelto y alto. Más como tiene que ser. Muy gordo para mí. Quizá podemos saludarnos o una amistad pero ni eso porque la amistad la consigo yo en todas partes", le ha espetado ante el enfado de Nacho.
El comensal se ha sentido humillado: "Solo tengo que añadir una cosa. Has hecho un juicio de valor con el que no estoy de acuerdo. Si es verdad que puedo tener algún kilo de más pero que estoy gordo, no. Pero hay que hacer los enfoques en la vida de otra manera. No te he caído bien, perfecto, pero no entres en el tema estético porque los dos estamos de muy buen ver".