Omar Montes (36 años) es hoy uno de los artistas más reconocidos del país. Cuenta con 9,8 millones de oyentes mensuales en Spotify y más de 1,7 millones de seguidores en Instagram. Por plasmar su repercusión en algunas cifras. La combinación de estilos en sus canciones mezclados con esa personalidad de niño de barrio humilde (pero luciendo más oro que nadie) han hecho que su nombre sea sinónimo de éxito. El de Pan Bendito cuenta con suficientes ceros en el banco como para retirarse y darle una buena vida a su madre, a sus abuelos y a su hijo.
Ha trabajado mucho para llegar a dónde está y llenar los mejores estadios, como el Palacio de Vistalegre de Madrid, donde el próximo 12 de octubre ofrecerá un concierto con su espectáculo Illuminati party. De todo ello ha hablado este jueves con su buen amigo Pablo Motos (59 años) en ‘El Hormiguero’, donde ha revelado que había liberado 5.000 entradas más. No solo eso. Cualquiera que comprara una entrada, recibiría un 2x1 con motivo del Día del Novio. Y aún hay más. El artista ha revelado que en ese concierto regalara dos quads de manera aleatoria entre los asistentes.
Mientras hablaban de su carrera profesional ha sido inevitable mencionar a sus fans, el motivo principal del éxito de Omar. El cantante cuenta con una base sólida e inamovible que siguen de cerco cada movimiento. Eso sí, tal es su afición por Montes que han llegado a 'engañarlo' para atraer su atención. "Se desmayan. Les encanta desmayarse", ha confesado Omar.
Al parecer, durante los conciertos, sus seguidores y seguidoras fingen encontrarse mal y desmayarse. "Saben que yo me voy a preocupar. Me acerco para darles agua y ya están ahí con el móvil. Me dicen 'graba un vídeo para mi papa'", ha contado el amigo de Saiko. Omar se muestra comprensivo y agradecido por todo el amor que recibe, pero ha reconocido que ha dejado de hacerle gracia. "Las primeras veces es gracioso, pero luego ya se hace pesado", ha dicho.
Los orígenes de Omar Montes: de Pan Bendito a ser uno de los artistas más famosos
Su vida no siempre fue así. Sufrió grandes penurias en el barrio madrileño de Pan Bendito, donde se crió entre problemas económicos y discriminación racial. Creció sin la figura paterna de su padre, el iraquí Aukasha Ismael Ishak. "Eché de menos a mi padre. El tener tantas carencias afectivas me ha hecho ser un buen padre", se sinceraba en su propio documental, ‘El Principito es Omar Montes’.
Menos mal que siempre contó con su madre, María Ángeles, y su querida abuela. Ambas se desvivieron por sacarle adelante. "A veces si comías, no cenábamos. Mi madre se ha vuelto loca pidiendo ayuda. Otra cosa es que no la ayudaran todo lo que necesitaba, puesto que hay mucha gente necesitada y más en aquellos barrios", decía en el programa ‘Déjate querer’. También relató que se crió en una chabola con sus abuelos y su madre en la que se bañaba en un barreñito azul en medio de un patio.
El refugio que salvó a Omar Montes
Por si esto fuera poco, tuvo que enfrentarse a duros episodios de bullying en el colegio: "El boxeo me salvó… Muchos dicen que hay que aceptarse y hay que estar bien consigo mismo, pero yo no conseguía aceptarme. Gordo, gitano, moro… yo lo tenía todo para bullying. Hablando claro, he sufrido mucho", recuerda todavía hoy con mucho dolor un episodio que le marcó.
"Estaban jugando a la pelota y de repente un muchacho cogió mi pelota y me la tiró al cementerio. Estaba subiendo la tapia del cementerio y cuando estaba a punto de saltar, un muchacho me empujó y caí de boca. Casi me mato, me quedé inconsciente diez minutos. Mi madre y mi abuela llorando hasta que me encontraron", contaba, aconsejando, en su opinión, que siempre hay que enfrentarse al agresor y pedir ayuda.
La apuesta ganadora de Omar Montes
Su otro refugio siempre fue la música. Perdiendo más dinero del que embolsaba hasta que la canción ‘Conmigo’, que compuso con su buen amigo Moncho, pegó un pelotazo en 2017. Fue entonces cuando el nombre de Omar Montes empezó a resonar en la industria musical. Poco después terminó de darse a conocer gracias a su breve relación de verano con Isa P. Por aquel entonces, la hija de Isabel Pantoja era una fan del artista y acudió a uno de sus conciertos. Fue entonces consiguió que se intercambiasen sus números de teléfono.
Dejó a Alberto Isla, padre de su hijo, por Omar Montes. Vivieron una historia de amor de lo más intensa hasta que ‘Gran Hermano’ dinamitó su relación. En la casa de Guadalix de la Sierra, la televisiva conoció al que hoy es su marido, Asraf Beno.
Aunque fue breve, aquella historia de amor consolidó a Omar Montes en la pequeña pantalla con una oportunidad en uno de los realities más destacados de Telecinco: ‘Supervivientes’. En Honduras conoció a su exsuegra, con la que se lleva a las mil maravillas pese a la mala relación que mantiene con Isa P. Sin embargo tras esa incursión televisiva, el artista se alejó de los focos y las cámaras de los platós para volcarse en su música.
Omar Montes, felizmente enamorado
Mucho antes de que todo eso pasase, Omar Montes ya había intentado incursionar en la pequeña pantalla. Su primera aparición pública data del año 2010 cuando decidió acudir como público a un programa en auge en aquel entonces: ‘Hombres, mujeres y viceversa’. Fue Pipi Estrada quien destacó la presencia de este en un directo: "Entre el público está Omar Montes, campeón de España de los pesos Welter".
Tres años más tarde decidía probar suerte en ese mismo espacio para conquistar a la tronista Lola Ortiz. Tan solo tuvieron tres citas en el mes que estuvo participando, pero en ese corto espacio de tiempo, consiguió ganarse a la audiencia con su desparpajo y picardía.
Ahora es otra Lola la que ocupa su corazón. Lola Romero es una joven madrileña que se dedica a las redes sociales. La conocen como la 'Kardashian gitana' por sus orígenes, de los que se siente muy orgullosa, y por su parecido a esta familia. Aunque mantienen una relación de lo más discreta y apenas se les ha visto juntos en público, llevan cuatro años juntos.
Ya viven juntos en la exclusiva casa que Omar Montes compró en una urbanización de lujo en Boadilla del Monte, Madrid. Se trata de una parcela de 2.000 metros cuadrados y dos plantas de hogar de 160 metros cada una, situada en una de las zonas más exclusivas de la capital española. Entre sus vecinos está Raphael. Como contó en el programa ‘Los Iglesias. Hermanos a la vista’, se dejó todos sus ahorros para adquirir este inmueble de cuatro millones de euros.