Dani Martínez (41 años) encara con mucha ilusión el estreno de la segunda temporada de ‘Martínez y Hermanos’ este miércoles (Cuatro) con la presencia de tres grandes rostros españoles del país: Julián López, Rudy Fernández y Amaia Salamanca (38 años). La actriz disfruta de una noche de lo más divertida en el plató contando algunas de las mayores anécdotas de su vida. Entre ellas, relatará los pormenores de una cita que tuvo en una playa, la más vergonzosa hasta el momento. Ha llovido mucho desde entonces.
La madrileña de raíces vascas está feliz al lado de Rosauro Varo, el exitoso empresario sevillano con el que comparte su vida. Consiguió enamorarla en tan solo cuatro días en el verano de 2010. "Le conocí en una fiesta en Ibiza. Me divertí muchísimo. Es una persona muy atenta, siempre está pendiente de que todo esté bien, si te falta algo, y muy caballeroso. También es una persona muy divertida", contaba la intérprete durante su experiencia en ‘Planeta Calleja’ con Jesús Calleja.
Al día siguiente acudieron a otra celebración: "Después de cuatro días sin hablar con mis padres, hablo con ellos y les digo: 'Que me he enamorado'. Estaba afónica perdida. Ellos pensarían que me habían perdido". Una historia que comenzó como un amor de verano y que continúa 14 años después gracias a que son muy distintos. "Nos diferenciamos en muchas cosas porque tenemos vidas muy distintas y aprendemos mucho el uno del otro", confesaba Amaia Salamanca.
Juntos han formado una bella familia de tres hijos: Olivia, de diez años; Nacho, de ocho; y Mateo, de siete. La discreción es la máxima de esta pareja que no es muy dada a airear su vida privada en las redes sociales ni tampoco a pasar por el altar. Creen que eso no hará que se quieran más.
Llevan una vida de lo idílica rodeada de lujos, pero no exenta de rumores de crisis, sobre todo en los últimos años cuando el empresario fue fotografiado en 2023 paseando con otra mujer. Se llegó a hablar de separación. El entorno de la actriz aseguró entonces que, como todas las parejas, han atravesado altibajos pero que en la actualidad se encontraban en un buen momento.
La verdadera vocación de Amaia Salamanca
Tanto Rosauro Varo como Amaia Salamanca tienen encima la suerte de haber tenido un gran éxito en sus respectivas profesiones. La actriz se hizo popular por su papel protagonista en la serie ‘Sin tetas no hay paraíso’. Nunca tuvo la intención de convertirse en actriz, pero su camino le llevó a eso aunque le hubiese gustado ser espía. Fue por casualidad.
Empezó la carrera de Administración y Finanzas, fue campeona de España de atletismo en la categoría infantil por colegios y trabajó como cartero comercial en la óptica de sus padres antes de comenzar a ser imagen en campañas publicitarias para grandes empresas como Telecable o Movistar y ser modelo de Marco Aldany.
Su primera oportunidad en la pequeña pantalla llegó en 2006 con la serie juvenil ‘SMS, sin miedo a soñar’. Poco después se puso en la piel de Cata en ‘Sin tetas no hay paraíso’ e incursionar después en el cine con ‘Fuga de cerebros’. Desde entonces, no ha dejado de trabajar. Compagina la maternidad con incursiones en teatro, cine y televisión.
Rosauro Varo es todo un emprendedor. Con tan solo 17 años empezó a levantar ese imperio del que hoy goza. Todo se originó cuando sus padres le dieron 1.500 euros para celebrar una fiesta de Fin de Año e invirtió los beneficios en varios locales. En la actualidad opera como exitoso empresario, uno de los más importantes de España, en el sector turístico, inmobiliario y tecnológico. Su patrimonio ronda los 500 millones de euros.
El patrimonio inmobiliario de Amaia Salamanca y Rosauro Varo
Este éxito les ha llevado a acumular también un buen patrimonio inmobiliario. Entre las propiedades destacan dos: el palacete del siglo XVIII situado en el céntrico barrio de Santa Cruz de Sevilla y su vivienda actual en Madrid. Este último es un chalet situado en una de las zonas más privilegiadas de la capital española: la Moraleja. Sobre una parcela de 2.614 metros cuadrados erigieron un búnker de hormigón de varios módulos que ellos mismos diseñaron después de tirar la antigua edificación. La casa, a tres alturas, dispone de unos 500 metros cuadrados de superficie construida, además de una zona enorme de jardín, terraza y un interior cuyo protagonismo se lo llevan los gigantes ventanales.
Antes de mudarse a esta en 2023 por sus respectivos compromisos profesionales, la familia al completo vivió en su residencia de Marbella. Otro de sus grandes refugios. Situada en la urbanización malagueña de Guadalmina, tiene 644 metros cuadrados distribuidos en dos plantas y una parcela de más de 3500 metros cuadrados con vistas a la sierra y con el mar a escasos metros.