'First Dates' vuelve a abrir las puertas de su restaurante. El único requisito para acudir al local capitaneado por Carlos Sobera (62 años) es querer encontrar el amor. El dating show ha dejado claro hay hueco para todo el mundo. Da igual la edad, dónde vivas o cuál sea su orientación sexual. Pero la aparición de los comensales en el programa a veces hace que tengan que confesar alguna que otra cosa. Como David, un estudiante de 19 años que tuvo que contarle un par de cosas a su familia antes de aparecer en prime time.
David se topó con Raúl, un modelo y dependiente de 21 años que es "muy pibón". Quiere ser alguien importante, que le reconozcan por su trabajo y viajar. Pese a esto, también quiere encontrar a alguien que le acompañe en su camino hacia el estrellato. "Necesito a alguien a mi lado que me de cariño porque yo aquí no tengo a mi familia ni nada", reconoció. "Da el pego para ser modelo, tiene rollito", reconoció David. Las primeras impresiones fueron buenas, pero aún quedaba mucha cita por delante.
Intercambiaron opiniones y se hicieron las preguntas típicas como cuál era el motivo que le había llevado a ir a 'First Dates'. "Ya me había cansado de Tinder", reconoció David. Lo que puede que no se esperaba es que su cita le preguntara por lo que su familia había dicho al respecto: "¿Qué opinan de que hayas venido aquí?". "No les ha importando nada", respondió. Lo cierto es que los nervios de David eran, como él mismo dice, "dobles". "Yo con mi familia aún no había salido del armario. Lo que pasa es que se lo he tenido que contar antes porque imáginate que ven esto y se encuentran la sorpresa. La cita no va a ser con una chica", confesó a su cita.
David se lo contó a su madre y a sus tíos antes de acudir a 'First Dates'. "Me parece muy valiente por su parte, que lo haga público. Me ha gustado que tenga esa valentía de contarle a sus padres que viene al programa a conocer a un chico", reconocía Raúl a cámara. Él también tuvo esa conversación hace relativamente poco. "No sé si hace un año o hace dos", comentó. "Con mis amigos no me costó, pero con mi madre sí. Tenía miedo, pero me alegro mucho de haberselo contado. Es mi mejor amiga. Le cuento todo y ella a mí", añadió.
Hablaron de sus experiencias pasadas y Raúl llegó a la conclusión de que solo había estado con latinos. "Pues le ha tocado un español", respondió a cámara David. El estudiante sí que reconoció que siempre había querido un andaluz, como Raúl, que es de Almería. Lo que les distanció fue el ego del andaluz. Confesó que cada vez que pasea por Gran Vía siente que todo el mundo le mira. "Es guapo, sí, pero no para ese ego que tiene", apuntó a cámara.
Se dijeron mutuamente que 'no'. "Lo he sentido más como un amigo, no como para salir o algo más", apuntó Raúl. La respuesta de David fue parecida: "No tendría otra cita con Raúl porque le veo como un amigo. No me llama la atención como para tener una segunda cita por el hecho de que te lo creas a lo mejor mucho. Que yo también me lo creo, pero a lo mejor no tanto. No podría estar, al menos de primeras, con una persona así", desarrolló.