En el restaurante de ‘First Dates’ no hay nada escrito. Clara acudió, como cualquier comensal, en busca del amor. Sin embargo, ella tenía un condicionante extra: quería un chico al que su madre le diera el visto bueno. Conoció a Ruslán, pero no consiguió quitarse a su madre de la cabeza, tanto que su cita consideró que tanto mencionar a María José dinamitó la cita. Clara nació en China, pero ha pasado toda su vida en España. Tiene acento andaluz, es coqueta y presumida. “No voy ni a comprar el pan sin pintar”, asegura. También tenía claro que quería un chico romántico, que le pidiera matrimonio delante del castillo de la Bella Durmiente, el que está en Disneyland París, y que estuviera dispuesto a tener una relación equitativa. Para ella, ‘First Dates’ pensó en Ruslán.
El joven asegura que ha tenido una muy mala experiencia en el amor. “Sobre todo en el último año”, matiza. Dice tratar bien a las niñas. Su secreto: ofrecerle planes diferentes a los que hacen el resto. Su físico no encajó con lo que Clara se esperaba. No era ni tan alto ni tan moreno como le hubiera gustado, pero quiso conocerle mejor. Ruslán tampoco se contentó con la primera impresión de Clara: “Es guapa, pero no es mi tipo”.
Clara y Ruslán, en 'First Dates'
Ambos lo intentaron, pero la cita no fue solo de dos. La madre de Clara estuvo presente en todo momento. La joven no dejaba de preguntarse qué pensaría su madre sobre él. Inicialmente creyó que le gustaría porque está acabando sus estudios y tienes planes de futuro. Tampoco respondió algunas de las preguntas que le hizo Ruslán: “Yo eso no lo respondo por respeto a mi madre”. Una de las cuestiones del joven que se quedaron sin responder fue con qué frecuencia le gusta tener sexo.
La madre de Clara no sabía que su hija había acudido a ‘First Dates’. Ruslán trató de tranquilizarla, pero no lo consiguió. Intentaron encontrar puntos en común y hacer que surgiera la chispa, pero cuando parecía que una bonita historia de amor estaba a punto de comenzar, la madre de Clara reapareció. Ruslán intentó besarla, provocado por uno de los juegos de atrevimiento que plantea el programa, pero esta se echó para atrás. “Pero, ¿en la boca?”, preguntó ella asustada. Él se enfadó: “Yo no acepto cobras, lo siento”.
Ruslán y Clara trataron de encontrar puntos en común
Clara intentó explicar su comportamiento, pero Ruslán se cansó de tener una cita a dos con la joven y su madre. “Hay que respetar a María José”, dijo el joven con retintín. Ella sí quiso tener una segunda cita: “Le vas a encantar (a su madre, claro)”. Para entonces su cita ya se había cansado, incluso enfadado. Respondió con un rotundo ‘no’ a volver a ver a Clara, y también fue más duro con ella de lo necesario. “No me gustó físicamente desde el primer momento y también me ha parecido muy tímida”. Estos comensales ni fueron felices ni comieron perdices.