José María López Sanfeliu (70 años), más conocido como Kiko Veneno, es uno de los rostros más reconocidos del panorama alternativo. Lleva décadas poniéndole música a la vida de millones de españoles. Este lunes visitó a Pablo Motos (57 años) y sus hormigas para dar más detalles sobre su nuevo documental, 'Un día Lobo López'. Este largometraje, que podrá verse en cines, se adentra en el contexto vital que supuso el álbum 'Échate un cantecito'. Muestra la cara más íntima del artista al mostrar cuál fue el camino que marcó e hizo posible la creación de este álbum que cambió la suerte del autor. Lo que Pablo Motos no se esperaba es que Kiko Veneno le sorprendiera con confesiones como las que hizo.
Cuando sacó 'Échate un cantecito', ya llevaba años en la música. Sin embargo, y pese a lo que muchos puedan pensar, Kiko Veneno no ganaba dinero con la música antes de cumplir los 40 años. Es decir, hasta que llegó el álbum del que habla. "Me acerqué a este mundo y se me abrieron las puertas. Yo no sabía que podía escribir canciones, que podía cantar...", señala.
'Échate un cantecito' se grabó en Londres en el año 92. "En el año de la Expo", matiza el artista. Pero llevaba dedicándose a la música desde finales de los 70. Formó el grupo Veneno junto a los hermanos Rafael y Raimundo Amador. En ese tiempo tambén colaboró con artistas de la talla de Camarón de la Isla, Paco de Lucía o Tomatito. En el 82 se tiró a la piscina. En plena movida madrileña se fue a Madrid a grabar su primer disco en solitario, 'Seré mecánico por ti'. Después de este, vendrían otros dos. Ninguno con demasiada repercusión comercial, hasta que llegó su gran oportunidad.
"Tenía 40 años. El disco salió en mayo y yo había cumplido los 40 en abril", recuerda. Pablo Motos, atónito, le interrumpió: "Perdona, ¿antes de los 40 años no ganabas dinero con la música?". Kiko Veneno respondió con rotunidad: "No". "Hice mi primer disco cuando tenía 25 años, con Raimundo y Rafael, pero ese disco fue un disco muy reconocido después, que tuvo mucha influencia, pero... Algunos me decían que me había anticipado al futuro. Mal porque hay que coger las cosas en su momento", dice entre risas. "Todo el día tocando, los dedos verdes, sí, pero dinero nada", añade.
Con su experiencia junto a los hermanos Amador se dio cuenta de que podía ser músico. "Yo no podía sospechar que yo era músico, que yo podía componer o escribir canciones, pero me acerqué a este mundo un poco marginal. Y se me abrieron unas puertas increíbles. Sacaron de mí una cosa que yo no sabía que tenía. Yo no sabía que podía cantar. ¡Me dieron la vida! Pero lo cierto es que el proyecto no fue nada comercial", relata. Tocaban sin parar y, si hubieran grabado todo lo que hacían, habrían tenido música para aburrir. "Pero no grabábais porque íbais hasta arriba de porros", dice Pablo Motos provocando la risa de todos los presentes.