En el restaurante de 'First Dates' puede recibirte Carlos Sobera (62 años), pero también Elsa Anka (57 años). La presentadora de televisión es un rostro muy importante del dating show desde su llegada (para cubrir la baja de maternidad de su hija Lidia Torrent). Ella recibió a Lucía, una joven de 23 años que llegó con la esperanza de encontrar el amor. Es intensa en el amor (a ratos) y bisexual, pero prefiere ligar con chicos. "O quizá es que es más fácil", dijo entre risas. Hablaron de lo que la joven esperaba, pero Elsa también tenía que recibir a 'Jota', su cita, o al menos lo intentó.
Se presentó como un chico polivalente. "Puedo ser un otaku, puedo ser un friki, que al día siguiente puedo estar con la bandera del Atleti gritando 'gol' e insultando al árbitro. Todo está dentro de mí", dijo a cámara. De profesión es actor, pero también podemos decir que algo despistado. Al entrar al restaurante de 'First Dates', y sin que nadie se lo pidiera, se quitó la chaqueta para dársela a la presentadora e ir flechado hacia la soltera. "Pero, ¡Por Dios! ¡Por Dios! Antes de que yo te lo pida... Antes de que yo te salude", reaccionó Elsa, mientras le cortaba el paso.
Al ser consciente de lo que acaba de ocurrir, Jota respondió con un simple: "¡Ah, bueno, bueno!". Se quedó cortado. No sabía cómo reaccionar a continuación. "No pasa nada, corazón. Es que tienes ganas de llegar a la barra", suavizó ella misma, tirando de humor para calmar así al comensal de 'First Dates' que había intentado saltarse el protocolo habitual del programa.
Lo normal es que Carlos Sobera o Elsa Anka reciban a los solteros y esos primeros contactos están condicionados a las necesidades y estrategias de la cita que están a punto de tener. A veces los comensales pueden ver que su cita está en la barra que se encuentra a la entreda del restaurante, pero otras veces está sentaba en la mesa (y quien está en la barra espera a otra persona).
Este pequeño malentendido se solventó con humor y empatía. Jota pudo conocer a Lucía apenas unos instantes después. Las primeras impresiones fueron buenas. Sin embargo, el mayor problema de esta cena no fue ese tropiezo con Elsa. Ella busca a un chico que quiera tener una relación abierta, pero Jota no es ese chico.
Otra de las red flags que Lucía vio en Jota es que es otaku (muy aficionada a la cultura popular japonesa, en especial a los manga y el anime). “La red flag más grande de los otakus es que idealizan a dibujos animados y eso a mí me parece muy raro. Hay veces que basan su personalidad en esos dibujos y eso me angustia", reflexionó la joven. La cosa no se quedó ahí. Jota reveló ser un amante del videojuego ‘LOL: League of Legends’, aunque se está "desintoxicando". "De ahí solo conozco historias malas de gente, que dejan de hacer planes por jugar a ‘LOL’", añadió. La respuesta a si quieren tener una segunda cita se antoja obvia.