El actor Hovik Keuchkerian deja en shock a Pablo Motos en 'El Hormiguero' al revelar que se quema la piel a propósito

Hovik Keuchkerian visita a Pablo Motos en 'El Hormiguero' para promocionar su nueva película, 'El Hoyo 2', donde ha revelado un peculiar ritual que lleva a cabo para recordar momentos clave

Lorena López

Periodista especializada en corazón y televisión

Actualizado a 3 de octubre de 2024, 07:06

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Después de la accidentada visita de Ana Mena a ‘El Hormiguero’, le toca el turno a Hovik Keuchkerian (51 años). El actor del Líbano se sienta en el plató de Pablo Motos para charlar con Pablo Motos (59 años) de la nueva película que protagoniza: ‘El Hoyo 2’. La primera parte de este filme de Netflix fue un éxito rotundo. Se convirtió en una de las españolas más populares de la historia de la plataforma y en un fenómeno global durante la pandemia.

Cuenta con una dilatada carrera en el mundo de la interpretación. Keuchkerian suma con once reconocimientos de la industria, entre ellos, la Concha de Plata a la Mejor Interpretación de Reparto, en 2023, o el Premio José María Forqué a la Mejor Interpretación Masculina en 2021 por la serie ‘Antidisturbios’. Aunque sus inicios fueron tardíos.

Nada más empezar la película Pablo Motos ha querido saber cómo se preparó Hovik para este personaje, ya que tuvo que engordar y quitarse todo pelo para meterse en papel. El actor ha confesado que fue idea suya que su personaje fuera así. "Me lo imaginé como un bebé gordo ignífugo", ha revelado. Así, empezó a engordar hasta 22 kg y se depiló las cejas y el cabello. Una condición que no ha sido fácil de llevar. 

"Me afeite las cejas y estuve acojonado un mes y medio porque no me crecía el pelo otra vez", ha dicho, entre risas. Luego, un poco más serio, ha confesado que engordar tantos kilos no le cambio la forma de pensar, "pero me costaba ducharme, apañarme yo, hacer mis necesidades, me dolían las rodillas". Unas limitaciones que han hecho tener "un respeto reverencial a toda esta gente que tiene un sobrepeso grande porque es una pelea. Olvídate la estética. Es una cuestión que te impide el día a día", ha explicado.

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A medida que ha avanzado la entrevista, Hovik y Pablo han hablado de temas más personales, como el extraño ritual que el actor lleva a cabo para recordar momentos clave de su vida. "Yo me marcó. Hay gente que se tatúa, yo me quemo", ha reconocido, ante la sorpresa del presentador. Para ejemplificarlo, Keuchkerian ha enseñado dos cicatrices concretas: "Esta marca me la hice el día que se mató Álex Angulo. Y luego, estas dos son las líneas del equilibrio que me explicó mi psicólogo". 

Los orígenes de Hovik Keuchkerian como boxeador

Nació en la capital del Líbano, Beirut, aunque se mudó a España junto a sus padres con tan solo tres años por la guerra civil libanesa. Creció en Alpedrete, donde su padre montó un restaurante en el que él trabajó como camarero hasta que cumplió los 20 años. Con esa edad, el intérprete decidió emprender su propio camino y abrió su propio gimnasio, el HK, en el barrio madrileño de Hortaleza.

Siempre le gustó el deporte. Practicó durante muchos años baloncesto, pero una lesión en el tobillo le impidió continuar. Así que empezó a hacer kick boxing. Era muy bueno. Cuando se convirtió en profesional, llegó a conquistar el título de Campeón de España de Boxeo en la categoría de pesos pesados en dos ocasiones. Pero, por diferencias con la organización profesional de su deporte, decidió retirarse.

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Fueron momentos difíciles en su vida. "La putada de cuando dejas de perseguir un sueño es que a la mañana siguiente tienes una oquedad absoluta. El día es muy largo, no sabes qué hacer", contaba en una visita anterior a ‘El Hormiguero’. Encontró en el alcohol una salida: "Hasta los 32 años no es que quisiera que mi cuerpo fuera un templo, pero no bebía nada, no fumaba, estaba entrenando, estaba con mi gimnasio y mis cosas. Pero dejé de boxear". Aunque estaba inmerso en varios proyectos profesionales, como cuenta, en lo único que pensaba era en volver a casa para "abrir el whisky y acostarse a las once 'mamao'".

Fue entonces cuando Keuchkerian emprendió su carrera como monologuista y escritor de obras de poesía, consiguiendo dejar aquello atrás gracias a una regañina de su madre. Como cómico, no destacó mucho, pero sí le sirvió para adentrarse en el mundo de la interpretación. Obtuvo su primer papel como actor en la serie ‘Hispania, la leyenda’ durante tres temporadas.

Tras esta primera oportunidad le llegó el cortometraje ‘Lost’, que fue muy bien acogido tanto por la crítica como por el público. En el cine, el año 2012 fue uno clave en su carrera porque fue incluido en el reparto de ‘El hombre de las mil caras’. Destacó también por su papel en 'Alacrán enamorado' (2013), por el que fue nominado al Goya como Mejor Actor Revelación. Desde entonces, le han llovido las ofertas y ha participado en títulos como ‘Assassin's Creed’, una oportunidad única en Hollywood.

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Aunque uno de sus trabajos más queridos y el que le dio la fama internacional es sin duda el que hizo interpretando al grandullón de Bogotá en la exitosa serie de ‘La Casa de Papel’ de Netflix. Lo recuerda con mucho cariño. También la ficción ‘Antidisturbios’, cuya interpretación le valió el galardón del Premio Feroz al Mejor Actor Protagonista. No ha sido su único reconocimiento a una carrera tan versátil. Antes de este, el intérprete de apellido impronunciable fue nominado al Premio Goya como Mejor Actor Revelación por ponerse en la piel de un entrenador de boxeo en la película ‘Scorpion in Love’.

El pilar fundamental de Hovik Keuchkerian

Sobre su vida personal no se sabe mucho. Protege con gran recelo todo lo relacionado con su círculo más íntimo. Tanto que ni siquiera se sabe si tiene pareja o hijos. Lo que sí ha comentado en reiteradas ocasiones es la importancia de su madre, a quien le otorga gran culpa de su éxito en su carrera profesional. Fue su progenitora quien le obligó a reconducir su vida después de engancharse al alcohol.

"Mi señora madre me llamó por teléfono y me llevó al rincón del ring y me tiró todo. Mi madre era Joe Frasier por teléfono. Hacía años que no hablaba. Me cogió y me dijo: 'Estás gordo, estás tóxico, estás feo, andas encorvado. Eres un trozo de mierda. No te lo voy a decir más. Haz lo que quieras, hijo'. Cuando tu madre te dice eso dentro de mí pasó algo. Estaba tirado en mi cama en casa y me revolvió. Y pensé que el día que la vieja no esté, que espero que sea dentro de mucho tiempo, no quiero que deje un trozo de mierda", decía en esa misma entrevista en ‘El Hormiguero’. Fue entonces cuando dejó el alcohol y las tres cajetillas que se fumaba al día. Perdió 30 kilos.

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