El bienestar de los niños y adolescentes es un asunto de lo más importante entre padres y madres. El cuidado de los hijos es clave para ellos. Aun así, la falta de conocimiento sobre el uso de dispositivos móviles, tecnología y pantallas es un problema para algunos de ellos. La psiquiatra y experta en emociones, Marian Rojas Estapé, ha compartido las claves para evitar problemas según su edad.
"El uso excesivo de pantallas en la infancia y adolescencia tiene un impacto multifactorial"
El uso de pantallas en niños y adolescentes es uno de los temas más recurrentes en las consultas de Marian Rojas. "¿Cuál es el tiempo recomendado? y ¿A qué edad pueden empezar a utilizar dispositivos?", son algunas de las resuntas más frecuentes. Por este importante motivo, ha compartido con sus seguidores la recomendación de la Asociación Española de Pediatría (AEP) para gestionar la situación de la mejor forma posible.
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"En su último informe, incluido en el Plan Digital Familiar, advierten que el uso excesivo de pantallas en la infancia y adolescencia tiene un impacto multifactorial, afectando áreas clave del desarrollo, la salud y el bienestar", señala la experta en su última publicación de Instagram. Lo cierto es que este problema es especialmente preocupante en edades tempranas ya que "los más pequeños están en etapas especialmente vulnerables y el abuso de pantallas puede provocar distintas complicaciones".
"Alteración en la calidad del sueño, problemas de atención y bajo rendimiento escolar, irritabilidad, aislamiento y baja tolerancia a la frustración o menos tiempo para el juego libre, la lectura y la conexión emocional real", son algunos de los más frecuentes y preocupantes. Aun así, Marian Rojas Estapé ha dejado claro que "el objetivo no es prohibir, sino enseñar a convivir con la tecnología de forma sana y consciente". "Nuestro papel como adultos es acompañar, guiar y educar también en lo digital", explica.
También ha destacado que la gestión parental es distinta dependiendo de las edades de los menores. "De cero a seis años cero pantallas. Ni móvil, ni 'tablet', ni televisión. En esta etapa, el cerebro está en pleno desarrollo y necesita juego libre. movimiento e interacción emocional real", explica. Aun así, ha señalado que "como excepción se pueden usar bajo supervisión del adulto para un fin concreto" como escuchar una canción o un cuento.
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La segunda franja de edad que destaca es de seis a doce años. "Máximo una hora al día. Hay que evitar el consumo pasivo y prolongado. Siempre con contenido adaptado a su edad, en compañía de un adulto y lejos del momento de la hora de ir a dormir", defiende. Según la experta en emociones, esta "es una etapa fundamental para crear hábitos". "Hay que fomentar las actividades deportivas, el contacto con la naturaleza, proteger el sueño, tener una alimentación saludable y cuidar las relaciones con niños de edades similares", puntúa.
La última franja de la que habla parte de los trece a los dieciséis años y la norma es clara. "Máximo 2 horas al día. Hay que incluir el tiempo escolar y los deberes en estas dos horas. Esta quizás es la edad más complicada de controlar" cuenta. En esta franja, los padres y las madres se enfrentan a un segundo problema. "Los niños ya tienen más autonomía y creen que ellos mismos tienen la capacidad de gestionar su tiempo". Por este motivo, "es importante instalar herramientas de control parental en sus dispositivos y revisar las apps instaladas".
El uso excesivo de los videojuegos entre jóvenes como adicción
Otro de los asuntos sobre los que ha reflexionado Marian relacionado con el control parental sobre pantallas son las adicciones. Este es uno de los grandes motivos por los que la supervisión adulta sobre dispositivos digitales es más importante que nunca. "Las adicciones es un tema sobre el que he investigado mucho en los últimos dos años. Es fundamental entender qué subyace en estos trastornos para poder ayudar, apoyar, prevenir y tratar. Es un tema muy serio de salud pública y, por lo tanto, tiene que ser motivo de prevención y divulgación", explica.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la adicción a los videojuegos es un problema de salud que se recomienda tratar limitando su uso. "Una persona adicta no ve más allá, no planifica, solo necesita saciar su necesidad de consumo. Toma decisiones inadecuadas y pierde la capacidad de gestionar su vida. No tiene control y no puede ver las consecuencias que tienen sus actos a largo plazo", explica la experta sobre este problema cada vez más frecuente.
"Una adicción comienza por la búsqueda de placer y, con el tiempo, deriva en la búsqueda de evitar esa inquietud. El adicto repite sin cesar una conducta hasta poner su vida en riesgo", añade. Por ello, "es fundamental que lo tengamos en cuenta a la hora de tratar a las personas adictas, ya sean familiares, amigos o pacientes".
"Puede ser que el origen y el primer consumo fuera en un contexto de desahogo o social, pero cuando el consumo se vuelve crónico los convierte en víctimas", asegura. Según Marian Rojas Estapé, este es el aspecto "más importante a la hora de plantear la prevención y el tratamiento". "A partir de cierto momento no son viciosos, sino víctimas de su propia droga", sentencia.