Para ser feliz hay que trabajar a diario. No se trata de algo innato y tampoco encontraremos la clave si pensamos en la meta como algo completo, eterno o que permanezca en lo que sentimos durante todo el tiempo. Así lo explica Arthur C. Brooks (60 años) en su curso sobre 'Liderazgo y felicidad' en la Escuela de Negocios Kennedy del complejo universitario ubicado en Cambridge.
Él mismo ha confesado que durante un largo período hasta su mujer se dio cuenta que mientras él ponía el acento en esta materia no parecía predicar con el ejemplo. Era "irónico", le decía y esa paradoja quizás fue un punto de inflexión para incorporarse a esos consejos que brindaba en sus conferencias.
El catedrático de la Universidad de Harvard ha insistido en las claves para que seamos más felices, teniendo en cuenta la satisfacción, el disfrute y el significado, siendo este último el más complicado si nos preguntamos qué sentido tiene nuestra propia vida.
Sobre nuestro enfoque de las relaciones sentimentales y la felicidad ligada al amor, también tiene mucho que decir y ha compartido una reflexión muy interesante en la que arranca con un 'spoiler' antes de responder a la pregunta: "¿Qué tipo de amor te hará feliz?". Algunas respuestas nos encontrarán a nosotros y es importante, primero, gestionar esa epidemia de la soledad creciente.
Antes del amor, gestionar la soledad
"La epidemia de soledad, particularmente entre los jóvenes, está vinculada al uso excesivo de dispositivos electrónicos", sostiene Arthur Brooks y así lo expresaba en una charla que compartía con la primera dama de Virginia (EEUU), Suzanne S. Youngkin, dentro de una serie de conversaciones de la Commonwealth.
Hay también un hueco para la paz en ese consejo y en lo que para el experto de Harvard es una completa necesidad: "Necesitas tranquilidad. Necesitas tiempo a solas. Necesitas estar libre de dispositivos. Y necesitas estar concentrado". Ese espacio se puede dar, incluso, en un paseo con uno mismo sin la compañía de nadie, antes de comenzar nuestro día a día. Un trayecto en el que se nos pueden presentar importantes respuestas.
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"Recibirás información que nunca antes habías tenido. Tu vida empezará a sentirse más tranquila y centrada, no porque hayas recorrido el camino hacia estas respuestas, sino porque finalmente te quedaste en calma y estas respuestas te encontraron", concluía en esa importante reflexión sobre la gestión de esos momentos de soledad sin un teléfono al lado.
Alejarse del amor apasionado y "permanecer en el amor"
"El amor apasionado, a menudo, secuestra nuestros cerebros de una manera que puede causar euforia o las profundidades de la desesperación", asevera Arthur Brooks, que nos invita a abandonar esa concepción para apostar por el camino que sería más correcto: "El secreto de la felicidad no es enamorarse; Es permanecer en el amor".
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El experto considera que "el amor de compañerismo se basa en la comprensión mutua, el afecto y la amistad profunda en lugar de los altibajos emocionales del amor apasionado", con lo que deberíamos huir de esa vía más tóxica para jugar en un terreno de organicidad en la que todo fluya sin estar en una montaña rusa de emociones.
"Las investigaciones muestran que las personas que ven a su cónyuge como su mejor amigo experimentan un bienestar mucho mayor que las que no lo hacen", secunda el mayor experto en felicidad de la Universidad de Harvard.
Su propio ejemplo de amor y felicidad junto a su esposa
Arthur Brooks habla en primera persona y comparte su ejemplo junto a su mujer, que es española y con la que tuvo que esquivar en un principio la barrera del lenguaje: "Cuando me enamoré por primera vez de mi esposa, fue un torbellino de pasión y emoción. Ni siquiera hablábamos el mismo idioma, pero estaba decidido a hacer que funcionara".
En un primer momento, continúa narrando, se sentía más identificados con quienes quieren sentir esa adrenalina de la pasión, pero ahora se ha dado cuenta de que la clave está muy lejos de ese extremo: "No me habría gustado la idea del "amor de compañía", estaba persiguiendo una aventura romántica. Pero 35 años después, puedo ver claramente que es nuestra amistad lo que ha hecho que nuestro matrimonio sea exitoso y satisfactorio".
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El profesor considera que sí puede haber sido esa "pasión" lo que construyera en un principio la alianza junto a su esposa, pero décadas después hay otros factores bien distintos que han hecho esa unión tan fuerte: "La profunda conexión, la confianza y el compañerismo que hemos construido es lo que nos sostiene".
Los tres puntos claves para una felicidad duradera en las relaciones
El catedrático de Harvard ha compartido en su propia red profesional un aprendizaje: "El secreto de la felicidad en las relaciones no se trata solo de permanecer juntos; Se trata de gustarse genuinamente y crecer juntos como amigos". Con esto, vuelve a reforzar la idea de que la amistad se coloque en lo más alto de las prioridades.
Para que la felicidad sea duradera en nuestras relaciones, Arthur Brooks habla de tres claves fundamentales:
- "Prioriza la amistad"
- "Enfoque en el compromiso a largo plazo"
- "Tienes amigos fuera de tu matrimonio"
Como vemos una vez más, la idea de ser "amigos" por delante de novios, amantes o matrimonio ocupa la primera posición, porque supone que pueda florecer una relación más "satisfactoria" e implica que haya una mayor diversión compartida, con dosis de apoyo y ser el bastón el uno del otro.
En el segundo 'tip' hacemos hincapié en no dejar que muera nuestro vínculo por el mero hecho de que pueda disminuir la pasión que se pueda dar en un inicio. Se trata, dice el catedrático, de construir "una relación basada en el respeto mutuo y las experiencias compartidas". "Descubrirá que el afecto más profundo del amor de compañía conduce a una mayor felicidad con el tiempo", añade.
Por último, aunque no por ello menos importante, habla de que haya también amigos externos o ajenos a la pareja, dado que "las investigaciones muestran que las personas que tienen al menos dos amigos cercanos, incluido uno fuera de su matrimonio, reportan una mayor satisfacción con la vida y niveles más bajos de depresión".