La infelicidad de la princesa Margarita, hermana de Isabel II, atrapada en un matrimonio desdichado

La reina, que no quería escándalos en la familia, les obligó a seguir juntos: "¡Fingid ser felices!"

Montse Jolis

Periodista especializada en corazón y sociedad

Actualizado a 13 de marzo de 2024, 18:39

Archivo Lecturas
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La tremenda crisis institucional que está viviendo actualmente la monarquía británica, con todo lo que sucede alrededor de Kate Middleton y su salud, y las mentiras con las que intentan tapar la realidad, tienen en vilo –y bastante enfadados– a la prensa y a los ciudadanos de aquel país.

No solo crece la preocupación por el estado de salud de la princesa de Gales, sino  también el hecho de que se les esté ocultando la verdad da pie a todo tipo de especulaciones. Si tenemos en cuenta que Carlos III, actual monarca, padece cáncer y la sucesión de la corona podría estar más próxima de lo que se desearía, que los príncipes de Gales –los herederos– estén poco menos que desaparecidos en combate pone a la monarquía inglesa en el filo de la navaja.

Una monarquía plagada de escándalos

Por supuesto, no es este el único escándalo en el que se ha visto envuelta la monarquía del Reino Unido. No hace falta remontarse al siglo XVI cuando Enrique VIII provocó un cisma con el papa de Roma porque no le dejaban casarse con Ana Bolena. No, no hace falta. Ya más cercano a nuestros días, en el siglo XX, otro rey, Eduardo VIII, tío de Isabel II, renunció al trono para casarse con la divorciada Wallis Simpson, lo que hizo tambalear la monarquía a mediados de los años 30.

El padre de Isabel II, Jorge VI, salvó la situación provocada por su hermano y, pese a no querer ser rey, cumplió su misión y fue un rey muy querido por su pueblo. Su inesperada muerte en 1952 hizo que su hija mayor, Isabel, accediera al trono con apenas 25 años.

 

Jorge VI, la reina Isabel, y sus hijas Isabel y Margarita.

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El largo reinado de Isabel II, fallecida en septiembre de 2022, consolidó la monarquía en el Reino Unido. Eso no significó, ni mucho menos, que las aguas discurrieran plácidas por el palacio de Buckingham. Las correrías de su marido, Felipe de Edimburgo, la sombra alargada de Camilla Parker-Bowles, la trágica muerte de Lady Di, y los escándalos protagonizados por Andrés de Inglaterra o el príncipe Harry, son solo algunos de los muchos episodios vividos –¿o habría que decir sufridos?– por la familia real británica.

Fue durante el reinado de Isabel II cuando su hermana Margarita, la hija menor de Jorge VI y la Reina Madre, también protagonizó varios momentos que colapsaron la línea trazada por Isabel, que intentaba continuar con la labor iniciada por su padre. Margarita, como muy bien retrata la serie 'The Crown', fue una joven ociosa, amante de las fiestas de sociedad, sin ninguna misión importante en la vida y dotada de una afilada lengua y un sentido del humor que podía llegar a ser muy hiriente. Pero era la hermana pequeña de Isabel y la reina siempre sintió debilidad por ella, por lo que la protegió hasta el último día de su vida.

Enamorada de una persona no adecuada

Divertida y mordaz, la princesa Margarita era muy popular entre la alta sociedad londinense. Finalizada la Segunda Guerra Mundial, en 1945, Margarita se enamoró del coronel de aviación Peter Townsend, que estaba casado. A la muerte de Jorge VI, y ya con Isabel en el trono, Townsend consiguió el divorcio de su esposa y pidió en matrimonio a Margarita, que entonces solo tenía 22 años.

La iglesia anglicana se opuso totalmente a esa unión por ser Townsend un hombre divorciado –se repetía la historia de Eduardo VIII y Wallis Simpson– y la sociedad británica entendió que no era el hombre adecuado para la joven princesa.

 

Margarita y Peter Townsend.

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Fue una gran decepción amorosa para Margarita, quien nunca llegó a ser totalmente feliz en el amor. Su vida estaba limitada por ser la hermana de la reina, pero tampoco tenía ninguna función específica como miembro de la casa real. En ese sentido, Margarita sentía que vivía una vida vacía.

Boda con lord Snowdon

Margarita de Inglaterra se casó el 6 de mayo de 1960  en la abadía de Westminster con el plebeyo Anthony Armstrong-Jones, fotógrafo de profesión y físicamente muy atractivo. Con su boda, la reina le otorgó el tratamiento de lord Snowdon. Pese a haberse convertido en miembro de la familia real, nunca dejó su profesión de fotógrafo.

La boda se celebró el 6 de mayo de 1960.

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De su matrimonio nacieron dos hijos, David (62 años) y Sarah (59 años). Ambos llevan una vida discreta pese a ser primos hermanos del rey Carlos III. David, más conocido como vizconde Linley, es ebanista y restaurador de muebles, y actualmente preside la galería de subastas Christie's de Londres. Divorciado en 2020, es padre de dos hijos, Charles y Margarita. Sarah es pintora y tiene dos hijos, Arthur y Samuel.

 

Margarita y lord Snowdon, con sus hijos David y Sarah.

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El matrimonio se viene abajo

En 1971, la revista Lecturas relataba la desdicha de Margarita en su matrimonio con lord Snowdon. "El matrimonio de la princesa Margarita y Tony Armstrong-Jones, conocido como lord Snowdon, se viene abajo. Tras 11 años casados, la pareja vive en un bucle de peleas, desplantes e infidelidades", decía la revista.

"Recientemente, se ha descubierto que Tony mantiene una aventura con una joven 16 años más joven que él", recogía Lecturas. Según publicaba la revista "todo salió a la luz mientras Tony se restablecía de una operación realizada como consecuencia de la poliomielitis que sufrió de joven. Pese a que se había afirmado que Margarita estaba a su lado, lo cierto es que la hermana de la reina se hallaba en Sandringham y Tony en Londres, recuperándose en compañía de lady Jacqueline, una joven de 24 años, hija de los marqueses de Reading, con la que se ve desde hace tiempo".

"¡Fingid ser felices!"

No era la primera infidelidad del matrimonio ni por parte de él ni de ella. En el pasado, Margarita tuvo un 'affaire' con Robin Douglas-Home. El hombre, según relata la revista Lecturas, "se suicidó en 1968, 18 meses después de que ella lo abandonara".

Sin duda fueron los primeros escándalos que vivió Isabel II en su larguísimo reinado. Ya entonces, la reina quiso poner orden en su todavía corta familia, de modo que suplicó a su hermana y a su cuñado que reaparecieran en público para acallar los rumores de crisis. "¡Fingid ser felices!", les ordenó.

La reina no quería divorcios en la familia real –ni imaginaba entonces lo que vendría algunos años después– y les obligó a seguir juntos. Tony, por su parte, restaba importancia a sus riñas conyugales en una entrevista: "Cuando nos peleamos ponemos la radio alta y nadie nos oye", declaró. Muy inglés.

Su último gran amor

El divorcio, pese a los deseos de Isabel II, no tardó en llegar y en 1978, Margarita y Tony se separaron definitivamente. La princesa tuvo varios amores más en su vida, entre ellos  Anthony Barton, amigo de lord Snowdon, y se cuenta que tuvo romances con el vocalista de los Rolling, Mick Jagger, y los actores Peter Sellers y Warren Beauty.

Margarita y Roddy Llevellyn, su último gran amor.

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Su último gran amor fue Roddy Llevellyn, un jardinero 17 años menor que ella, quien logró sacarla de su profunda depresión. Estuvieron juntos durante ocho años en una relación que también supuso un gran escándalo en Reino Unido.

El alcohol y el tabaco deterioraron la salud de la princesa en las dos últimas décadas de su vida. Murió a los 71 años, después de sufrir un accidente cardiovascular, el último de los varios que padeció en los últimos años de su vida.

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