Las investigaciones sobre medicina son cada vez más avanzadas y, en consecuencia, establecen un pronóstico más positivo para las enfermedades que se padecen. Esta vez, la Universidad de California en los Ángeles (UCLA) en Estados Unidos ha descubierto un método que puede diagnosticar el riesgo de sufrir un ictus. El modelo matemático que genera establece la puntuación de probabilidades desarrolla a raíz de un simple análisis en la sangre de las personas. El sencillo método podría salvar vidas a corto y largo plazo con la prevención de sufrir accidentes cerebrovasculares u otro tipo de lesiones cerebrales vinculantes.
Un análisis de sangre capaz de salvar vidas
Tras varios años de investigación, la Universidad de California en los Ángeles (UCLA) en Estados Unidos ha descubierto un método capaz de diagnosticar el riesgo de sufrir un ictus. Un método tan siempre como el análisis de sangre podría ayudar a determinar quiénes tienen una mayor probabilidad de sufrir un deterioro cognitivo o un accidente cerebrovascular. El estudio, que revela el gran avance, ha sido publicado en la revista ‘Stroke’. Según explica, determinó que las concentraciones de una red de moléculas inflamatorias en la sangre podrían permitir a los médicos calcular un nivel de riesgo según los vasos cerebrales. Es decir, aquellos elementos que causan accidentes cerebrovasculares más habituales en personas mayores.
Según Jason Hinman, principal autor del estudio, hasta el momento los médicos determinaban la posibilidad de sufrir un ictus a través de elementos como resonancias magnéticas, variables demográficas, antecedentes familiares y factores de riesgo. Además, el experto señala que solo se podía predecir una vez que el paciente había sufrido ya un derrame cerebral u otro episodio similar. Ahora, el modus operandi de los análisis es mucho más sencillo, ya que se encarga de medir las concentraciones de moléculas inflamatorias en la sangre. Además, este estudio se puede realizar sobre pacientes que todavía no han sufrido un episodio cerebrovascular.
En consecuencia, los médicos pueden medir el riesgo de quienes tienen una mayor probabilidad de sufrir un posible accidente cerebrovascular. El investigador Jason Hinman asegura que “de la misma manera que uno usa las pruebas de colesterol para evaluar el riesgo futuro de sufrir un ataque cardíaco, no existe algo así para estimar el riesgo futuro de sufrir un accidente cerebrovascular”. “Creo que podemos hacerlo con algo tan simple como un análisis de sangre que, en teoría, puede permitir un acceso más amplio al mejor nivel de atención y no encerrarlo detrás de estudios de imágenes avanzados y evaluaciones de especialistas", señala Jason Hinman.
El revelador estudio
El estudio elaborado por la Universidad de California en los Ángeles (UCLA) en Estados Unidos se ha centrado en una red de moléculas inflamatorias biológicamente conectadas llamadas ‘red de interleucina-18’. La red incluye moléculas de señalización y proteínas que se utilizan para combatir infecciones. Además, la unión de estas moléculas puede mutar como respuesta a otras afecciones como trastornos autoinmunes o la gripe. El estudio parte del año 2020, cuando Jason Hinman junto a otros investigadores de la Universidad de California determinaron que seis moléculas de la red estaban asociadas a la presencia de lesiones cerebrales vasculares.
A raíz de este descubrimiento, el investigador trabajó para determinar el riesgo de un paciente de sufrir un accidente cerebrovascular. Aunque el estudio supone un avance prometedor sobre la predicción de los ictus, todavía no está del todo claro si se puede reducir o codiciar la puntuación que establece el riesgo de cada paciente. Según el investigador Jason Hinman, el desafío reside en el espacio de atención primaria. "Eso es lo que todos estamos interesados en hacer: prevenir un derrame cerebral incluso antes de que ocurra", explica.