Qué es la ‘emetofobia’, el trastorno de ansiedad que afecta a millones de personas

Solo el 1% de quienes padecen este temor irracional conocen su existencia

Alicia Alarcón
Alicia Alarcón

Redactora digital de Lecturas

Emetofobia
PEXELS

Algunas de las fobias más comunes surgen del miedo a las arañas, a los espacios pequeños o incluso a los payasos, aunque muchas personas que las padecen ni siquiera son diagnosticadas. Es el caso de la mayoría de las personas que sufren emetofobia. Aproximadamente, el 6% de la población la padece, aunque solo el 1% conoce su existencia. El miedo irracional a vomitar puede ser diagnosticado por sintomatología física, conductual o cognitiva.

Qué es la ‘emetofobia’

Entre las innumerables fobias que padece la población se encuentra la emetofobia y es más común de lo que parece, aunque no todo el mundo es consciente de que la sufre. Aproximadamente, el 6% de la población la padece y solo un 1% conoce la existencia de este temor irracional. Es cierto que, el acto de vomitar es no es demasiado agradable para nadie, pero quienes padecen emetofobia sienten, especialmente, un gran temor a esta experiencia. Es decir, las personas emetofóficas experimentan mucha ansiedad a la hora de vomitar.

Esta fobia puede llegar a ser muy dañina a nivel psicológico y afecta negativamente sobre la vida de quienes la sufren, aunque en distintos grados dependiendo de cada caso. Según los expertos, que han estudiado esta fobia, es un trastorno de ansiedad que hace que las personas teman a vomitar y, también, sienten miedo a que otros lo hagan. De hecho, en la medida de lo posible, suelen evitarlo. Para ello, hay quienes intentan contenerse, ya que el acto de vomitar puede ser muy traumático.

La emetofobia está catalogada en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales como una fobia específica. Según explica la psicóloga sanitaria y terapeuta Alejandra Hernández en su blog de psicología, la emetofobia “es cuatro veces más frecuente en las mujeres que en los hombres”. En los casos más graves, quienes sufren este trastorno de ansiedad tienden a adoptar un estilo de vida diferente al normativo que está, habitualmente, relacionado con algún tipo de trastorno de la conducta alimentaria. En los peores casos, la emetofobia puede derivar en otros trastornos más graves como son la anorexia nerviosa, la agorafobia o el trastorno obsesivo-compulsivo.

Los síntomas de la 'emetofobia'

La emetofobia se manifiesta provocando nerviosismo, un ritmo cardíaco acelerado, sudoración o rigidez muscular. Son algunos de los síntomas que puede provocar cualquier otro trastorno de ansiedad. En los casos más graves se pueden manifestar náuseas, cefaleas y vértigos. Además, no solo presenta síntomas físicos, también afecta a nivel psicológico con pensamientos intrusivos, irracionales y obsesivos sobre lo que opinará el resto e incluso puede generar temor a no encajar en la sociedad. Su sintomatología puede manifestarse de forma física, conductual o cognitiva. En cualquier caso, sea cual sea el síntoma debe consultarse con un médico para encontrar una solución. Uno de los tratamientos más comunes es la terapia.

Todavía no existe una causa exacta que justifique la emetofobia en todos los casos, aunque los expertos la suelen asociar a una experiencia traumática del pasado relacionada con el vómito. Por este motivo, es común que quienes padecen emetofobia sea desde edades muy tempranas. Otra de las causas podría señalar a una experiencia de aprendizaje observacional o informativo. Es decir, leer sobre situaciones que involucren al vómito o presenciar escenas traumáticas en ficción. Según apunta la psicóloga sanitaria y terapeuta Alejandra Hernández en su blog de psicología, la emetofobia “otra teoría es que los genes u otros factores biológicos podrían ser un desencadenante en esta fobia”. Por ello, algunas investigaciones sobre la emetofobia señalan que ciertas personas nacen con una susceptibilidad genética a desarrollar trastornos de salud mental asociados a la depresión, fobias o ansiedad.

Cómo se vive la ‘emetofobia’

Pablo, un joven de 33 años que padece emetofobia, asegura que apenas ha vomitado en su vida. “Me da miedo hacerlo, sobre todo si estoy solo, me da desconfianza, siento como que no puedo…”, explica. Pablo asegura que en los momentos en los que ha tenido que vomitar ha necesitado ser asistido por alguien, ya que no era capaz de hacerlo solo. “Una amiga tuvo que asistirme una vez en una noche en la que estaba perjudicado. Recuerdo de pequeño que mi madre y mi abuela también tenía que hacerlo si me ponía malo”, explica.

Pablo asegura que, en su caso, sí puede controlar el impulso de vomitar. “Siento que mi cuerpo puede controlarlo”, señala. Aunque el temor que sufre Pablo a vomitar le afecta solo a él, asegura que empatiza mucho cuando presencia a otra persona vomitando. “Empatizo mucho con el sufrimiento de esas personas cuando vomitan porque sé lo que supone para mí”, detalla. Es un trastorno que a Pablo no le interfiere en el desarrollo de su día a día, pero si ha tenido que enfrentar a situaciones que le han generado mucho estrés o ansiedad relacionadas con el acto de vomitar cuando su cuerpo lo ha requerida.