En la localidad de Cheshire, Inglaterra, ha sido recientemente sentenciado un hecho que supera a cualquier película de terror producida hasta la fecha. Una mujer ha sido condenada a siete años y medio de cárcel por ‘negligencia extrema’ tras encerrar a su hija durante casi tres años en un cajón debajo de su cama, en deplorables condiciones de abandono y aislamiento.
Según han explicado en ‘Antena Tres Noticias’, la niña -fue encontrada a pocos días de cumplir los tres años- había conseguido sobrevivir sin socializar con nadie, ni siquiera sus propios hermanos, y también sin ver en ningún momento la luz natural. El hallazgo hay que ‘agradecérselo’ al novio de esta, quien la encontró bajo la cama una mañana que estaba solo en la vivienda de la sentenciada. Escucho el ruido del horror: cuando abrió el cajón de que provenían los inquietantes sonidos observó la desagradable sorpresa.
Una niña extremadamente desnutrida y en un estado físico increíblemente malo. Incluso deformidades y fuertes sarpullidos recorrían su pequeño cuerpo, pues hay que tener en cuenta que su tamaño se fue adaptando a ese cajón de las ‘torturas’ bajo el somier de su madre. Parecía con tres años un bebé de, aproximadamente, entre tres y diez meses.
La madre no mostró ningún arrepentimiento ante los trabajadores sociales
Sin una muestra de arrepentimiento. Colofón que convierte al caso en un desgraciado suceso todavía más cruel y retorcido. Tras la denuncia del novio de la condenada, rápidamente llegaron a la casa los agentes sociales. La madre y 'carcelera' de la niña les recibió con total frialdad y sin ningún nerviosismo ante tan macabro descubrimiento.
Por ejemplo, a la pregunta clave -dónde estaba escondida la niña- la progenitora de esta respondió sin temblarle la voz y con total normalidad: “En el cajón". Probablemente, las primeras caras que esa niña, cuyo destino ha sido un infierno durante sus primeros tres años de vida, ha visto además de la de su mala madre y el novio de esta. Hoy, suponemos, que exnovio de esta después de tan odioso descubrimiento.
Solo le dio de comer galletas de trigo líquidas mediante jeringuilla
Durante el juicio, la madre ha tenido que relatar en primera persona como cometió durante tanto tiempo el delito tan grave de tener como rehén a su propio bebé dentro de un pequeño cajón de la habitación. Para comer, galletas de trigo líquidas mediante jeringuilla. Solo eso. Y hay más: ni en una sola ocasión la llevo al pediatra.
Así pues, la falta de asistencia médica -la mujer no buscó tratamiento para su labio leporino, entre otras dolencias de la niña- y la clara desnutrición de la menor verbalizada por su propia ‘carcelera’ ha dejado en silencio a una sala en la que la magistrada del caso ha descrito tal abuso como "algo tan malvado que desafía la realidad".
Las razones, según su propio testimonio en el estrado, tan 'inverosímiles' como el grave suceso contra la libertad de su propia hija menor. Declaró que se sintió "muy asustada" al ser de nuevo madre. Motivo que, desde luego, no ha supuesto que el juez minimizase la pena impuesta por el delito perpetrado.
No sabía ni cómo se llamaba, explica, por otro lado, la familia de acogida de la víctima que hoy por hoy por fin recibe el calor de personas que quieren que la niña olvide lo antes posible su cruel pasado. Los especialistas prevén que el periodo de adaptación será largo y difícil. Y también para todos los británicos, a los que les cuesta creer tanta maldad en una sola persona.