Cuando hablamos de personas que son incapaces de enfadarse o de mostrar ese enfado a las personas con las que ha pasado algo que les ha disgustado, acudimos frecuentemente al término "Alexitimia". Si bien ese desorden tiene como consecuencia laincapacidad para reconocer y expresar las emociones, hay otros factores que influyen en ese silencio por el que optan quienes aparcan la rabia o la ira, colocando una sonrisa por respuesta, cuando en realidad hay una situación ante la que están molestos.
En Lecturas hemos hablado con el psicólogo Santi Santamaría, quien nos explica qué hay más allá de ese trastorno, ya que a veces tendemos a diagnosticar o quedarnos únicamente con lo que podría ser la punta del iceberg. Hay matices, tanto en lo que se refiere a la 'Alexitimia' como en lo que tiene que ver con la educación emocional, lo que no hemos entrenado y el miedo a esa reacción o respuesta que podemos encontrarnos en frente cuando le digamos a alguien que estamos enfadados por algún motivo.
La 'Alexitimia' y la incapacidad para expresar emociones
"La Alexitimia es un desorden neurológico que provoca la incapacidad para poder controlar y reconocer las propias emociones y, en consecuencia, imposibilita la expresión emocional de la persona que sufre esta afectación", resume su explicación el portal especializado 'Psicología y mente'. A pesar de que ese puede ser un condicionante y, de hecho, lo es en algunos casos, en general "tenemos mucho afán por diagnosticarlo todo", nos dice nuestro psicólogo Santi Santamaría, que aterriza el concepto en el sentido que "en el caso de la Alexitimia no eres consciente de la emoción".
También puede ocurrir que sí detectemos una emoción y, sin embargo, no podamos sacarlo hacia afuera: "Tenemos miedo a expresarlo y es algo que sucede". Por ello, es importante atender a los matices, ya que el experto especifica que "hay gente que no sabe lo que siente hasta que pasa un tiempo y es normal que al no tener una causa clara de -¿Por qué nos pasa esto?- tengamos períodos de no reconocerlo".
Además, quiere hacer un "guiño al positivismo tóxico", ya que ahí "no cabe alguna emoción que nos puede afectar de forma "negativa", hacemos 'skip or escape' (saltar o escapar) a aquellas situaciones que, al evaluarlas, nos puedan hacer sentir aquellas emociones que son castigadas en el orden social". Cuando Santamaría compartía en Lecturas su profundo análisis de la secuela de 'Inside Out' ya ponía el acento en ese falso deber de "no estar triste", cuando observaba en la cinta una "una crítica implícita a toda una generación, que es como que hemos evitado mostrar las emociones desagradables".
El entrenamiento para expresar lo que sentimos y hacerlo con asertividad
"No estamos entrenados para poder expresar lo que sentimos y hay emociones que están castigadas socialmente, el enfado, la tristeza e incluso los celos. No podemos reconocernos como celosos por una cuestión de ego y de "falsa toxicidad"", asegura Santi Santamaría, que ve aquí otro factor fundamental que influye en esa incapacidad de algunas personas para enfadarse y, en definitiva, lo que significa según la psicología que pase eso. "Las emociones no son buenas, ni malas", insiste el psicólogo, ya que "su función", quiere hacer especial énfasis, "es ayudarnos a responder ante los sucesos y eventos de nuestra vida. Nos ayuda a conectar a nuestro interior con nuestro exterior".
Además, cuando expresamos lo que sentimos y, en este caso, nuestro enfado, "hay una consecuencia, que es una respuesta que puede no ser cómoda", lo que nos lleva a ese "miedo que puede estar mediado por la reacción que pueda tener la otra persona, así como en la forma con la que lo expresamos".
Para eso, hay que elegir el momento y hacerlo con habilidades que nos permitan comunicarlo sin agresividad y de una forma sana, pero es algo en lo que tampoco hemos tenido una formación a lo largo de nuestra infancia o adolescencia temprana: "Insisto en que no se nos ha educado en asertividad y los términos de responsabilidad afectiva han sido incluidos en nuestra terminología desde hace poco tiempo". "Somos también responsables de como puede influir lo que decimos al otro", añade el experto.
Hay otra cuestión importante que aterrizar en la explicación que hay detrás de esa imposibilidad que presentan algunas personas y es "la incapacidad para poner límites y decir "no", o de reconocer ante el otro todo lo que nos afecta". En definitiva, son varias las causas y es importante que encontremos el camino para que podamos sacar afuera todo lo que nos preocupa, pero a veces no es fácil y se trata de ir adquiriendo, poco a poco y con ayuda, herramientas que nos permitan detectar, canalizar y exteriorizar las emociones, sin utilizar etiquetas, -negativas o positivas- que influyan para que las guardemos o no dentro de un cajón.