En España, son miles de individuos los que tienen manías que forman parte de su personalidad y los hace únicos. Es decir, esos rituales que cada persona lleva a cabo de forma voluntaria y que se nos colocan entre ceja y ceja en algún momento determinado de nuestra vida. Algunos de ellos pueden ser considerados, incluso, una afición. Según los expertos, esta actitud no debe confundirse con el TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo). A diferencia de las manías, el TOC no se puede controlar. De hecho, es una condición que puede llegar a deteriorar la calidad de vida de la persona que la padece. Es curioso que, la mayoría de las manías, son de lo más peculiares. Este medio ha consultado algunos de los ‘rituales’ de los compañeros de redacción. Uno de ellos asegura que no puede permitirse tener ni un solo pelo del entrecejo. “Si veo números repetidos, choco las manos conmigo misma”, señala otra de nuestras compañeras. También, una de ellas asegura que debe dejar las chanclas de casa colocadas siempre cerca de la mesita de noche.
Qué es la ‘tricotilomanía’
Aunque estas manías, a priori, no suponen ninguna dificultad o problema de salud, otras de ellas pueden convertirse en una dificultad o en un TOC en el tiempo. Es el caso de quienes comienzan tocándose el pelo por aburrimiento o por entretenimiento. Este comportamiento en las ocasiones muy recurrentes, compulsivas y dañinas reciben el nombre de ‘tricotilomanía’. Se tarta de una conducta lleva a quienes lo padecen a estirar sus mechones de pelo e, incluso, a arrancarlo por la raíz. De hecho, este comportamiento repetitivo se detecta con la escasez de pelo en ciertas zonas del cuero cabelludo. Es habitual que no se base solo en el pelo del cuero cabelludo, ya que también puede afectar a toras zonas del cuerpo y, sobre todo de la cara. Es el caso de las cejas, el bigote, la barba , las pestañas o el pelo de los brazos. Según 'Child Mind Institute', al menos el 2% de la población padece este trastorno.
En ocasiones, la tricotilomanía puede ser difícil de diagnosticar y no es hasta momentos muy avanzados que se detecta. No existe una causa concreta, aunque en muchos casos se asocia a estados de ansiedad. En otros de ellos se produce por cansancio, malestar, aburrimiento o mero entretenimiento. Aun así, la primera de las causas suele ser la más habitual. Tal y como señalan los expertos, la tricotilomanía se puede presentar en niños y, por ello, debe ser vigilada cuidadosamente. De hecho, al parecer, es muy común en las edades más tempranas. La edad clave se sitúa entre los 9 y 13 años. Es decir, en pleno periodo de desarrollo. No obstante, es un comportamiento repetitivo que se puede producir también en personas adultas, aunque suele ser menos frecuente.
Eso sí, si aparece, puede derivar como un síntoma de estrés o inquietud ante situaciones de extrema preocupación. Es el caso de quienes están a la espera de recibir una noticia muy importante o quienes han recibido un golpe emocional entre otras situaciones. Al igual que puede padecerse de tricotilomanía, una persona que vive bajo mucha presión puede desarrollar otro tipo de trastornos. Según los expertos, esta conducta no debe confundirse con el trastorno dismórfico corporal. Es decir, quienes tienen este comportamiento no se arrancan el pelo por razones estéticas o porque no estén cómodos con su cantidad de pelo. Simplemente, es una actitud automática que puede aparecer en esos momentos de tensión o ansiedad ya mencionados. La primera consecuencia es evidente y provoca una apariencia desigual en cuanto a la densidad de pelo. Aun así, existen muchas otras que pueden derivar en problemas más graves.
Los problemas de tocarse el pelo
Toda agresión al pelo, por pequeña que sea, tiene efectos negativos sobre el mismo, ya que no es un hábito natural. Entre las consecuencias más comunes de tocarse el pelo se encuentra la aparición de nudos. Es evidente que cuanto más se manipulan los mechones del pelo, más se frotan entre sí y, por lo tanto, más se enredan. De hecho, deshacer los nudos del pelo no es nada fácil y los estirones que se llevan a cabo para terminar con ellos son dañinos para el cabello. Entre otras consecuencias de manipular constantemente el pelo se encuentra la aparición de suciedad. Según los expertos, cuanto más nos tocamos el pelo, más graso se vuelve. Aunque parezca una simple conducta sin demasiada importancia, la tricotilomanía puede convertirse en un grave problema de salud si no se trata a tiempo. Este comportamiento puede favorecer la caída del pelo y, en el peor de los casos, puede terminar en calvicie. Se recomienda que, en los casos más graves o preocupantes, se consulte a un experto para solucionar el problema. En algunas ocasiones, este trastorno se puede solucionar con apoyo psicológico, mientras en otras se recurre al tratamiento farmacológico.